Noticias 2008

Octubre 9 de 2008

“Con el éxito de El Chavo los primeros sorprendidos fuimos nosotros”
• Es la afirmación de Enrique Segoviano, productor de este programa y de El Chapulín Colorado, en el XII Encuentro Internacional de Televisión.
• El invitado habló con la Agencia de Noticias de EAFIT del programa que lo hizo famoso, de sus personajes favoritos, de él.

“Yo lo que hago es televisión”, se le escucha decir repetidas veces. Y ama la televisión, se le ve por encima. Es productor, mejor, ha estado en el mundo de la televisión desde hace 40 años que, según él, “se han pasado muy rápido. Estoy listo para los próximos cuarenta”.

Y aunque ha hecho muchas más cosas, desde telenovelas, hasta programas de concurso, todos llegan al principio, y le preguntan por lo mismo: El Chavo del ocho, o El Chavo, a secas, y por los laditos, El Chapulín Colorado.

Enrique Segoviano fue el productor ejecutivo, durante un largo tiempo, de estos personajes que se robaron el corazón de Latinoamérica. Él dice que el verdadero productor fue Chespirito, porque se lo inventó.

Así lo expresó en su ponencia en el XII Encuentro Internacional de Televisión, que se realiza en la Universidad EAFIT: “La estrella del Chavo fue el libreto, porque Chespirito era escritor. El verdadero productor era él. Yo escribí en siete años, tres libretos. Donde me sentía como pez en el agua, era como director”.

El Chavo terminó para Segoviano, aún sin que el programa se dejara de hacer, pero lo marcó para siempre, en su carrera, y tal vez en su vida. Eso sí, y con muchas risas, porque a todo le busca el ladito para reírse.

En el Encuentro, habló de su carrera como productor, de sus programas, del mismo Chavo, pero también dio un consejo: “¿Saben qué? Sigan en la U. Ella da los cimientos que no da nadie y el reto que se viene es muy grande”.

¿Por qué triunfó tanto El Chavo? ¿Qué hicieron para que esto sucediera?
“Fórmula no hay. Con el éxito del Chavo los primeros sorprendidos fuimos nosotros. Este tipo de cosas se dan, entonces ¿por qué triunfó tanto El Chavo? Tenés que echarte cuarenta millones de entrevistas al público que le dio ese éxito. Lo empezamos como programa en 1973 y gustó mucho porque es un humor totalmente familiar. Me gustaría decir universal en cuanto a habla hispana. Nunca nos metimos en problemas de qué se puede interpretar, en tanto que muchas veces si basas las palabras en determinado tipo de lenguaje puede no funcionar. Lo peor que sí sucede mucho es que la comedia se basa en la actualidad. Es lo peor para el futuro, para el presente está muy bien. Ahora en Estados Unidos todos los comediantes están felices con el pleito que hay entre los candidatos porque les permite hacer una cantidad de bromas, pero lógicamente ese tipo de bromas dentro de unos meses ya no van a ser materia de repetición. En El Chavo no. El Chavo se mantiene en algo que es totalmente intemporal”. 

Hablemos de los personajes, ¿cuál es su preferido?
“Llevo hablando todo el día de mi personaje preferido: yo. No, no es verdad (risas). El que más me hacía reír era Ramón Valdés. El más original, Carlos Villagrán, Kiko. Era verlo y era decir: este es un programa de El Chavo. Ramón podía estar de invitado en otro programa, pero kiko era Kiko, aunque creo que en sí era el grupo. Mi personaje preferido era Kiko”.

Hubo un momento en México en que se dejó de emitir El Chavo, pero siguió en Latinoamérica cosechando éxitos. ¿Qué le parece esto?
“Lo que pasó es que, y tiene una razón muy lógica, Carlos Villagrán, Kiko, y Ramón Valdés salieron del programa, yo también, pero eso... Sin mí el programa se podía hacer un poquito mejor o un poquitito peor, porque era un equipo. Chespirito, como base del programa, pidió a la empresa que los capítulos donde salía Kiko no se pasaran en México, que él seguía haciendo el programa, con algún otro personaje como Jaimito el cartero. Nunca gustó lo mismo (...) Se dejó de transmitir cerca de 20 años para el público de México, entonces claro, cuando en 1997, que ya no se hacía el programa de Chespirito, a alguien se le ocurre como muchos programas repetir El Chavo, lo redescubrieron generaciones enteras. Entonces también fue un fenómeno a nivel repetición. Obviamente ahorita puede gustar mucho El Chavo, pero no se lo pongas contra algo de éxito, le va a hacer daño, pero no va a superar el rating”.

En esta “pelea” que hay por los personajes, ¿qué opinión tiene usted?, ¿de quién es el personaje, de quién lo interpreta o de quién lo crea?
“¿De quién es el hijo, de la mamá o del papá? No te sé decir. La verdad, todo el mundo tiene razón. Carlos Villagrán, Kiko, porque me imagino que por ahí va la cosa, bueno ahora últimamente la Chilindrina, pero él es el clásico ejemplo. Sin él no se hubiera podido hacer ese personaje. Sin embargo, Carlos Villagrán estuvo con nosotros durante años, conmigo, en otros programas y era mi dolor de cabeza. ¿Este hombre qué sabe hacer? Se infla los cachetes y habla muy chistoso. ¿Qué más? Nada más. Entonces, ¿qué hago con él? Un día lo vio Chespirito en una fiesta que dio Maria Antonieta de las Nieves, y Chespirito lloraba de risa, de un numerito que se inventaron con Rubén Aguirre, que era el conductor del programa que hacía yo, donde Carlos era un muñeco ventrílocuo y Chespirito lloraba de risa. Lo siguiente que supe es que estaba Carlos Villagrán haciendo cosas con Chespirito y surge Kiko. ¿De quién es el personaje? Chespirito fue el que los sacó del anonimato. Si no es por él, si hubiera sido por mí, de ahí no pasa, y por otro lado, sin las habilidades y lo bueno que se volvió Carlos Villagrán, que no lo era al principio, tampoco hubiera pasado. Entonces, ¿de quién es? Del papá o la mamá”. 

En esa época, si lo vemos desde ésta, era difícil hacer televisión, y sin embargo, se veían, por ejemplo, muchos efectos. ¿Cómo se hacía?
“Con mucho valor, igual que ahora. No era más difícil, ni menos difícil. Era otro tipo de televisión. Era una televisión mucho más sencilla de hacer en cuanto a lo que se llama producción, porque se le está llamando producción a todo lo que se ve. No hombre, qué bárbaro, salió una producción increíble, vestuario, sets, iluminación. Yo creo que se les olvida muchas veces al mencionar esto lo más importante: el contenido. El contenido es lo que tiene que tener cualquier programa en televisión. Los efectos siguen siendo una herramienta. No confundamos las herramientas con las que se trabaja, con el contenido. Precisamente en Colombia ahora están sacando novelas de contenidos sensacionales”.

¿Después de El Chavo, qué vino para Enrique Segoviano?
 “Yo hago televisión de todo tipo, hice telenovelas, como productor. Hice mucho programa de concurso y es lo último que he hecho los últimos doce años. También, programas infantiles. En fin. Yo hago televisión. Si me dicen ahorita, quiero un proyecto de determinado tipo que a mí me entusiasme o me guste en televisión, lo hago. Con lo que nunca pude fue con los noticieros”.

El Doc de la televisión 
El Doc es un hombre de sombrero, no muy alto. A veces no se le entiende, tal vez por el efecto del idioma, un brasileño que habla español, pero que, sin embargo, la línea que hace con sus manos, y con el argumento, va haciendo saber lo que dice, y también haciendo reír, muchísimo. Y con su sombrero, y una maleta con la que andaba, y una chaqueta del color del sombrero, parece un personaje de la televisión. En efecto, es un personaje de la televisión.

Luis Felipe Loureiro Comparato, mejor, Doc Comparato, es brasileño y médico, pero se le conoce como dramaturgo, guionista y escritor de manuales para la adquisición de las técnicas del guión. Algunos lo han definido, por ejemplo El País de España, como uno de los hombres más respetados de la televisión en el mundo.

El Doc también participa en el Congreso de Televisión, hablando de dramaturgia, de televisión en general, y del hombre en esa televisión, de su importancia, independiente de la tecnología.


 

Más información:
Catalina Suárez Restrepo
Coordinadora de Información y Prensa
Departamento de Comunicación y Cultura
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