Noticias 2009
Noviembre 11 de 2009
Laura y Sebastián, o la investigación como proyecto de vida
Tanto Sebastián como Laura se hicieron acreedores a la distinción a estudiantes o profesionales con menos de seis meses de graduados que se otorgó el martes 10 de noviembre dentro del Premio Alcaldía de Medellín a la Investigación 2009, reconocimiento que desde 2006 exalta la labor de las personas que trabajan en esta área del conocimiento.
Y si lograron este triunfo fue porque el jurado encontró que los dos habían hecho méritos a lo largo de sus años en EAFIT para hacerse merecedores al premio, algo que se confirma al escucharlos y al encontrar que desde mucho antes de terminar el bachillerato ya tenían una inclinación hacia las ciencias.
Sebastián, por ejemplo, reconoce que su elección profesional se dio gracias a que su madre, que es ingeniera química, le inculcó desde pequeño un gran amor por las matemáticas. Laura, por su parte, descubrió hace un par de años que quería ser científica, y aunque intentó con la medicina encontró que por el lado de la Ingeniería de Procesos podía lograr sus metas.
La investigación, su puerta de entrada
“Sebastián, uno no solo viene a la Universidad a estudiar, el tiempo también tiene que alcanzar para investigar”, le dijo al hoy ingeniero matemático una docente que en la actualidad cursa un doctorado en Inglaterra.
“Era verdad, ella me insistió que no me iba a quedar siempre con seis materias, así que le seguí el consejo”, reconoce este joven profesional que hace parte del grupo de investigación en Microeconomía Aplicada, en el que lleva cuatro meses.
A Laura, en cambio, desde los primeros semestres en EAFIT se le despertó su curiosidad por la biotecnología, tanto que cuando consultó el pensum, antes de decidirse por la Ingeniería de Procesos, dijo que ese sería su énfasis.
“Quería meterme rápido en el cuento de la biotecnología, pues el énfasis empieza a verse al final del pregrado, así que un grupo de compañeros buscamos a una gran profesora, a Valeska Villegas, una persona que siempre ha tenido ideas muy novedosas, y le propusimos darle vida a un semillero en esa área. De esta forma nació Bioquip, en el que comenzamos a indagar sobre alimentos y fertilizantes”.
Los resultados empezaron a verse en la vida de ambos estudiantes. Sebastián, para empezar, ha hecho parte de investigaciones en Ingeniería Matemática y en Salud, y gracias a esto participó en un proyecto sobre los centros integrados de salud con Comfama. “Allí la gente tenía que esperar mucho para que fuera atendida, de manera que buscamos la forma de solucionar este problema, inclusive estuvimos en una conferencia internacional en Miami hablando de la experiencia”.
Y el semillero de Laura no se quedó atrás, tanto que todos sus integrantes lograron establecer un contacto con los bananeros de Urabá, quienes tenían en mente emprender trabajos para estudiar pesticidas y fertilizantes que no fueran químicos sino biológicos. “Comenzamos a mirar esto en el semillero, por lo que nos financiaron proyectos, creamos lazos, el sector se interesó muchísimo, entró Augura, EAFIT y Colciencias, y todo esto lo pensamos a tres años”.
Lo que viene
El premio obtenido les significó tanto a Laura como a Sebastián recibir diez millones de pesos para ser invertidos en su formación. “La verdad, quiero hacer una maestría en el exterior y seguir vinculado con la investigación, pero más adelante le apuntaría a las consultorías o a los análisis económicos en bancos”, explica Sebastián sobre lo que quiere con la Ingeniería Matemática.
Laura tiene en mente realizar una maestría en Biotecnología, aunque primero espera perfeccionar el francés y hacer una pasantía en investigación, eso sí, antes debe terminar todo su ciclo académico del pregrado para poder graduarse en junio de 2010. “Lo mejor de todo es que sé que con la biotecnología se pueden generar procesos más limpios para el medio ambiente”, reitera la estudiante de 23 años.
Y así, estos dos eafitenses alcanzaron un premio que les será muy útil en su vida profesional, algo que los dos no se esperaban pero que les llegó y hay que disfrutarlo. “Tenía esperanza de que podía estar dentro de los ganadores, pero no estaba seguro. Y claro que me sorprendí, me emocioné mucho y pensé en toda la gente que me ha ayudado”, concluye Sebastián Gómez.
“No me quería ilusionar, pero cuando me llamaron a la casa a confirmar que si iba a ir a la premiación algo pensé. Ya en la ceremonia, a la que asistí con mis padres y con Valeska, primero nombraron a Sebastián, por lo que me dije que ya no iba a ganar nadie más de EAFIT. Al final, el último nombre fue el mío… sufrí mucho”, dice entre risas la futura ingeniera de procesos.
Ambos estudiantes también reiteraron su agradecimiento por todo lo que han vivido en EAFIT y por lo que les ha proporcionado la Universidad en estos años de formación.
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