Noticias 2008

Marzo de 2008
En la Universidad Parque los pájaros tienen sus fans

- Desde hace un año comenzó el grupo de Observadores de Aves en EAFIT.
- Han clasificado 50 especies de pájaros que habitan o han llegado a la Institución con el fin de publicar una guía ornitológica.

“Ese que acabó de cantar es un colibrí”, interrumpe Nelson Giraldo su conversación. “Ese es un pinche y esa una tangara”, insiste. Y va de un pájaro a otro diciendo su nombre técnico y luego su nombre vulgar, como si recordara no los nombres de unos pájaros, que son raros por demás, sino los nombres de varios de sus amigos.

Porque eso, amigos, es lo que son estos animales para los integrantes del grupo de Observadores de Aves de la Universidad EAFIT. Ellos se convierten en ornitólogos aficionados, que es como decir pajareros aficionados. Su oficio es mirarlos porque les gusta, no es más. Se reúnen los martes cada quince días, en las horas de la tarde, a estudiarlos. Después programan una salida ornitológica o, en otras palabras, una pajareada.

“A un buen equipo para una salida no le falta los binóculos”, dice Giraldo. Y tampoco un plástico y, sobre todo, una dosis de amor por la naturaleza. “Lo único difícil del grupo es madrugar porque la ‘pajareada’ tiene que ser temprano”. La hora más apropiada es a las cinco de la mañana cuando los pajaritos están desesperados por alimento.

Es duro levantarse, lo saben. O sino que lo diga Daniela Peláez, estudiante de Ingeniería de Diseño e integrante del grupo desde hace medio año: “a mí me da duro madrugar, pero uno pasa tan bueno, que a veces no importa”.

Nelson Giraldo es el director, pero también es el pajarero. Todos los días llega a las 6:30 de la mañana. Está siempre elegante porque estudia Derecho, pero aún así se pone unas botas, coge cuchucho o maíz quebrado, azúcar y plátano; y al final se ajusta un chaleco, de esos que tiene varios bolsillos, donde mete los tarros de comida.

En una bolsa negra pone el agua y los plátanos, y se va a recorrer la Universidad. Va de cebadero en cebadero y justo cuando se aleja van llegando. “Una vez una vigilante me dijo: ‘lo mejor de cuando usted viene es cuando se va’. ‘¡Ah! usted si es muy mala gente’, le respondí. ‘No, no se enoje, es que cuando se retira los pajaritos empiezan a llegar por montones y es muy bonito’”, recuerda Giraldo.

La otra hora para verlos, no tan perfecta, pero posible, es la tarde, antes de que se vayan a dormir, en ese punto donde ‘hacen pereza’, se esconden del sol y buscan la última comida.

Si bien la pretensión del grupo es observar pájaros por el amor que le tienen a la naturaleza, también tienen la idea de catalogar y registrar el número de especies que habitan o llegan a la Universidad para publicar en algún momento una guía ornitológica de EAFIT. Ya han clasificado más de cincuenta.

Buscan, además, llevar los pájaros a “otros formatos”, por decirlo de alguna manera. Pájaros en agendas, en afiches, en camisetas… “En el grupo hablamos, hacemos charlas o conferencias en el planetario. La idea es hacerlo más recreativo. Así que nos propusieron que hiciéramos otras cosas, que pintáramos, por ejemplo”, expresa Daniela Peláez.


Y, de igual forma, estudian los arboles para identificar las aves que se alimentan de ellos. Tomarles fotografías, dibujarlos y luego exponerlos. “Yo sueño con pintar un óleo o una acuarela grande con los pájaros”, afirma Nelson Giraldo.

¿Qué ave es?, ¿de qué especie?, ¿macho o hembra?, ¿de Colombia, de la Universidad o migratoria?, son preguntas que se hacen. Caminan, observan y los identifican por los ruidos, cuenta Daniela, a quien le gustan los pájaros desde que era pequeña. Miran la fisonomía, y reconocen el nombre vulgar y el técnico.

“Al principio el nombre es muy difícil, pero de tanto repetir uno se lo va aprendiendo”, comenta el director del grupo. Llevan un ornitoguía, que por lo general es algún biólogo, y un libro de clasificación de aves de la zona donde van a estar.

Los observadores de aves iniciaron hace un año con dos personas, tres más Nelson. Ahora son nueve.  El señor de los pájaros, como alguna vez le dijeron a Giraldo, dice que la idea es encarretar a más gente para que se una al grupo.

“Hay cosas muy tristes. Los pájaros tienen muy buena memoria, entonces cuando encuentran un lugar suponen que al regreso de su viaje migratorio, también estará y cuando llegan, está destruido”, expresa Giraldo, mientras hace una pausa y emite un sonido similar al de algún pájaro.

Este “cuento” arrancó con el rector Juan Luis Mejía Arango, indica Nelson y agrega que se siente orgulloso porque EAFIT es la única Universidad “donde arrancan cemento para sembrar árboles”.

Mayores informes:
Elsa Vásquez Rodríguez
Jefe de Desarrollo Artístico
Teléfono: 2619500 Ext.606
E-mail:
evasquez@eafit.edu.co



 

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