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¡3… 2… 1… 0… Ignición!


Mayo 7 de 2018.

Por: Maria Clara Molina Manrique.


El equipo partió el jueves 26 de abril a las 7:00 de la mañana. Se montaron al bus preparados para dormir las cinco horas de viaje hacia La Dorada, Caldas lugar en donde se hospedaría parte del grupo desde ese día hasta el sábado de la misma semana.

El equipo de la Misión Simple 3 llegó a su caluroso y húmedo destino, y se dividió en dos: los que se quedarían en el hotel de La Dorada y los que dormirían en la base de la Fuerza Aérea, que era el grupo de miembros con una tarea específica. Los integrantes no tuvieron mucho tiempo para descansar, ya que poco después de arribar, comenzaron a trabajar incansablemente hasta altas horas de la noche.

El día del lanzamiento, el viernes 27 de abrilcomenzó a las dos de la madrugada para el equipo KRATOS. Llegaron alrededor de las tres a la pista de la base de Calderón, territorio oficial de lanzamiento. Estaba lloviendo y hacía un poco de frío, cosa extraña siendo un lugar tan usualmente caliente. Se pusieron a trabajar en una de las dos carpas que habían armado los soldados de la Fuerza Aérea, ya que la otra estaba destinada a los espectadores, y comenzaron a desempacar mientras esperaban al cese de la lluvia.




Un poco más tarde de las diez dejó de llover y comenzó el proceso de llenado. Todos, miembros y espectadores, se conglomeraron tras la línea límite a unos metros de donde se encontraba el globo. Todo transcurrió ordenadamente durante las dos horas que se demoró en inflar el globo casi a su totalidad de 13 metros cúbicos de hidrogeno de capacidad. El espacio faltante fue intencional con el objetivo de que hubiera suficiente para soportar la fuerza presión que se expandía con la altura.

Había un aura de optimismo y ansiedad, de la positiva. Más que la ausencia de lluvia, las condiciones climáticas eran perfectas. Daniela Restrepo Hoyos, Líder de Diseño y Comunicación, afirmaba que gracias al calor extremo propio del lugar, el gas del globo ejercía más fuerza para la elevación. Por otro lado, la capa de las nubes que habían provocado la lluvia horas antes, continuaba protegiendo al equipo, a los espectadores y al globo de los rayos debilitadores del sol picante.

A las 12:00 del mediodía se terminaron de llenar las dos pipetas y un cuarto de gas. El protocolo se seguía con respeto. Comenzó el ensamble de la góndola, llamada Cattleya por el equipo, y el paracaídas, no sin antes hacerle una buena sesión de fotos a la Cattleya. Se unieron todas las piezas, se prendieron las cámaras y comenzó el conteo regresivo: “¡Diez, nueve, ocho…!”, gritaban todos. La emoción no se podía medir.




“¡… tres, dos, uno, cero!”: el globo se elevó y todos gritaban y aplaudían con euforia. En ese mismo instante, los chicos del área de telemetría salieron corriendo a la carpa para estar al tanto de la actividad del globo. El resto, se fue a celebrar, comiendo sentados, con aire de victoria y mucha felicidad en sus caras. A pesar de que ya la Misión estaba pronta a terminar, el peso de la incertidumbre seguía encima de los hombros de todos.

De vez en cuando, se corría la voz de la elevación que el globo iba adquiriendo: 26 mil pies… 40 mil pies… la emoción aumentaba con la altura. El CanSat dio la señal de que el globo había estallado a los 52.500 pies aproximadamente de distancia vertical.




Para algunos la Misión Simple 3 había culminado. Se sentaron a almorzar mientras esperaban a que el equipo de rescate, compuesto por miembros de la Misión y por rescatistas del BRAC (Búsqueda y Rescate Aeronáutico de Colombia), llegara con la góndola.

Al terminar, empacaron y organizaron las carpas. Algunos no podían con el sueño y dormían en el piso o en las sillas. Otros buscaban el aire acondicionado dentro de la carpa y se sentaba frente a él, huyendo del calor aplastante del exterior.

Cuando llegó la camioneta con el escuadrón de rescate y la Cattleya, los presentes los recibieron con un aplauso. Los líderes de algunos subsistemas tomaron la góndola y la revisaron para hacer cuenta del daño que la caída le había provocado. Optimistas, dieron la noticia de que no había sufrido mucho.




Después de recoger lo faltante dentro de las carpas y tomar algunas fotos, el equipo de espectadores se subió al bus de vuelta a Medellín. Los que se quedaron no tardaron mucho en seguirles el paso y se devolvieron para el hotel. Ellos se quedarían hasta el día siguiente.

Al llegar a su lugar de hospedaje, los integrantes de KRATOS solo querían celebrar: el globo se elevó, el satélite abrió sus paneles, las cámaras tomaron imágenes y videos impresionantes y la góndola aterrizó en un buen lugar casi intacta. El viaje a Puerto Salgar unió a todos. La satisfacción de un trabajo bien realizado y la emoción del momento son sentimientos que los chicos no van a olvidar. Misión cumplida.




El equipo de Kratos quiere agradecer a la Universidad EAFIT y a Postobón, por ayudarnos a cumplir el sueño de alcanzar la estratósfera. Muchas gracias también a la Fuerza Aérea Colombiana y a BRAC - Búsqueda y Rescate Aeronáutico de Colombia por su valiosa ayuda.


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