Noticias 2009

Septiembre 15 de 2009
Dora Ramírez, una explosión de color

• Con un libro y una exposición tituladas El vuelo del arte, EAFIT hace un homenaje a la vida de esta pintora.
• El texto se presenta este jueves en la Fiesta del Libro de Medellín. Habla de su obra, una biografía ampliada, e incluye artículos de Óscar Hernández y Juan Diego Mejía.

La quinta edición de la Rueda de Negocios de Como “un resucitar”, como si hubiera vuelto a nacer, como un psicoanálisis… Así define Dora Ramírez la exposición y el libro que esta semana presenta la Universidad EAFIT en homenaje su vida y obra. “Usté no se imagina lo que he gozado y encontrado buscando fotos de cuando estaba chiquita, con los hijos… cosas que había olvidado por completo. Uhmm, las cosas que he rescatado, que se me habían olvidado. Es como armar un rompecabezas. Me da mucha alegría, mucha felicidad”. 

Y entre risas que van y vienen prosigue la pintora: “Esto ha sido un camello muy grande… Un año largo de trabajo, todos los días pensando en lo mismo. Pero yo en ningún momento he dicho qué jartera, sino que siempre he dicho ¡Ay que es esta dicha! ¡Qué felicidad! ¡Ay estoy tan contenta!... Que ni que me fuera a casar… ¡Qué es esta dicha, qué es esta dicha!”.

Fue hace un año cuando Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, le comunicó la intención de hacer un libro y una exposición, y la artista por “decencia” no empezó a vociferar. “Pero lo único que me dieron fueron ganas de gritar. Esto me llega cuando ya no lo esperaba”, expresa Dora Ramírez y agrega: “Uno no cree en uno. En estos días me decía a mí misma: ve yo como que sí sé pintar”.

Ayer, el salón de la entrada de su casa estaba lleno de cuadros a la espera del camión que los llevaría al Centro de Artes de la Universidad donde, desde  el próximo viernes 18 de septiembre,  65 obras estarán expuestas durante un mes. La retrospectiva más grande que se haya hecho de la artista en cualquier galería y museo de la ciudad y el mundo.

María del Rosario Escobar Pareja, coordinadora de Extensión Cultural de EAFIT, comenta que la Universidad viene haciendo esta labor de recopilación de la obra de artistas que han sido importantes para la historia de la ciudad, para que este legado sea entregado por las viejas generaciones a las nuevas.

Desde hace dos años se le viene dando vueltas al tema de la presencia de la mujer en las décadas del sesenta, setenta y ochenta en la pintura antioqueña. No son exposiciones de género, pero sí hablan del tema.

En el caso de Dora Ramírez, resalta María del Rosario, son obras muy íntimas, “el arte la coge por asalto en el patio de la casa, con los niños alrededor”.

Y lo corrobora la artista cuando cuenta que pintaba en una esquina de su casa, de acuerdo con la luz del sol movía el caballete. El estudio era abierto, al aire libre. Su casa quedaba en Caracas entre Sucre y El Palo. Todo el que pasaba por allí y quería entrar, entraba y opinaba sobre lo que estaba pintando. A veces les hacía caso. Los hijos jugaban en el patio, el balón de Joche, el chiquito, con frecuencia iba a caer al frasco de los pinceles… “En las Bienales me daban las dos de la mañana pintando en el patio, hasta que el frío me echaba…”

Dora Ramírez es color
Cuando a Dora Ramírez le regalan una cosa lo primero que pregunta es “¿y de qué color es?” Ella siente el color, adora el color. “Para mí el color es una emoción. Yo estudié seis años de Arte y había tenido antes otros maestros, pero el color yo no lo aplico por la teoría que conozco, sino por impulso. Por ejemplo, cuando pinté el Valentino, que está en el Museo de Antioquia, yo decía si no pongo este amarillo aquí me reviento. Es una chaquetica y se lo puse y quedó de lo más bueno… Porque las cosas que uno siente salen. No es por la teoría del color, el color lo siente uno”.

Si se le pregunta cuándo empezó a pintar dice que desde antes de nacer y evoca momentos de su infancia. “Yo tuve una niñera que llegó casi a los cien años y ella me decía: ‘ellos por ahí jugando’ (éramos cuatro hermanos) ‘y usted leyendo y pintando, leyendo y pintando’…. A mí me encantaba pintar y mi papá que era muy artista y dibujaba, hacía unas acuarelas preciosas, me fomentaba el baile y la pintura. Él me enseñó cosas básicas como por ejemplo cómo se hace una circunferencia, apoyando el dedo aquí, cositas que aparentemente son triviales pero que son claves en la vida”.

Sus maestros fueron Eladio Vélez, la madre Ávila, Eduardo Rodríguez, Aníbal Gil y cuenta la anécdota de sus clases los sábados en la tarde con  la señorita Pepa Ríos: “Una solterona, de esas tranquilas, me sacaba un bebé… Es que todavía me acuerdo… Un bebé así con la cumbamba, con todos los gorditos… para que lo copiara. Cuando fui profesora de niños por más de 20 años, yo les decía no copien. ¡Póngales tres ojos si quieren, seis dedos, porque aquí vamos a hacer locuras y a jugar! El arte es un vuelo donde uno se tiene que sentir libre. A los niños no se les puede cortar la libertad”.

“La obra de Dora Ramírez es un homenaje al vivir”, afirmó el crítico de arte cubano José Gómez Sicre cuando llevó la obra de esta pintora al museo de la OEA en Washington.

El tango su otra pasión
En los últimos años se ha dedicado más a su otra afición: el baile del tango. Para ella esta historia es “tan linda como una serpentina que se va desenrollando”.

“Mi hermano León y yo le decíamos a un señor que iba a la casa del pueblo a arreglar cosas que nos enseñara el tango Apache. Nos enseñó cantidad de pasos, con desmayo y con de todo. Un día en el Campestre llegamos a una fiesta de niños y de pronto hicieron un concurso de baile. León y yo ganamos. Pero no existen las casualidades, el premio para mí era una caja de acuarelas, que nunca en mi vida había soñado con ella, y desde entonces no he tenido otra igual ni la tendré”.

Ya después de que los hijos crecieron, se fueron al colegio, se casaron pensó: “¡Ay que dicha volver a bailar tango! Y una amiga me dijo: ‘¿y para que vas a aprender a bailar?, ¿y con quién vas a bailar?’ Pues con el profesor. Yo nunca pensé con quién iba a bailar, sino que me provocó. Ahí empecé. Con Johny llevo 12 años, para mí es el mejor porque es elegante”.

Con el tango han salido a escena, han viajado, han ido hasta España, al Festival Mundial de Tango. “Uno tiene que estar muy bien porque con todas esas barbies al lado… Yo tengo que estar muy preparada para poder salir”.

“Nos va muy bien en las presentaciones, nos aplauden mucho. Será porque la gente lo ve a uno ya viejito… Hay gente que dice: ‘yo toda la vida he querido bailar tango, toda la vida’. Y yo les respondo: pero por qué no… Qué estás esperando… A mí me encanta dar ejemplo de vida. Esto no se ha acabado, estamos vivos… Los médicos me dicen no deje de bailar… Porque es un ejercicio de cuerpo y alma”.

Así, alegre, fresca, con luz, con explosión de color se podrá ver la obra de Dora Ramírez, la artista que sin proponérselo fue pionera del Art Pop en Colombia.



Mayores informes
María del Rosario Escobar Pareja
Coordinadora de Extensión Cultural
Departamento de Comunicación y Cultura
Teléfono: (57) (4) 2619500 Ext.9656-9657
E-mail: mescobar@eafit.edu.co





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