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Agencia de Noticias / Octubre 2011 Terrestres y aéreas fueron las preguntas que se hicieron los niños

Noticias octubre 2011
Investigación / 28 de octubre de 2011

Terrestres y aéreas fueron las preguntas que se hicieron los niños

El 11 de noviembre los niños y jóvenes de Expediciones al conocimiento tendrán la oportunidad de volver a presentar los resultados y los hallazgos de sus proyectos en una muestra que organiza la Universidad de los Niños.    

• Pequeños entre 10 y 12 años experimentaron las fuerzas que le permiten a un avión volar, lo que les valió figurar en la Feria Municipal de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.
• Por su parte, un carro para desplazarse con paneles solares propusieron otros jóvenes en este mismo evento. Las dos son iniciativas de la Universidad de los Niños de EAFIT.

 
Los niños se preguntaron por cuál es el origen del universo, incluso pensaron en proponer una nueva teoría para explicar cómo aparecieron los planetas, la Luna y el Sol.

Pero después de discutir sobre la física cambiaron de idea y quisieron saber qué principios le permiten a un avión sostenerse en el aire, por lo que formularon la pregunta: ¿cómo influye la física en el vuelo de los aviones?

Así, un grupo de la Universidad de los Niños de EAFIT empezó a formular experimentos, en los que primero se comparó a las aves con los aviones y descubrieron que, por ejemplo, el colibrí tiene características similares a los helicópteros, pues puede mantenerse en un mismo lugar cuando está en vuelo y desplazarse en cualquier dirección.

Con esta iniciativa, los niños de Expediciones al conocimiento, de este programa eafitense, obtuvieron el segundo puesto en el área temática Física y Astronomía de la categoría demostración de principios, que estuvo presente en la Feria Municipal de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación que se cumplió en Medellín entre el 19 y el 22 de octubre (Parque Explora).

De igual manera, en desarrollo de su indagación, los niños también construyeron con papel y madera diferentes tipos de alas e intentaron hacerlas volar como cometas, pero ninguna funcionó.

Luego saltaron y saltaron para entender qué es la gravedad y por qué las personas, las cosas y los animales no flotan en el aire, debido a que en ese momento todavía no sabían qué le permite a los aviones elevarse y sostenerse en el cielo.

Para continuar explorando hicieron otro experimento, que consistía en juntar dos lápices por sus extremos, ejercer la misma fuerza sobre estos y luego tratar de separarlos. De esa manera entendieron en qué consisten los sistemas de equilibrio y concluyeron que para que un avión pueda volar necesita una fuerza mayor a la gravedad.

Encontrar cuál es esa fuerza fue todo un reto. Los niños consultaron el principio de Bernoulli y descubrieron que cuando el avión está en vuelo, a determinada velocidad, las partículas de aire que pasan por encima de las alas van más rápido que las que pasan por debajo y que “por esa razón hay mayor presión en la parte de abajo del avión y eso lo ayuda a mantenerse en el aire”, explica Miguel Ángel Restrepo, de 13 años e investigador del grupo. A esa fuerza se le llama sustentación.

Pero esas dos fuerzas no son suficientes para que un avión pueda volar, además el ala debe tener una forma especial que les permite a las partículas de aire pasar más rápido o más lento cuando el avión está en vuelo. “Esa forma especial de las alas de los aviones se llama perfil alar”,  agrega Ana Lucía Ríos, 11 años, investigadora del grupo.

A las fuerzas anteriores se le suman dos que también son contrarias u opuestas: el empuje y la resistencia. Los motores de la aeronave generan el empuje y la resistencia que impone el aire por el que viaje la máquina. Estas cuatro fuerzas interactúan y le permiten a un avión volar. Con el proyecto, los niños experimentaron un tema que les producía mucha curiosidad y ahora tienen nuevas preguntas sobre la física cuántica y los extraterrestres.

Otra figuración importante en la Feria

En la Feria Municipal de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación la Universidad de los Niños obtuvo otro segundo lugar. Fue en el área temática Energía y transporte en la categoría proyecto de innovación y desarrollo tecnológico.

“Para definir nuestro proyecto hicimos una lluvia de ideas en la que conversamos sobre las posibilidades que pueden facilitarle a los estudiantes la movilidad dentro de la Universidad. Después de conocer medios de transporte aéreos y terrestres definimos que fuera un carro”, cuenta Andre Marchy, 15 años, integrante del grupo de investigadores.

¿Cómo generar un nuevo medio de transporte, útil para la Universidad, que no represente gastos sino ganancias y que sea ecológico? Esta fue la pregunta que motivó a este grupo de a construir el modelo de un vehículo llamado T.U, que significa transporte universitario.

Al principio pensaron en hacer patinetas, pero luego la idea evolucionó y el resultado es el modelo de un carro modular que puede funcionar con paneles solares o con un motor eléctrico. Tiene sillas ergonómicas y la capacidad para trasportar dos personas. 

Primero hicieron dibujos a mano alzada, luego utilizaron un software especializado para hacer el modelo 3D y finalmente utilizaron una cortadora láser para producir las piezas que forman el modelo. “Este fue uno de los momentos más emocionantes”, afirma Martha Marín, estudiante de Ingeniería de Diseño de Producto y mentora del grupo.

“Haber obtenido esos dos segundos puestos es un estímulo para los niños, pues quiere decir que ellos están respondiendo con gusto, pasión y rigor a lo que la Universidad de los Niños les propone con la metodología de Expediciones al conocimiento”, afirma José Ignacio Uribe Dorado, coordinador de Expediciones al conocimiento.

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Ana María González Cotes
Universidad de los Niños
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Correo electrónico: anamariagonzalezcotes@gmail.com