La pregunta será la misma: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado? En caso afirmativo: ¿Quiere que este Estado sea independiente?”, pero las implicaciones del resultado ya no lo serán, o por lo menos no en el ámbito jurídico.
Y es que si bien el Tribunal Constitucional español declaró inconstitucional el referéndum previsto para esa fecha, Artur Mas, presidente de la Generalitat de Cataluña, anunció que sí habrá votaciones, aunque informales, es decir, que esta será una especie de encuesta para conocer la opinión de los catalanes.
A pesar de esto, la ilusión independentista no ha desaparecido, como tampoco las molestias que el hecho causa al Gobierno español. Incluso, Mariano Rajoy aprovechó su intervención en un evento de la Unión Europea, el pasado 23 de octubre, para llamar la atención sobre la necesidad de luchar contra los "nacionalismos secesionistas".
El debate continúa latente y sobre este opinan tres docentes de EAFIT.
“El pedido de los catalanes va más allá de la independencia, pues lo que están reclamado es autonomía en términos políticos, económicos y administrativos, porque el Gobierno central de España y la lógica monárquica ha generado una dinámica muy centralista”, explica Adolfo León Maya Salazar, profesor del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de EAFIT.
De acuerdo con el profesor, Cataluña tiene en el retrovisor inmediato la experiencia que hubo en Escocia, la que, lejos de ser un desestímulo, puede reafirmar la vocación para hacer esa consulta.
“Lo que harán es plantear una situación, de hecho, en términos de disputa de poder y del reconocimiento de Cataluña hacia el poder central y, obviamente, este tomará como una desobediencia política el que sí se realice esta iniciativa”, indica Adolfo.
Sobre el panorama de las relaciones entre España y Cataluña, Juan David Escobar Valencia, director del Centro de Pensamiento Estratégico de EAFIT, plantea que a menos que las situaciones económicas de Europa y España tengan una mejoría considerable y pronta, es difícil pensar que Cataluña va a desistir de sus aspiraciones.
“La tensión va a continuar y, de no encontrar una salida viable y digna, es posible pensar en acciones violentas por parte de sectores radicales, de lo que se ha cuidado con esmero el actual movimiento separatista para no ser igualado al movimiento etarra. Pero si la independencia no se da, seguramente Cataluña tenga argumentos para negociar un aumento de su autonomía, mientras esta quede aplazada”, afirma Juan David.
Implicaciones
Según Maria Alejandra Gonzalez-Perez, profesora del Departamento de Organización y Gerencia de EAFIT, las encuestas muestran que la mayoría de los catalanes están a favor de la independencia, siempre y cuando continúen en la Unión Europea.
Y es que, en su opinión, ser independientes los aislaría de España y de la Unión Europea comercial y políticamente, además de producir una división interna en Cataluña entre quienes quieren continuar siendo parte de España. “De querer ser parte de la Unión Europea, tendrían que esperar en ´lista´ después de Kosovo y Serbia”.
Sin embargo, tal como refiere Juan David, una eventual independencia tiene para ambos territorios implicaciones profundas, pues España y el Gobierno central sufrirían un duro golpe a su ejercicio de autoridad, una reducción territorial y especialmente una pérdida económica y fiscal que en las circunstancias actuales de la economía española resulta difícil de evaluar.
“Para Cataluña sería un logro político, pero la posibilidad de quedar por fuera de la Unión Europea representaría una dificultad económica, pues su comercio con Europa se vería afectado por las ventajas arancelarias que perdería, y también podría tener dificultades con su comercio con España, que sería uno de sus socios comerciales más importantes”, anota el director del Centro de Pensamiento Estratégico.
Aunque el orden global no se vería gravemente afectado, añade Juan David, sí implicaría un desafío para la Unión Europea, al generarse un dilema a su funcionamiento y a la crisis de identidad que sufre hoy el proyecto europeo.
Una búsqueda histórica |
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En palabras de Juan David Escobar Valencia, las centenarias aspiraciones separatistas de Cataluña están soportadas en las convicciones de esta región de ser una nación con identidad, cultura e idioma propio que no podrán desarrollarse completamente mientras estén sometidas a España.
“Los nacionalismos son fenómenos antiguos y comunes en la historia de Europa y en la formación de sus actuales estados. Aunque la aspiración de independencia no es nueva, la crisis económica de Europa y, particularmente de España, ha incentivado el ánimo separatista, pues los recortes que la solución de la crisis económica ha supuesto y seguirá exigiendo, ha alimentado el sentimiento de Cataluña, una de las regiones con mayor desarrollo económico e industrial de España”.
Maria Alejandra Gonzalez-Perez coincide en que Cataluña representa el 20 por ciento de la economía española, es una de las regiones más industrializadas de España, y quienes apoyan la independencia consideran que los impuestos que se pagan al Gobierno central español no se reflejan en beneficios para la región.
“Este sentimiento se ha exacerbado en Cataluña desde la crisis española, en donde han aumentado las cifras de desempleo en Madrid, y el Gobierno central se ha focalizado en las regiones más pobres, y en apoyar a los desempleados. Es decir, Cataluña se siente abandonada por el Estado español”, expresa.
No obstante, para Juan David, las aspiraciones catalanas tienen un alcance más amplio, pues van desde sectores que aspiran principalmente a tener mayor autonomía fiscal, como las que tienen el país Vasco o Navarra, hasta los que desean ser un estado independiente de España, que es la pretensión del partido Izquierda Republicana. |
Mayores informes
Adolfo Maya Salazar
Docente del Departamento de Humanidades de EAFIT
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Juan David Escobar Valencia
Director del Centro de Pensamiento Estratégico de EAFIT
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Maria Alejandra Gonzalez-Perez
Departamento de Organización y Gerencia de EAFIT
Teléfono: 574 2619500 Ext. 9431