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Agencia de Noticias / Septiembre 2013 Análisis académico / La universidad, actor fundamental del desarrollo sostenible

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La universidad, actor fundamental del desarrollo sostenible

La atención mundial sobre este tipo de temas empezó en 1968 con la creación del Club de Roma y la posterior publicación de su informe Los límites al crecimiento científico.

• La búsqueda del equilibrio entre desarrollo y medio ambiente se ha convertido en una necesidad para garantizar la conservación de la vida en el planeta.
• Docentes de varias universidades de la ciudad analizan el papel que debe tener la educación superior para formar ciudadanos proyectados en este sentido.

Ante el problema ambiental que vive el mundo actual y sus implicaciones desde ámbitos como el económico y el social, la sostenibilidad se convirtió en la propuesta más viable para lograr equilibrio entre desarrollo y medio ambiente.

Y aunque se trata de un tema transversal a todos los habitantes del planeta, instancias como la universidad se vuelven referentes en aspectos como el informativo y pedagógico, y entes activos desde la investigación e intervención social.

Para Paula Marcela Hernández Díaz, docente del pregrado en Ingeniería de Procesos de EAFIT, promover el desarrollo sostenible es una responsabilidad de la educación superior, que va ligada, de manera directa, al compromiso que esta tiene con el progreso del país.

El problema es que en muchas ocasiones la palabra “progreso” va en detrimento del medio ambiente, en especial cuando se piensa como sinónimo de “crecimiento”, sin embargo, la docente insiste en que es posible lograr una armonía entre progreso y naturaleza si se parte de la base del desarrollo sostenible.

“No podemos confundir el progreso con crecimiento, pues el crecimiento solo busca mejorar el nivel social, el estatus de vida, aumentar la posibilidad de consumo, mientras que el desarrollo sostenible pretende dar calidad de vida de manera responsable con el planeta”, agrega la profesora.

El término desarrollo sostenible fue usado y definido por primera vez por Naciones Unidas en el Informe de Brundtland en 1987, un documento en el que se analizan y replantean las políticas de desarrollo económico globalizador, teniendo en cuenta el alto costo ambiental que estaban teniendo.

En el documento puede leerse que se trata de “la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”, de manera que si bien su elemento principal es el ecológico, también incluye puntos como el social y el económico.

Problemas y soluciones desde la academia

Muchos de los hoy miles de estudiantes universitarios del país serán mañana los líderes del gobierno y la industria, dos instancias desde las que se pueden frenar los daños ambientales que el hombre viene ocasionando al planeta desde hace siglos.

La situación es tan grave que, según Michel Hermelin Arbaux, docente del pregrado en Geología, no se agota en el famoso cambio climático, pues se trata más bien de un cambio global que incluye elementos como​ la destrucción de la capa de ozono, la contaminación de los océanos y los continentes, la carencia de agua potable y el aniquilamiento de especies, entre otros.

“Es hora de que el hombre intente tener cierto equilibrio con su territorio circundante, pues las medidas que han tomado las legislaciones del mundo todavía son muy tímidas”, agrega el profesor.

De manera que crear conciencia de estos problemas desde la universidad es el primer paso para que las esferas que deben tomar decisiones urgentes empiecen a hacerlo, tal como lo indica Silvia María Puerta Echeverri, coordinadora de la especialización en Educación Ambiental de la Universidad Pontificia Bolivariana.

“Es un problema de todos, que todos debemos enfrentar, pero nuestro compromiso desde la educación superior es grande porque las intervenciones reales al ambiente las hacen los profesionales desde las diferentes disciplinas”, explica.

Por eso, se refiere a la necesidad de aumentar y unir esfuerzos desde las diferentes universidades para pensar la educación ambiental y su intervención en la sociedad a través de acciones concretas, que puedan ser replicables por las personas comunes en su día a día.

Este accionar debe ser integral, partiendo de lo ecológico, pero cubriendo también otras áreas, como lo señala Giovanni Pérez Ortega, director de la oficina de Extensión Universitaria, de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.

“La universidad tiene un papel protagónico en darle una solución a esta problemática del desarrollo sostenible, que también incluye la mitigación de la pobreza, la accesibilidad de la población, la tecnología y la calidad de vida”, concluye el directivo.

Aunque todavía falta voluntad política y compromiso individual, como dicen los docentes, la información y educación empieza a dejar huella en la sociedad, tal como lo indica el estudio ¿Cómo somos los antioqueños?, realizado por EAFIT y Sura, en el que el 70 por ciento de los encuestados piensa que se debería dar prioridad a la protección del medio ambiente aun si esto causará menor desarrollo económico.

Mayores informes para periodistas
Marcela Olarte Melguizo
Área de Información y Prensa EAFIT
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Última modificación: 07/09/2015 15:27