Treinta años de experiencia profesional tienen hoy a la hermana Olga Lucía Zuluaga Serna en la Dirección Administrativa de la Clínica El Rosario de Medellín, que adelanta importantes obras de infraestructura en el sector de El Tesoro.
Desde 1979, cuando egresó como administradora de negocios de la Universidad EAFIT, ha ejercido su profesión con la firme convicción de que el administrador tiene una habilidad innata para hacer su trabajo, incluso antes de pisar el salón de clases.
Durante sus primeros dos años como profesional, trabajó para una firma constructora de la ciudad en el cargo de asistente de gerencia. Dos años después, su vida personal y espiritual la llevaron a ingresar a la comunidad religiosa de La Presentación. Allí, aparte de los retos y compromisos personales que adquirió siendo religiosa, encontró la forma de ejercer su profesión.
A partir de 1986, la hermana Olga Lucía ocupa el cargo de directora administrativa de la Clínica El Rosario, donde se ha destacado y ha dejado su aporte gerencial, en especial en la forma como ha potencializado la sede del sector El Tesoro, al suroriente de Medellín.
“En ese entonces éramos muy pocas las mujeres profesionales, sin embargo, el conocimiento que adquirí en la Universidad, unido a la formación humana de la familia, es muy grande, sobre todo por el buen nombre que tiene la Institución en materia de administración”, afirma la religiosa.
Subiendo escalones académicos
En la década del noventa, la hermana realizó la primera de sus dos especializaciones. En esa ocasión tomó el programa de Gerencia Hospitalaria, que además de proporcionarle los conocimientos necesarios para desempeñarse mejor en su trabajo gerencial, le permitió “convivir con los grandes gerentes y directores de las instituciones hospitalarias, lo que es una experiencia bastante grande a nivel de especialización”.
De manera posterior, ingresó al programa de Alta Gerencia Internacional, del que egresó en 2005 y sobre el que señala: “Tuve un escalón más en mi experiencia. Allí nos encontrábamos personas con mucha trayectoria, no solo en la parte de salud, sino que era una diversidad de profesiones y de cargos en el sector empresarial, lo que significó otro momento muy satisfactorio del que logré obtener muy buen conocimiento”.
Orgullosa de ser eafitense
Hoy, desde el mismo cargo que ocupa desde hace 24 años, expresa que ha perdido un poco la relación con su alma mater por sus múltiples ocupaciones, pese a haber sido muy cercana en sus tiempos de estudiante.
Pero dice sentirse orgullosa de las sólidas huellas que deja la Institución en sus egresados. “Si uno va a ver los profesionales que están gerenciando muchas empresas en el país y el mundo, son egresados de la Universidad EAFIT con muy buenas bases, entonces creo que el éxito no depende solo de la persona, es también de la Universidad. Es un conjunto de habilidades del estudiante junto con el apoyo y la formación académica”.
Además, extraña varios aspectos de la vida universitaria. “Yo soy de una familia de nueve profesionales de diferentes planteles y algo que definitivamente extraño es el ambiente estudiantil tan sano y familiar. Y, por supuesto, las instalaciones que generan un ambiente campestre y agradable”.