Noticias 2008

Septiembre 9 de 2008

Cuatro miradas acerca de los Ecaes

• Los decanos de las escuelas de Ingeniería, Administración, Derecho, y Ciencias y Humanidades de EAFIT hacen una reflexión acerca de estas pruebas, que se reglamentaron hace cinco años.
• Uno de los cuestionamientos es la dificultad de estos exámenes para evaluar las carreras especializadas, las líneas de énfasis y los programas novedosos.

Cada semestre llegan a las universidades los resultados de los Exámenes de Estado de Calidad de la Educación Superior (Ecaes). Las competencias de los estudiantes, las características de los pregrados y la calidad de los egresados son algunos de los puntos que pretende evaluar esta prueba.

Este 2008 se cumplen cinco años desde que se expidió el Decreto 1781 que reglamenta estas evaluaciones, por esta razón la Agencia de Noticias EAFIT  consultó a los decanos de las escuelas de Ingeniería, Administración, Derecho, y Ciencias y Humanidades de la Institución para conocer sus opiniones acerca de la pertinencia de estos exámenes como indicadores de calidad.

“Para medir la calidad de la educación apunto más a la conveniencia de mirar las acreditaciones de los programas y de las instituciones porque en éstas se realiza una evaluación más seria, en el sentido en que se hace a partir de una autoevaluación voluntaria, de juicios de pares externos y del criterio de las entidades dispuestas por el Gobierno Nacional”, opina Francisco López Gallego, de la Escuela de Administración.

Jorge Alberto Giraldo Ramírez, de la Escuela de Ciencias y Humanidades, comparte este argumento del papel fundamental que juegan las acreditaciones y agrega que los Ecaes son solo un instrumento porque es necesario tener en cuenta que hay otro tipo de parámetros para medir la calidad de un programa, por ejemplo, la internacionalización, el desempeño de los egresados, y la capacidad de innovación que tienen estudiantes y profesores.

La percepción de Alberto Rodríguez García, de la Escuela de Ingeniería, es que las dimensiones del Ecaes son dos: el currículo y los estudiantes. “Te permite ver qué currículo tienes en la parte genérica, no en la parte especializada, y qué estudiantes tienes y cuál es su grado de asimilación”.

Para Hugo Alberto Castaño Zapata, de la Escuela de Derecho, es un poco apresurado hacer un juicio sobre la prueba, sin embargo expresa que si se le hacen ciertos ajustes puede convertirse en un indicador muy serio para conocer el nivel de los profesionales que se están formando.

“Los resultados nos retroalimentan y nos permiten saber en cuáles aspectos tenemos que mejorar o en cuáles tenemos falencias. De todas maneras es una mirada que hay que hacerla desde la perspectiva no del resultado puntual de un determinado Ecaes, sino global, es decir, como hemos estado históricamente respondiendo a las pruebas”, dice Castaño.

En lo que sí coinciden todos los decanos es en la correlación que hay entre los alumnos que han mantenido un promedio alto durante la carrera y los resultados que obtienen en estas evaluaciones.

Incluso, según Rodríguez García, en los indicadores también hay una correspondencia entre lo que se dice en el país que es una buena universidad y unos buenos Ecaes. “Esta correspondencia puede mostrar unas dispersiones, pero la tendencia es así, y cuando le ponen otros indicadores como profesores con ciertos estudios, premios e  investigaciones, aparecen las mismas instituciones”.

Desconocimiento de su utilidad
Los directivos señalan que una situación frecuente entre los universitarios es la indiferencia frente a estos exámenes, tal vez, por el desconocimiento de los beneficios y la ausencia de repercusiones de obtener o no un buen resultado.

“Como este examen pareciera no tener consecuencias y los estudiantes lo saben, entonces tenemos a algunos que no lo presentan bien. En cambio para los que son muy buenos sí hay beneficios porque algunas de las mejores universidades del país, a los diez primeros, les están ofreciendo becas de posgrado y algunas empresas les están ofreciendo empleo”, recuerda Rodríguez García.

López Gallego, por su parte, expresa que un desempeño deficiente en los Ecaes todavía no tiene sus consecuencias porque apenas los empresarios se están dando cuenta de la importancia que tienen estas evaluaciones. “Dentro de muy poco veremos que van a ser un requisito fundamental para los asuntos de empleabilidad”.

Otras de las dificultades que encuentran los decanos en el planteamiento de este tipo de pruebas es la incapacidad para evaluar las carreras especializadas, las líneas de énfasis y los programas innovadores pues en el caso de las ingenierías, por ejemplo, están diseñadas para las “clásicas” como Mecánica, Sistemas y Civil, y dejan de lado otras como Procesos, Producción, Física o Matemática.

Jorge Alberto Giraldo Ramírez se refiere a esta inflexibilidad. “Como la educación contemporánea demanda innovación, en algunos casos los pregrados van buscando líneas de énfasis o áreas de conocimiento innovadoras y este tipo de exámenes cuando son estandarizados son menos sensibles a esta innovación y se demoran mucho en captarlas”.

 

Más información:
Catalina Suárez Restrepo
Coordinadora de Información y Prensa
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