Desde que asistió a sus primeras clases de Administración de Negocios en EAFIT -a principios de la década de 1960-, cuando la Universidad tenía su sede en el centro de Medellín, Roberto Arenas Mejía formaba día a día un carácter de dirigente empresarial que lo llevó, después de egresar en 1968, a tener una vida profesional en la que se ha desempeñado como alcalde, presidente, gerente, director y rector.
Su primer trabajo fue en una compañía de auditoría internacional, pero, rápidamente en 1969, obtuvo un cargo directivo como gerente de la sucursal Pereira de la Nacional de Seguros. Tres años después llegó a su primer cargo público: gerente regional del Instituto de Seguros Sociales de Risaralda, en el que estuvo hasta 1974; y de allí, hasta 1979, pasó por la Secretaría de Desarrollo Económico y Social de Risaralda, del Instituto de Bienestar Familiar y del Banco Popular.
Sobre su desempeño en los cargos afirma: “La Escuela de Administración y Finanzas tenía, desde aquella época, un gran reconocimiento en las áreas financieras y administrativas. Mi fortaleza en el campo financiero me permitió ejercer con eficacia cargos de gran responsabilidad, además, las oportunidades en el sector público me hicieron dar a conocer en un medio pequeño como Pereira”.
Entre 1980 y 1981, Roberto Arenas fue nombrado alcalde de la ciudad, cargo en el que tuvo la oportunidad de actualizar y de renovar sistemas que le permitieron a la localidad mejorar en temas de infraestructura y reducir los índices de corrupción.
Sobre su experiencia como primer mandatario de los pereiranos, comenta: “Como alcalde tuve el privilegio de protocolizar el plan de desarrollo Pereira - Dosquebradas para la década entre 1980 y 1990, el que normatizó el progreso del área metropolitana y le dio orden al crecimiento de la ciudad. Igualmente, logramos la sistematización de la Secretaría de Hacienda y de la Tesorería municipal haciendo transparente tanto la facturación como el recaudo”, complementa Arenas.
Los eafitenses en la región
En opinión de Arenas Mejía, EAFIT ha dejado una huella importante en el Eje Cafetero con sus egresados, en este caso, personas que han trabajado fuertemente por el desarrollo desde los sectores público y privado, y que son fácilmente identificadas como graduadas de la Universidad. Dos alcaldes de Pereira, por ejemplo, han sido egresados eafitenses y desde hace 32 años se ofrecen en esta capital programas de posgrado y se coordinan otros en Manizales y Armenia.
Sin duda, EAFIT Pereira se ha convertido en un factor impulsor de cambio y desarrollo en una región afectada por el desempleo. Y, desde 2007, Roberto Arenas tomó en sus manos la responsabilidad de hacer perdurar esa impronta y prestigio de la Institución.
Después de haber estudiado la especialización en Finanzas en EAFIT en 1980, de haber sido alcalde, de haber realizado estudios en el exterior, y de una serie de cargos gerenciales en el sector privado durante los siguientes 20 años, Roberto identificó en la educación el motor del cambio que el eje cafetero necesita.
“En medio de un ambiente de pobreza que nos ha puesto en el primer lugar del desempleo en Colombia, la única actividad que trasciende hacia el desarrollo social y económico es la educación. Lamentablemente, en la circunstancia de ser una ciudad receptora de grandes núcleos de desplazados, que arrastran una problemática lamentable de necesidades insatisfechas, lograr mejores niveles de desarrollo es un compromiso de largo aliento en el que se deben comprometer todas las fuerzas vivas de la región. En esto estamos todas las universidades trabajando y queremos apostarle a que las instituciones educativas contribuyan en forma muy positiva a romper este círculo vicioso”, afirma.
Sobre la formación de EAFIT
Hoy, cuando EAFIT Pereira acaba de abrir la cohorte 19 de la especialización en Finanzas y la cohorte 16 de la especialización en Mercadeo, su director está plenamente convencido de que así como él fue formado 42 años atrás, en los nuevos egresados se erige ese profundo sentido de la responsabilidad con cada una de las tareas que emprenden.
“Sorprende a los extraños el profundo amor y reconocimiento que todos profesamos por nuestra alma mater. En mi época éramos pocos estudiantes, pero compartíamos con alegría estar con personas venidas de todos los lugares del país. Puedo afirmar que gran parte de lo que he sido como persona y como profesional se lo tengo que agradecer a la Universidad EAFIT”, finaliza.