• Con motivo de la Jornada Mundial del Trabajo Decente, el próximo 7 de octubre, EAFIT recibió la conferencia Reflexiones domésticas. La ley, la literatura y la realidad.
• En el evento se abordó, desde el ámbito legal, el problema laboral de las empleadas de servicio en el país. Algunas de ellas contaron sus experiencias.
El “patrón” de Teresa se hizo la promesa de enseñarle a leer y a escribir, pues ella había cuidado desde niña a su esposa y ahora hacía lo mismo con sus hijos. Nunca se lo dijo y nunca lo cumplió, pero siguió fingiendo que no sabía que ella era analfabeta, tal como suponía que la muchacha del servicio quería.
Esta anécdota hace parte del cuento inédito que el escritor Héctor Abad Faciolince leyó ante el auditorio de Reflexiones domésticas, una conferencia en la que estuvo acompañado por Ana María Zapata Pérez, magistrada de la Sala Laboral del Tribunal Superior de Medellín, y tres representantes de la Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico (Utrasd).
El evento, que se realizó el martes 2 de octubre en la Universidad, fue organizado por la Escuela Nacional Sindical con el apoyo de EAFIT con el fin de crear un espacio de discusión alrededor de la situación laboral de las empleadas domésticas en Colombia.
Tal como sucede en el relato de Abad Faciolince, una de las principales dificultades de este tipo de trabajo es que se desarrolla al interior del hogar y por lo tanto, suele confundirse en la familiaridad de esas condiciones, dejando de lado la relación laboral que cuenta con una regulación especial dentro y fuera del país.
En Colombia existen normas claras que tratan de garantizar unas condiciones de trabajo dignas para estas mujeres, acordes a los cuatro elementos que define la Organización Mundial del Trabajo: empleo productivo, protección en seguridad social integral, garantía de los derechos fundamentales y diálogo social.
El país se acogió al Convenio 189 de dicha organización como la máxima norma internacional para garantizar el cumplimiento de los derechos de las empleadas domésticas en el mundo. La magistrada Zapata explicó, que muchas de las reglas contenidas en ese acuerdo ya existían en Colombia, pero que fue necesario acogerse al Convenio para confirmarlas y apelar por su cumplimiento.
“Me preocupan varias situaciones que tienen que ver con la seguridad social y las garantías para que estas mujeres tengan una vejez tranquila. Dedican toda su vida a una familia y después se van con las manos vacías porque no tuvieron afiliación a una pensión”, manifestó en su intervención.
Las normas
La Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico (Utrasd) se conformó hace seis meses como una organización sindical para velar por las condiciones laborales de estas trabajadoras.
María Roa, presidenta del grupo, que cuenta con 106 miembros, dijo que algunas de sus demandas son el pago de primas de servicio, la regularización de la jornada máxima legal (10 horas para las internas, 8 para las demás) y la inspección laboral en los hogares, tal como se hace en los espacios comerciales.
También pretenden promover y vigilar el cumplimiento de normas básicas, que no siempre se cumplen, como el pago del salario mínimo legal vigente o el 70 por ciento del mismo, solo en los casos en los que así se acuerde por entrega del 30 por ciento restante en especie (alimentación y estadía).
Lo mismo sucede con el pago completo de seguridad social, subsidio familiar, horas extras y vacaciones anuales.
En la conferencia hubo especial énfasis en el tema de las cesantías, que según expresó la magistrada Zapata, deben ir cada año a un fondo en el que sumarán intereses y podrán ser retiradas al final del contrato laboral. Esto con el fin de que las trabajadoras no queden desprotegidas una vez se retiren del servicio doméstico.
Para Flora Inés Perea Gil, vicepresidenta de Utrasd, es muy importante que las empleadas conozcan muy bien cada una de estas regulaciones, pues a lo largo del tiempo han sufrido explotación y discriminación por una labor que ella considera fundamental en la sociedad.
“Nuestro trabajo no es diferente a los demás, es una labor honesta y que merece respeto y reconocimiento”, comentó.
La actividad se realizó como antesala a la Jornada Mundial del Trabajo Decente, que se celebrará el próximo 7 de octubre, en la que se pretende reivindicar la igualdad laboral.
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Marcela Olarte Melguizo
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