Noticias 2008

 

Mayo de 2008
¡Qué vivan los Maestros!

- En el día del maestro, tres docentes de la Universidad, con características particulares, hablan de su quehacer.
- Como parte de la celebración en EAFIT, Jorge Orlando Melo dictará la conferencia Montaigne y la educación, en el Auditorio Fundadores.

Cada profesor es único, desde su manera de hablar hasta las metodologías que utiliza. Algunos hacen gestos con las cejas, otros utilizan las manos. Algunos escriben siempre con marcador negro y otros llenan el tablero de colores. Al final no importan tanto las herramientas, sino lo que dejan en el aula y lo que entregan a los estudiantes. Jorge Posada, Jairo Toro y Jorge Mesa son tres de los cerca de 1.200 maestros con los que cuenta la Universidad EAFIT en todas sus dependencias. Ellos, con sus características particulares, son un ejemplo de vocación docente.

Posada tiene su grupo de Facebook
Cuando Posada dice: “Hay que sentar cabeza”, toma una silla y se la pone en la cabeza; cuando algún estudiante llega con una gorra se la hace quitar porque “el salón de clase es un templo de sabiduría”; cuando le preguntan qué le gusta de ser profesor afirma: “Yo nací para esto”.

Jorge Posada Piedrahita tiene una larga trayectoria académica. Es licenciado en Filosofía y Letras, Especialista en Administración Universitaria, en Derecho Canónico, y en Derecho Comercial y Civil. “Yo amo el estudio, entonces amo que la gente también ame le estudio, por eso exijo”, comenta el docente.

En la actualidad dicta las clases de estructura y regulación de mercados financieros, derecho comercial internacional y derecho empresarial comercial en la Escuela de Derecho. Mas allá de lo académico, asegura: “Además de enseñar la disciplina racional, enseño principios; no me quedo en la mera ilustración, no me quedo en el mero conocimiento de artes, de oficio, de producción; por eso soy distinto”.

La particularidad de este docente radica en su metodología: nunca ha llevado un papel a clase, nunca ha faltado a una sesión y cada semana hace un quiz. “Es sustancial el amor por lo que se hace y el amor por el estudiante, por tanto hay que exigirle. Hay que ayudarle a que él mismo se construya, a veces hay que tirarlo a la lona pero hay que buscar indicarle cómo puede levantarse”, afirma.

Las herramientas que utiliza en el salón de clase las reúne en la sigla Matale: marcador, tablero y lengua. “Nunca un acetato, nunca una película, nada. Es mayéutica, pregunta-respuesta, yo pregunto ellos responden, ellos preguntan yo debo responder”.

Sus principios los ilustra: "Yo tengo un jardín, ese jardín está compuesto por cuatro maticas: PHRA. Pensar, honestidad, responsabilidad y alegría. Y a ese jardín lo ataca una cuádruple cizaña: tristeza, aburrimiento, pereza y envidias. Mi casa queda aquí en mi cabeza. Y en mi casa hay cuatro alcobas, cuatro ‘h’: honestidad, humildad, humanidad y herejía. Pienso distinto, soy un profesor distinto a los demás”.

“Posada es un maestro”, afirma la mayoría de sus estudiantes. No en vano hay un grupo en Facebook, con 1.300 miembros, llamado: “Yo vi clase con Posada. Buen día”, que creó su ex alumna, Margarita Jaramillo.

Una vez en una clase Jorge Posada borró lo que estaba en el tablero con la mano, se la pasó por la cara y dijo: “Las manos sucias del trabajo con la cara limpia del país”, recuerda la estudiante.

“Que la vida no te raje aunque la academia te estruje la dignidad mental”, es otra de las frases célebres de este profesor, quien afirma que la búsqueda del maestro debe estar encaminada a lograr que algún día los estudiantes sean sabios, virtuosos, honestos y libres porque “solamente es responsable aquel que es libre”.

Eafitense toda la vida
Así como la casa habla de la familia, la oficina habla del profesor. En el estante que se encuentra en el lugar de trabajo de Jairo Toro hay una caricatura en plastilina de él mismo, una placa que le dio la Universidad por sus 35 años de trabajo en la Institución, el tomo de Toda Mafalda, varios libros empastados de mundiales de fútbol y, por supuesto, libros de Contaduría. En la pared un afiche del Atlético Nacional y, al lado de la ventana, algunas plantas.

Este docente afirma sentirse “como pez en el agua” en EAFIT. Esa es la razón por la que ha permanecido tanto tiempo en el plantel. “Yo entré a trabajar en la Universidad en 1973, en 1980 empecé la carrera en Contaduría Pública y luego hice la Maestría en Administración”, expresa.

Jairo Toro dicta los cursos de Contabilidad, Sistemas Contables y Contabilidad Financiera I, en el Departamento de Contaduría. “Pongo toda mi voluntad para lograr que los estudiantes entiendan, que perciban que yo hago lo posible para que todo les quede muy claro, lo que sigue es que ellos también pongan voluntad y su mejor esfuerzo”.

¿Y cuáles son sus cualidades? Que explica muy bien, que es paciente y que en los exámenes pregunta todo lo que se vio en clase, son algunos de los comentarios en los que coinciden sus pupilos.

Su gusto por Mafalda se manifiesta en clase cuando pone ejercicios con personajes de la tira cómica. “Ella me gusta mucho porque tiene un humor muy fino, además para los jóvenes este tipo de ejemplos pueden ser más divertidos”, comenta.

Para este profesor lo más desmotivante es la falta de interés que demuestran algunos. “Hay personas que no les interesa nada, uno entrega un examen con una nota mala y salen ‘totiados’ de la risa diciendo que sacaron uno, como si eso fuera uno cosa risible”.

Pero reconoce que son más las satisfacciones. “Me siento muy complacido cuando veo que mi esfuerzo sirvió para que los estudiantes vayan progresando”.

A Jairo Toro se le puede ver, sagradamente y como lo muestra su caricatura, jugando fútbol o trotando todos los días, excepto los semestres en los que le han puesto clases al medio día.

Este profesor, apasionado por los deportes, habla con picardía de sus “recochas” de medio día: “Yo la verdad soy muy malo jugando fútbol, los compañeros no dicen que soy malo sino que soy perverso (…) y soy como un niño chiquito, entre más me regañan por algo, más lo hago sólo para llevarles la contraria”.

Su tono de voz revela la paciencia que lo caracteriza, las canas que poblan su cabello y barba son la marca de la experiencia y la placa que recibió es apenas la constancia física de los años de entrega a la docencia.

Emprendedor empedernido
Jorge Mesa es sinónimo de crear empresa. A su oficina entran los estudiantes con una idea de negocio y salen convertidos en emprendedores. En las aulas de clase su principal objetivo es despertar el espíritu empresarial en los alumnos. Su estrategia: lograr que el conocimiento entre por todos los sentidos.

Este administrador de negocios y magíster en Finanzas de EAFIT es el coordinador del programa de Empresarismo, que incluye las materias de Construcción empresarial, Anteproyecto de plan de negocios, Plan de negocios, Empresas familiares e Iniciativa y cultura empresarial.

Empezó como profesor de cátedra en la Universidad en 1996. Su motivación para dedicarse al tema de la constitución de empresas surgió en 1999 debido a los fenómenos sociales que se vivían en esa época. EAFIT buscando cómo mantener la sede Llanogrande y Mesa cómo aportarle al país.

“Debido a los secuestros y retenes frecuentes muchas de las empresas del Oriente antioqueño estaban cerrando, decisión que no podía tomar EAFIT, entonces fue necesario ponerse a pensar qué se iba a hacer con la sede. Otro elemento fue que en 1998, por esa misma presión de guerrilla y paramilitares, mis hermanos, que trabajan en sus empresas, tuvieron que irse para el exterior. Entonces la inquietud que a mí me quedaba era que debería hacer algo por el país y pensé que generar más empleo era la solución porque si mucha de esa gente estaba en la guerrilla y en los grupos paramilitares era porque no tenían otra opción”, cuenta el profesor.

Su metodología se basa en el estudio de los alumnos para adaptarse a ellos: “Si yo me encuentro a unos chicos muy visuales, hago énfasis en ese tipo de materiales, si veo que son más de lectura entonces busco lecturas. Realizo también juegos, dinámicas y una serie de cosas que hacen que la clase sea entretenida y variada. Eso lo hago porque el profesor debe tener la capacidad de hacerse entender, y si no me están entendiendo el problema es mío”.

Mesa habla del empresarismo con pasión, reconoce que prefiere dictar clase en los primeros semestre porque la capacidad de asombro que tienen los estudiantes los cautiva, además a quienes están en los últimos es “más difícil resetearles el diskette”.

“La Universidad hay que disfrutarla, los profesores hay que ‘exprimirlos’ al máximo. Hay estudiantes que dicen que ya quieren estar trabajando y yo no entiendo cuál es el bendito afán si toda la vida está pa’ trabajarla (…) Es que cuando uno no sabe para donde va, cualquier bus le sirve”, afirma.

Sus manos se mueven rápidamente mientras habla, tal vez son un síntoma del afán de construir, con los estudiantes, empresas que contribuyan al desarrollo social, económico, investigativo y cultural del país. Y ya hay varias.



Mayores informes:
Catalina Suárez Restrepo
Coordinadora Información y Prensa
Departamento de Comunicación y Cultura
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