• En Río de Janeiro se desarrolla la Conferencia de la ONU que promueve el desarrollo sostenible, así como el crecimiento de los ingresos, el trabajo digno y la erradicación de la pobreza.
• Dos docentes de EAFIT hablan sobre la Cumbre que, pese a sus proyecciones, ha generado descontento y, en opinión de expertos, evidencia la falta de voluntad por parte de algunas naciones.
Expectativas, inquietudes, esperanzas, pero también descontento, cuestionamientos. Esto es lo que ha generado Río+20, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible que se celebra en Río de Janeiro (Brasil) y que finalizará el viernes 22 de junio.
No obstante, según los reportes y los análisis que desde suelo brasileño han hecho los medios de comunicación, son más las expectativas que los acuerdos alcanzados, al punto que algunos organismos manifestaron su insatisfacción.
Así, por ejemplo, la organización ecológica
Greenpeace consideró la Cumbre como un fracaso, mientras que la delegación de la Unión Europea calificó el borrador del documento final como poco ambicioso.
Pero, ¿es tan poco alentador el presente? Dos docentes de EAFIT se refieren a esta reunión en la que se dan citas gobiernos de todo el mundo, y en la que Colombia, en cabeza del presidente Juan Manuel Santos Calderón, ha propuesto adoptar compromisos en materia de seguridad alimentaria, agua, energía, ciudades limpias y océanos.
Al respecto, María Alejandra Gonzalez-Perez, jefa del Departamento de Negocios Internacionales, indica que hay unos asuntos de limitaciones reales desde el proceso.
De esta forma, considera que esta Cumbre es la más grande que se ha hecho en la historia de la ONU, pues el proceso de negociación y de elaboración del documento que se espera sea firmado por los jefes de Estado y los ministros que participan del encuentro, se realizó con equipos de 193 países.
De acuerdo con la docente, las críticas más fuertes giran en torno a las ambigüedades y la falta de compromiso del texto, pues el borrador que se presentó no es concreto ni satisface las expectativas que se tenían.
“Esto se pudo dar por la cantidad de equipos que negociaron y por la imposibilidad que han tenido los países para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Pero también pudo existir una situación de falta de voluntad política”, argumenta.
Por su parte, María Cecilia Henao Arango, profesora de evaluación ambiental de proyectos y par académica del Ministerio de Educación Nacional, plantea que existen países que están más concentrados en la crisis europea que en los temas del desarrollo sostenible. “Este tema es muy complicado, sobre todo porque en el medio está la recesión mundial”.
Además, asegura que de países como China, India y Estados Unidos, que son algunos de los que producen las mayores cantidades de dióxido de carbono en el planeta, no se podía esperar que llegaran con compromisos específicos.
20 años después
La conferencia se realiza en desarrollo de la celebración de los 20 años de la Cumbre para la Tierra (Río de Janeiro, 1992), en la que los países aprobaron el Programa 21, que repensó el crecimiento económico, promovió la equidad social y la protección ambiental.
Para esta ocasión, Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, manifesta que esta sería una de las reuniones mundiales sobre desarrollo sostenible más importantes de estos tiempos.
“Ese acontecimiento nos exigirá una visión clara: una economía verde sostenible que proteja la salud del medio ambiente y que simultáneamente apoye la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio mediante el crecimiento del ingreso, el trabajo digno y la erradicación de la pobreza”.
La importancia de esta Cumbre, de igual manera, radica en temas que exigen atención inmediata. Entre estos se destaca la superpoblación del mundo, pues se estima que en 2050 habrá 9.000 millones de habitantes en la Tierra.
También, se calcula que 1.500 millones de personas no tienen acceso a la electricidad, y que casi 1.000 millones pasan hambre cada día. Por su parte, las emisiones de los gases de efecto invernadero siguen aumentando y más de un tercio de las especies conocidas están en peligro de extinción.
Compromisos
En medio de este panorama, María Alejandra Gonzalez-Perez, quien no se atreve a afirmar si la cumbre finalizará siendo un éxito o un fracaso, reconoce que en Río+20 ya se lograron iniciativas importantes como “las bolsas de valores sostenibles” y el índice de desarrollo sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).
La primera iniciativa fue liderada por Nasdaq, mercado de valores donde las transacciones se realizan de manera electrónica; dos de las bolsas brasileñas más grandes y las de Egipto, Johannesburgo (Sudáfrica) y Estambul (Turquía).
Finalmente, María Alejandra destaca, para Colombia, el ingreso de Bogotá al Pacto Global, una propuesta de Naciones Unidas para enfrentar los desafíos del cambio climático, lo que convierte a la capital en una de las primeras ciudades en unirse a esta propuesta.
“El compromiso ambiental no es tanto de las naciones, sino de nosotros mismos como ciudadanos. Si cada habitante del planeta aportara un granito para el desarrollo sostenible, lo más seguro es que lograríamos más de lo que se puede alcanzar a través de un acuerdo mundial”, concluye la profesora María Cecilia Henao Arango.
Mayores informesJuan Carlos Luján SáenzÁrea de Información y Prensa EAFITTeléfono: 574 2619500 Ext. 9931Correo electrónico:
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