En un trabajo realizado en coautoría con Gustavo Canavire y Alexander Lundberg de West Virginia University, Alejandra Montoya, estudiante de la Maestría en Economía, estudió el mercado ilegal de licor en Colombia, usando una base de datos única que se recolectó a nivel nacional en 2014.
"La Federación Nacional de Departamentos contrató a la Universidad para que hiciera la investigación", cuenta Alejandra. "En ese sentido, fue una oportunidad muy grande hacer parte de esta, porque conseguir datos sobre el tema es muy difícil".
Para realizar el trabajo, Alejandra, Gustavo y Alexander utilizaron una base de datos única que se recolectó en Colombia en 2014. En esta, los encuestadores compraron la última botella de licor que habian adquirido recientemente las personas encuestadas, y en caso de no tenerla, pidieron todos los datos necesarios para replicar la compra de forma detallada.
Una vez recolectadas casi mil botellas, fueron enviadas a un laboratorio y a la DIAN, donde se pudo determinar con completa certeza si las botellas eran legales, adulteradas o contrabandeadas.
Para Alejandra, los motivos principales para estudiar este tema es la pérdida significativa en los presupuestos departamentales que implica el alcohol de contrabando. El adulterado, a su vez, puede alterar la salud de las personas, volviéndolo un problema de salud pública.
"Además, casi no tenemos datos sobre la actividad ilegal en el terreno de la Economía, y esto también es un campo de estudio", añade Alejandra. "Casi nadie va a reconocer que compró licor de contrabando, o incluso está la posibilidad de que la persona que lo adquiere no sepa su origen, lo cual fue un tema que también estudiamos".
Enviar y analizar las botellas permitió al equipo de investigación identificar los factores que explican por qué alguien compra una botella de licor adulterada o una de licor de contrabando: la ausencia de recibo y que el vendedor haya ofrecido explícitamente un descuento al comprador sugiere que, quien vende, es cómplice en el mercado de contrabando.
Para el caso del alcohol, no se encontraron evidencias de que existan concesiones en los precios, lo que indica que los compradores o vendedores parecen no darse cuenta de la naturaleza ilegal de la botella. Paralelamente, el hecho de que el comprador pida un descuento y se lo otorguen, no explica ninguno de los dos tipos de venta.
Al final del estudio, Alejandra y los coautores hacen ciertas recomendaciones para implementar políticas frente a esta problemática, teniendo en cuenta que las rutas por donde entran ambos tipos de licores tienen dinámicas muy diferentes.
"El licor de contrabando está concentrado en el norte y se disminuye a medida que nos movemos hacia el sur, y el adulterado está concentrado en el centro del país", explica Alejandra. "Encontramos también que los vendedores parecen saber que están vendiendo licor de contrabando. En ese sentido, es lógico que en la lucha contra este mercado las autoridades se centren en los puntos de venta".
Lo anterior no es el caso del licor adulterado: "en este caso la mayoría de personas no saben que lo están vendiendo o consumiendo, por lo cual, sería útil que se indagara el origen de estos licores, puesto que no sería efectivo una concentración de autoridad en los puntos de venta", amplía Alejandra.
Para Alejandra, la formación que EAFIT le brindó en el pregrado ha sido fundamental para el desarrollo de esta investigación: "la Universidad nos permite utilizar herramientas investigativas desde etapas muy tempranas de la formación. Es gracias a esto que puedo desarrollar este tipo de estudios".
Finalmente, Alejandra define esta experiencia como una gratificante y retadora. "No tiene precio poderse involucrar en un mundo en el que se puede recibir tantos aportes de personas a las que tú admiras. Nunca dimensioné que podría tener esta oportunidad".
Desde la Escuela de Economía y Finanzas felicitamos a los autores por realizar este tipo de estudios que contribuyen al mejoramiento del país.
Valeria Querubín González
Estudiante de Comunicación Social, Universidad EAFIT