Para algunos docentes de EAFIT, la nueva ley no abordará en plenitud la alta informalidad que existe en la fuerza laboral colombiana. En Medellín, por ejemplo, la tasa de desempleo se ubica en un 12.3 por ciento, según el trimestre octubre-diciembre de 2010 entregado por el Dane. Foto Carlos Vidal-Alcaldía de Medellín.
• Tres docentes de la Escuela de Administración de EAFIT analizan algunas de las consecuencias de esta política laboral, que entra en vigencia esta semana.
• Esta normativa del Gobierno Nacional, según los expertos, ha forjado buenas expectativas, pero consideran que se quedaría corta en resultados.
La nueva Ley que pretende incentivar la formalización y generación de puestos de trabajo para la población colombiana vulnerable está encaminada hacia lo que debe ser el progreso económico del país, no obstante es posible que los resultados no sean los esperados.
Esta conclusión se desprende del análisis de tres docentes de la Escuela de Administración de EAFIT, quienes vislumbraron las posibles consecuencias que tendría para el mercado laboral esta nueva política, iniciativa del Gobierno Nacional, que se pondrá en marcha este martes primero de marzo.
Para los docentes, el fuerte de la Ley es que se ha tomado el trabajo de mirar a la población que menos acceso tiene a las fuentes de trabajo, pero a la hora de analizar las medidas para lograr los objetivos de formalización y empleabilidad, el panorama podría no ser tan alentador.
“El presidente Juan Manuel Santos ha tomado del Partido Liberal esta propuesta como una forma, se podría decir, de alcanzar la Unidad Nacional. Sin embargo, estamos saliendo de una crisis económica, y en tiempos de crisis, las empresas quieren optimizar procesos y no crear muchos empleos”, explica Juan Fernando Henao Pérez, docente del departamento de Economía de EAFIT.
En sí, esta medida pretende que las empresas puedan descontar del impuesto de renta (por dos o tres años, dependiendo del caso), el valor de los parafiscales que paguen por los nuevos trabajadores, así como un porcentaje de los aportes de salud y pensión.
Para esto, los trabajadores deberán ser jóvenes menores de 28 años, mujeres mayores de 40 años que lleven un año sin un contrato formal, madres cabeza de familia del Sisben 1 y 2, reinsertados, personas con discapacidad, desplazados, o cualquier persona que devengue menos de 1.5 salarios mínimos mensuales vigentes y que nunca haya cotizado seguridad social.
Además de esto, las micro y pequeñas empresas que quieran pasar a la formalidad de la economía no pagarán la matrícula mercantil el primer año y cancelarán tarifas subsidiadas durante el segundo y tercer año de renovación.
Igualmente, entre otros beneficios, estas empresas estarán exentas durante dos años de pagar a los parafiscales, a la subcuenta de solidaridad en salud y al Fondo de Garantía de pensión mínima por sus empleados. En los siguientes tres años pagarán tarifas reducidas.
¿Si serán suficientes los incentivos?
Según el docente Jesús Botero García, también del Departamento de Economía, la Ley tiene elementos interesantes, pero duda de que se logren las metas de 2.500.000 empleos, y de formalizar otros 500.000.
“Si observamos las cifras, el 51.7 por ciento del empleo en Colombia es de carácter informal. Dos terceras partes de este porcentaje -que corresponde a los llamados cuenta propia o a los empleos familiares-, no van a ser tocados por la Ley. Para el resto habrá que preguntarse si los incentivos serán suficientes para solventar los costos de formalizarse”, señala.
Por su parte, para el profesor Alberto José Naranjo Ramos, jefe del Departamento de Economía de EAFIT, es destacable el hecho de que se quiera trabajar con la población joven -que muchas veces se ve enfrentada a la ilegalidad-, pero la Ley supone algunos riesgos a la hora de llevarla al mercado.
“Habría que cuestionarse si darle ventajas a un grupo poblacional no pondría en desventaja a otros para entrar al sistema laboral. Además, ¿qué pasará cuando las empresas superen los tiempos de exención?, ¿despedirán a estos empleados para contratar otros con mayor productividad?”, indica el profesor Naranjo Ramos.
Igualmente, el jefe del Departamento advierte que es importante establecer la temporalidad de la medida, ya que podría generar, a largo plazo, distorsiones en el mercado con nuevas maneras de contratar personal (que se prefiera a estos trabajadores por encima de otros, por ejemplo).
Pero, agrega que es la misma Ley la que tiene que ir blindando estos posibles problemas.
“Ya nos habían dicho que la disminución temporal de los parafiscales crearía solo entre 200 y 300 mil puestos de trabajo. Además, el incremento al salario mínimo por encima de lo propuesto por empresarios, el desarrollo tecnológico que desplaza mano de obra, y la falta de capacitación de los jóvenes, son otros factores que podrían influir negativamente en los resultados de la medida”, resalta Juan Fernando Henao.
Reactivar la infraestructura, según lo afirmado por el profesor Jesús Botero, y apostar por la educación técnica y tecnológica podrían ser alternativas para fortalecer el impacto de la nueva Ley.
Por ahora, no se hacen esperar las expectativas frente a una medida que promete mejorarle las condiciones económicas a gran parte de la fuerza laboral colombiana, de hecho la idea es que la cifra del 11.1 por ciento, referente a la tasa de desempleo en el país, disminuya.
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Juan Carlos Luján Sáenz
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