El crimen es de mal gusto, pero bien adobado llega a saber bien. Esta es la estrategia del tabloide: inventarse un juego de recursos representativos que hagan del crimen algo “pasable”. El crimen, como cualquier asunto humano, tiene que ver con la sensibilidad y, la descripción de lo que pasa por la sensibilidad es asunto de la estética, sólo que aquí la estética deja de referirse exclusivamente a lo bello, a la obra de arte, para referirse a la obra humana por excelencia: la cotidianidad que habita la “llanura prosaica”.
Es un placer seguir a Olga cuando disecciona implacablemente –como se hacía con los cadáveres de los occisos– la entraña misma del gusto popular, que no encuentra otro espejo para reconocerse que el de sus propias miserias. Lo real y su representación terminarán coincidiendo.
Juan Gonzalo Moreno V.
Exdirector de la Escuela de Estudios Filosóficos y Culturales
Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín
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