Colombia firmó, en septiembre, el Tratado de Libre Comercio con Panamá, con lo que cerró, así, la etapa de apertura comercial más importante de los últimos tiempos. El país ya suma 14 acuerdos comerciales con naciones de todo el mundo y con bloques de estados como la Alianza del Pacífico, iniciativa de integración económica regional que conforma junto a Chile, México y Perú.
A propósito de la finalización de este ciclo y de los dos nuevos acuerdos, los profesores Maria Alejandra Gonzalez-Perez, del Departamento de Organización y Gerencia; y Luis Fernando Vargas Alzate, del Departamento de Negocios de Internacionales, analizan los retos que tendrá el país de cara a esta nueva ola de internacionalización comercial.
Para Maria Alejandra Gonzalez-Perez, la Alianza del Pacífico puede considerarse como el mayor logro en política exterior del país por tres factores diferenciadores: sus miembros están en similares condiciones de desarrollo y situación socioeconómica, por ende, hay equidad en los procesos de negociación; están focalizados en conseguir un tratamiento preferencial en las relaciones comerciales y políticas con Asia; y se proyectan como un bloque regional que puede contrarrestar el liderazgo económico de Brasil, y además, propiciar la integración política del continente.
La alianza representará mayores ventajas, dice la docente, si se concentra y especializa en sectores específicos de la economía, con lo que aumenta así su competitividad.
En el caso particular colombiano las oportunidades más grandes estarían en los sectores que han logrado posicionamiento local e internacional, como las multinacionales que operan con alimentos, cemento, seguros, servicios bancarios, textiles y confecciones.
Diversidad geográfica
El Tratado de Libre Comercio con Panamá había generado preocupación por la posibilidad de que este facilitara la entrada al país de productos de otros países (diferentes a Panamá), a precios muy bajos, con los que la industria nacional no podría competir.
Sin embargo, el profesor Luis Fernando Vargas explica que por eso son tan importantes las etapas de negociación, pues una vez pactado el ingreso o no de un producto específico, no hay marcha atrás.
“Para el tema de la industria, la norma de origen es clave, pues es la que impide que producción diferente a la del país con que se negocia ingrese al mercados local. En el caso de la negociación con Panamá, ese fue uno de los aspectos cruciales que postergó la finalización del acuerdo”, puntualiza.
Otro de los acuerdos recientes es el que se firmó con Israel, que permitiría el ingreso de los productos locales a Oriente Medio. “De Israel, Colombia podrá adquirir producción industrial con alto valor agregado, especialmente tecnología. Ellos necesitan producción agrícola y agropecuaria, por lo que nosotros podemos serles muy útiles como socios comerciales”, comenta Luis Fernando.
Este último punto es muy importante porque le da alientos al sector agropecuario, uno de los que más riesgos enfrenta con los tratados de libre comercio. “Se beneficiarían directamente del acuerdo, pero solo en la medida en que continúen con los procesos de reconversión tan necesarios para adaptarse a los nuevos tiempos del intercambio económico y comercial”, especifica el docente.
Aquí será fundamental el acompañamiento de las instituciones estatales para que la producción nacional sea de alta calidad y a precios razonables, pues mientras esto no se alcance, no podrán competir en igualdad de condiciones.
Mayores informes para periodistas
Maria Alejandra Gonzalez-Perez
Docente de la Escuela de Administración
Teléfono: 574 2619500 Ext. 9431
Correo electrónico:
mgonza40@eafit.edu.co
Luis Fernando Vargas Alzate
Docente de la Escuela de Administración
Teléfono: 574 2619500 Ext. 9989
Correo electrónico:
lvargas3@eafit.edu.co