Noticias septiembre 2011
Voceros / 8 de septiembre de 2011

Las universidades se dejan leer e inducen a leer

La Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia reúne a unas 50 instituciones de educación superior del territorio nacional. El país se ha convertido en potencia de su región, pero hace falta trabajar en una divulgación más amplia de las obras.

• En cerca de 20 años las editoriales de las instituciones de educación superior han tenido un gran avance en Colombia, tanto en número de libros como en calidad de las ediciones.
• De hecho, el país se convirtió en potencia para la región andina y estos, los fondos editoriales, en los guardianes de las investigaciones científicas y sociales más importantes.

Las encuestas dicen que en Colombia es poco lo que se lee, sin embargo hay organizaciones que no se rinden ante esta realidad.

Las ferias de libros, como las de Bogotá y Medellín, son ejemplos de que existen entidades que se la siguen jugando por promover la lectura, no obstante, se requiere de un esfuerzo más amplio, no solo por inducir a la población a que lea más, sino para que lo haga con producción de calidad.

Entonces a este escenario llegan los fondos editoriales o editoriales universitarias que, a diferencia de las comerciales, tienen entre sus funciones preservar el acervo de las instituciones de educación superior, que incluye, entre otros trabajos, las investigaciones y las creaciones de los académicos.

Y claro, qué mejor oportunidad que la antesala de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, que se extenderá entre el 9 y el 18 de septiembre en el Jardín Botánico, para mirar cómo ha mejorado la labor de estas dependencias universitarias y cómo se hace más visible su producción de textos, la que se fortaleció en la década de los 90 con un crecimiento más rápido y constante.

De esta forma, es correcto decir que los fondos editoriales de las universidades se han desarrollado tanto en cantidad como en la calidad de sus publicaciones, lo que también puede observarse en que su participación se ha vuelto más recurrente en las ferias.

Pero, ¿cuál es el atractivo de las editoriales universitarias considerando su mercado especializado?, ¿han desplazado de alguna forma a las empresas tradicionales?, ¿cuáles son sus retos hacia el futuro?

Ana María Cano Posada, jefa del Fondo Editorial EAFIT; Nicolás Morales Thomas, presidente de la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia (Aseuc) y director de la Editorial Pontificia Universidad Javeriana; Juan José García Posada, jefe de la Editorial Universidad Pontificia Bolivariana (UPB); y Jairo Osorio Gómez, director del Fondo Editorial de la Universidad Autónoma Latinoamericana (Unaula) se refirieron a este punto.

Concluyeron que el papel de la editorial universitaria debe ser de reservorio de la investigación académica que se realiza en el país, aunque todavía faltan aspectos en cuanto a la divulgación por superar. Sin embargo, Colombia se ha convertido en una potencia en el tema dentro de los países andinos, lo que permite avizorar un panorama promisorio para esta clase de entidades.

El valor está en su preciada recopilación

Para la periodista Ana María Cano Posada, el valor de los fondos editoriales colombianos se encuentra en la preservación del saber que producen sus universidades.

“Creo que el hecho de que las investigaciones que se realizan vean la luz y circulen, no solamente en el país sino en el exterior, es la primera y más grande tarea. La segunda es hacernos a unos autores que de otra manera no verían sus libros”, explica.

Y es que según la jefa del Fondo Editorial de la Universidad EAFIT, el criterio para la escogencia del material publicable es muy independiente en las editoriales universitarias, lo que les permite descubrir y lanzar obras, muchas veces, poco atractivas para el comercio masivo.

“Afortunadamente uno constata un crecimiento sustancial de la producción editorial universitaria en todo el país. Sean proyectos pequeños, sean proyectos mediados, largos, con historia, todos -y lo dice la Cámara Colombiana del Libro- registran impresionantes aumentos, tanto en la cantidad de proyectos editoriales, como un mejoramiento de la calidad en la edición”, afirma Nicolás Morales.
 
De esta manera, complementa Nicolás Morales Thomas, las editoriales comerciales han sido desplazadas por las universitarias en la publicación de los ISBN en Colombia. “Claro, no son libros que se venden en cantidades comerciales, pero por número de proyectos el crecimiento ha sido impresionante”, puntualiza.

En cuanto a Medellín, son las editoriales universitarias las que predominan en el mercado, siendo la Editorial de la Universidad de Antioquia el ejemplo más sobresaliente.

“En la ciudad estamos muy bien frente al balance de otras ciudades, con excepción de Bogotá. Pero son pocas las universidades públicas las que aparecen en el panorama. Aunque sí estamos recuperando mucha historia y trabajos sociales de Antioquia”, asegura el director del Fondo Editorial de la Unaula.

También está la ventaja del precio. “No se compara lo que vale un libro hecho por un fondo, que casi siempre es menor frente a las editoriales comerciales. Así que estamos facilitando el acceso a ese material”, comenta Ana María Cano.

Un reto: la divulgación

“Estamos defendiendo la utilidad de lo que para muchos parece inútil, la utilidad del libro que, verdaderamente, está contribuyendo a la propagación del conocimiento, a la ampliación de los horizontes conceptuales, al mejoramiento de la calidad intelectual de la vida de la gente”.

Estas fueron las palabras de Juan José García Posada en la presentación de la Colección Bicentenario, un esfuerzo entre nueve universidades de Medellín -entre ellas EAFIT- y la Gobernación de Antioquia para celebrar los 200 años de independencia del departamento. El acto, que se desarrolló en la Feria del Libro de Bogotá de 2011, también resaltó el papel de las editoriales universitarias en la promoción de la cultura.

Precisamente, es el periodista García Posada quien señala los retos para estas empresas, a las que todavía les falta crecer en temas relacionados con la divulgación de las obras editadas. “Primero, hay que armonizar las políticas editoriales con las estrategias de las instituciones universitarias en materias de internacionalización, formación avanzada, consulta de modelos y estándares de alta calidad (universidades de talla mundial)”.

Así mismo, dice el jefe de la Editorial UPB, que se deben establecer vínculos efectivos con fondos hispanoamericanos y de países de otros idiomas para el intercambio de experiencias e innovaciones y la publicación de obras en coedición.

“También falta avanzar en la formación de editores, de expertos en procesos editoriales y de libreros y personas capacitadas para innovar y ejecutar programas de promoción, mercadeo y ventas”. Además, hace falta estudiar y aplicar nuevas tecnologías de producción bibliográfica, en los más diversos formatos.

“Nuestras universidades, a partir de sus programas de ingeniería informática, por ejemplo, pueden contribuir a esas innovaciones”, agrega. Por último, señala que también es vital contribuir a la creación y el fomento de la lectura en la población infantil y juvenil.

Y aunque las editoriales universitarias colombianas han logrado una edición mucho más madura que la encontrada en la región andina, siguen rezagadas frente a la producción lograda en Brasil, Argentina y México, tanto en número de proyectos como en su distribución.

“La clase media colombiana, que es lectora, todavía no acude a la edición universitaria como primera fuente de información científica. Demandan, por lo general, editoriales norteamericanas mucho más grandes. Sin embargo, ahora hay un trabajo mucho más importante del que había en la década de 1980”, concluye el presidente de la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia (Aseuc).

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Juan Carlos Luján Sáenz
Área de Información y Prensa EAFIT
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