Nota de opinión
Junio 10, 2015
La mutación del crimen en Medellín
Durante los últimos años una gran cantidad de economistas colombianos se han interesado en abordar el estudio del conflicto armado y en menor medida del crimen. Principalmente en dos enfoques, uno relacionado a los costos que implicaba para Colombia el conflicto armado interno entre el Estado, los grupos guerrilleros y paramilitares; y un enfoque basado en la identificación de los agentes, sus comportamientos y los incentivos para utilizar las armas.
Procesos como el que en la actualidad se desarrolla en la Habana y los acercamientos con el ELN han llevado a pensar en el estudio del postconflicto por parte de los economistas y el reto que enfrenta el Estado Colombiano ante un eventual acuerdo de paz con la reinserción a la vida civil de 15.700 guerrilleros aproximadamente1 y la creación de incentivos y mecanismos suficientes que lleven a que estas personas no acudan a la ilegalidad nuevamente. Por tal motivo, la llegada de gran parte de esta población desmovilizada a las principales ciudades del país ocasiona un cierto temor sobre si estas personas empezarán a engrosar las filas de las bandas criminales y si pasaremos de un conflicto predominantemente rural a una confrontación urbana por el poder de recursos provenientes de la ilegalidad.
En el caso específico de Medellín, los indicadores de seguridad han mejorado ostensiblemente a juzgar por las reducciones en las tasas de homicidio2. No obstante, la omisión de otras variables asociadas a la criminalidad como son la extorsión, el desplazamiento intraurbano, la explotación sexual y el hurto nos llevan a pensar que las cifras de seguridad no son tan satisfactorias como se señala por las autoridades locales.
Desconociendo la mutación de las actividades ilegales e ignorando por completo un factor que distingue al conflicto del crimen, los actores en conflicto pretenden alcanzar el poder mientras que los grupos criminales pretenden coexistir con el Estado. Es por tal motivo, que concentrarse en la tasa de homicidio como medida de seguridad y crimen es necesaria pero no suficiente. Puesto que estos actores ilegales han visto en las extorsiones, los hurtos menores un mecanismos para captar recursos y que les garantice su perdurabilidad en el tiempo. Esto debido a que las políticas que pretenden acabar con el crimen son más decididas cuando la vida se encuentra comprometida. Es por este motivo, que los economistas tenemos en el estudio de la economía del crimen, una línea de investigación interesantísima y más con las circunstancias políticas actuales para hacer recomendaciones de política y para contribuir en la medición y prevención del mismo.
Finalmente quiero señalar que mi objetivo no es negar los enormes logros que ha tenido la ciudad en materia de seguridad, pero consideró que no podemos desenfocarnos de la problemática que se encuentra asociada al microtráfico y a las rentas criminales como son la extorsión, el hurto en sus diferentes modalidades y el desplazamiento intraurbano fenómenos que han ido emergiendo y que se han presentado en la ciudad de Medellín y en los cuales falta más acciones decididas por parte del Estado.
1 Cifra basada en los estimativos del Ejército nacional para 2014 entre guerrilleros activos y redes de apoyo.
2 Las cifras oficiales hablan de 198 delincuentes capturados en Medellín, además de registrar los niveles más bajos de homicidio de los últimos 40 años.
Juan Fernando Henao DuqueEstudiante de Maestría en Economía, EAFIT