Corre de boca en boca una leyenda según la cual en el año de 1492 un marinero de nombre Cristóbal Colón, con el valor de las joyas que para ese fin le regaló una reina, se lanzó mar adentro hacia el oeste y descubrió un continente.
Como toda leyenda, se apoya en algunos hechos verídicos alrededor de los cuales se tejen fantasías que nunca ocurrieron. Fue cierto que en 1492 un genovés de nombre Cristóbal Colón logró el apoyo de la reina Isabel la católica de España para fletear tres carabelas y aventurarse navegando hacia el occidente. Y fueron ciertas aventuras sus aventuras en alta mar y su sorpresa al desembarcar en tierras que los encandilaron, a él y a toda su tripulación de aventureros, con su esplendorosa belleza. Es pura leyenda que descubriera el territorio que posterior y arbitrariamente llamaron América…".
Con estas palabras, Rocío Vélez de Piedrahíta introduce al lector en una seria de relatos con trasfondo histórico que comienzan por el paso del hombre por el estrecho de Bering y llegan hasta Antioquia del siglo XIX. En ellos está presente la necesidad humaba de conquistar territorios, de emprender búsquedas, de partir, en muchas ocasiones para nunca más volver.
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