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Agencia de Noticias / Mayo 2013 Análisis académico / La del profesor y alumno, una relación de amistad intelectual

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La de profesor y alumno, una relación de amistad intelectual


El conocimiento académico como fuente de información se encuentra en muchas partes, pero lo que no está en todas partes son las lecciones vivas y la experiencia que el profesor le transmite a los estudiantes.

• El miércoles 15 de mayo se celebra en Colombia el Día del Maestro, fecha para reconocer a quienes se dedican a formar profesionales y personas integrales.
• Gabriel Jaime Arango, director de Docencia de EAFIT, así como algunos profesores de la Universidad, opinan sobre lo que signific​a ejercer hoy esta profesión.

El 15 de mayo de 1950 el Papa Pío XII proclamó a San Juan Bautista de La Salle como patrono de los educadores y, ese mismo año, la Presidencia de la República declaró esta fecha como el Día del Maestro en Colombia.

Esta celebración se convierte en una oportunidad para reflexionar acerca del papel de los educadores en la vida de los estudiantes, discusión que, en muchos ámbitos, gira en torno a dos posiciones.

Por un lado, hay quienes dicen que su tarea es solo cognitiva y científica, es decir, que se debe limitar a transmitir el conocimiento de su área de saber respectiva; y que la tarea de formación humana, otra de las posiciones, le corresponde al colegio o a la familia.

Pero según explica Gabriel Jaime Arango Velásquez, director de Docencia de EAFIT, el sistema educativo colombiano le solicita a la academia que ayude a los estudiantes a adquirir una formación más sólida, no solo en lo intelectual, sino también en lo personal.  “Esto porque ellos llegan muy jóvenes a la universidad, incluso aquí se hacen ciudadanos, y es donde consiguen la madurez de todo tipo, al tiempo que fortalecen sus convicciones y creencias”.

El educador, según analiza el directivo, deja de ser la encarnación el conocimiento para convertirse en un acompañante de desarrollo y crecimiento personal que vela por la formación integral de sus estudiantes. Así, la relación alumno-profesor deja de ser unidireccional y de instrucción, y se convierte en una relación de confianza, constructiva, propositiva y de mutuo entendimiento. Es una relación de amistad intelectual.

Lo anterior no quiere decir que desaparezcan las reglas, las exigencias o la autoridad, pues cada una de las partes tiene deberes y derechos, y entre ellos hay un contrato que se debe cumplir y respetar.

Los alumnos esperan que sus profesores sean serios con el conocimiento, responsables con el trabajo y compresivos con sus necesidades. Los docentes, por su parte, esperan que los estudiantes se motiven con el conocimiento, respondan con sus obligaciones y construyan un proceso de formación de manera gradual y continua.

“Al profesor le corresponde asumir un compromiso formativo frente a un ser humano que adolece de herramientas para enfrentar retos académicos y personales. Al estudiante le corresponde ponerse al nivel de un individuo en formación que aprovecha los consejos, recomendaciones y hojas de ruta sugeridas por su superior. Pero la base de este diálogo de alto componente intelectual, necesariamente, es la confianza que se logre entre ambos”, dice Luis Fernando Vargas Álzate, docente del Departamento de Negocios Internacionales.

La confianza es la clave para que esta relación sea provechosa y rinda los mejores frutos, no solo para las partes implicadas, sino también para la sociedad, que será la receptora final de los resultados de este intercambio.

¿Y cómo ganarse la confianza de un público que, como el estudiantil, cuestiona la credibilidad de las figuras de autoridad?

Según Mario Elkin Vélez Ruiz, docente del Departamento de Ciencias Básicas, la confianza se gana con el reconocimiento a las capacidades intelectuales del maestro y a la claridad en sus principios, posiciones y orientaciones. “Pero también con la confianza que les damos cuando les hacemos saber que somos sus pares”.

Y a esto se sumaría el pensamiento que Fernando González plasmó en su obra Viaje a pie, en la que dice que el papel del profesor consiste en descubrir y fortalecer la confianza del alumno en sí mismo, para lo que es necesario tener, según señala Gabriel Jaime Arango, una sensibilidad que le permita detectar sus fortalezas, aspiraciones, deseos y capacidades, para alimentárselas; y las debilidades para ayudárselas a subsanar.

Lograr este propósito requiere una vocación para la que no todos son aptos, por eso, como alguna vez afirmó el libertador Simón Bolívar, enseñanza que en la actualidad trae el director de Docencia de EAFIT, “el objeto más noble que puede ocupar el hombre es ilustrar a sus semejantes. El empleo de maestro será el más considerado y los que lo ejerzan serán honrados, respetados y amados, como los primeros y más preciosos ciudadanos de la República”.

Mayores informes para periodistas
Gabriel Jaime Arango Velásquez
Director de Docencia de la Universidad EAFIT
Teléfono: 574 261 9500 Ext. 9577
Correo electrónico: garango4@eafit.edu.co  

Última modificación: 08/09/2015 10:09