• El acercamiento entre los dos países es estratégico para la internacionalización de Colombia y esencial en la dinámica geopolítica del este asiático.
• Los docentes eafitenses Adriana Roldán, Luis Fernando Vargas y Juan David Escobar analizan la importancia de las relaciones comerciales, políticas y culturales entre ambos.
Mientras Colombia aspira a incrementar y diversificar las importaciones y exportaciones hacia el país asiático, Japón espera aumentar la inversión en el territorio nacional. Sobre estos temas se discutió en el Octavo Comité Económico Conjunto Japón-Colombia, que se realizó el 18 de noviembre, y al que asistió Adriana Roldán Pérez, coordinadora académica del Centro de Estudios Asia Pacifico de EAFIT.
Con motivo de este evento y del auge en las relaciones comerciales, políticas y culturales entre Colombia y Japón, Adriana y los docentes eafitenses Luis Fernando Vargas Alzate y Juan David Escobar Valencia analizan el panorama.
Para la coordinadora académica del Centro de Estudios Asia Pacifico hay dos temas destacados de la agenda comercial y política entre ambos países. El primero son las negociaciones del acuerdo de Asociación Económica (EPA) Colombia-Japón, que es igual al Tratado de Libre Comercio pero se le suma el asunto de cooperación.
El segundo es la participación de Colombia en la Alianza del Pacífico, en la que Japón es miembro observador y ve con buenos ojos que Colombia se esté comparando con otros mercados como Chile, México y Perú para ser más competitivos.
Colombia ha tenido una balanza deficitaria con Japón porque ha importado más de lo que ha exportado, y este mercado todavía es desconocido para las empresas nacionales. “En 2012 Colombia exportó 300 millones de dólares pero importó 1.652 millones, es decir, que hay un déficit de 1.292 millones con Japón”, explicó Roldán Pérez.
Las principalmente exportaciones son de café (63 por ciento), flores (16 por ciento), carbón (7 por ciento) y química básica (7 por ciento). Se importa maquinaria y equipos, por lo que la industria automotriz es muy fuerte, seguida por la metalurgia, productos químicos y demás. “El reto de Colombia es aumentar y diversificar sus exportaciones a Japón”, añadió.
Sin embargo, considera que hay muchas oportunidades para otros sectores como el agrícola en la medida en que se pueda negociar un buen tratado. También para el sector del cuidado de la salud, la industria cosmética y el aseo personal; y, para la química básica y minerales como carbón y petróleo.
Japón es un socio importante para Colombia porque se ha mantenido una relación comercial muy estable, pero en los últimos diez años la participación de este en las importaciones colombianas (dentro del paquete de Asia Pacífico) con respecto a las compras totales ha disminuido en relación con China o Corea.
Igualmente, Adriana Roldán llamó la atención sobre la proyección del comercio que quiere tener Japón en los próximos cinco años, que busca elevar el porcentaje de comercio con los países que tienen EPA del 19 al 70 por ciento para 2018.
“Es importante que Colombia esté en el radar de los japoneses y hay una coyuntura muy positiva, como se pudo percibir en octubre y noviembre de 2013, cuando se terminó la tercera ronda de la EPA, desde donde se están construyendo relaciones sólidas con los japoneses”, concluyó.
Interés por mantener lazos diplomáticos
Para Luis Fernando Vargas Alzate, profesor del Departamento de Negocios Internacionales y coordinador académico del Área de Relaciones Internacionales de EAFIT, las relaciones políticas entre Colombia y Japón han estado enmarcadas por un acuerdo de larga duración -más de un siglo- que alcanzó su mayor estabilidad a partir de 1945, cuando el Plan Mac Arthur generó una nueva constitución para el país nipón.
“Durante las administraciones de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos se ha hecho énfasis en el acercamiento con esta nación, considerada esencial dentro de la dinámica geopolítica del este asiático”, destacó Vargas Alzate.
Para este propósito, advirtió, los gobiernos de ambos Estados han mostrado interés no sólo en avanzar en las negociaciones del TLC, sino en ampliar lazos de intercambio y continuar fomentando el diálogo diplomático.
“Durante la última década, a pesar de las profundas dificultades por las que Japón ha atravesado, las conversaciones entre Tokio y Bogotá se han mantenido por un muy buen nivel, y las expectativas en temas de cooperación no bajan su intensidad", puntualizó.
Por otra parte, Juan David Escobar Valencia, profesor de Geopolítica y director del Centro de Pensamiento Estratégico de EAFIT, dijo que, pensando en unas relaciones de largo plazo, de beneficio no solamente económico sino de desarrollo, es conveniente la cercanía con Japón como amigo.
“Necesitamos aprender de una sociedad tan organizada como la japonesa que ha desarrollado todo su capital social y le ha apostado a la cultura, la educación, la ciencia y la tecnología, la invención y el desarrollo de productos de alto valor agregado”, finalizó.
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Adriana Roldán Pérez
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