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EAFITEscuelasEscuela de Finanzas, Economía y GobiernoEscuela de Finanzas, Economía y Gobierno / NoticiasCoyuntura laboral hasta septiembre de 2018: La participación laboral como variable principal de ajuste al ciclo del empleo formal

Opinión / 13/11/2018

Coyuntura laboral hasta septiembre de 2018: la participación laboral como variable principal de ajuste al ciclo del empleo formal

​El crecimiento real del PIB se había desacelerado progresivamente entre 2015 y 2017. Según las nuevas cuentas nacionales base 2015: 4.7% (2014); 3.0% (2015); 2.0% (2016); 1.8% (2017). Para el primero y segundos trimestres de 2018, las cifras muestran una recuperación (tasas anuales de 2.2% y 2.8%). Para el año completo 2018, nuestras estimaciones sugieren un crecimiento del 2.7%.

El empleo asalariado rural, el de mejor calidad en el campo, se redujo este año hasta mayo; aunque se recuperó considerablemente en junio, julio y agosto, volvió a caer moderadamente en septiembre. Por su parte, empujado por Bogotá y Medellín, el empleo formal ha respondido marcadamente a la recuperación del PIB, en el agregado de las trece ciudades principales, pero no acaba de recuperarse en Barranquilla y ha caído en Cali y en las nueve ciudades intermedias.

1. Empleo asalariado y no asalariado en el nivel nacional y tasa de desempleo

Para distinguir el empleo de buena y mala calidad el DANE utiliza en  las ciudades las categorías empleo formal/empleo informal. Pero ni utiliza ni mide esas categorías en las zonas rurales. Así las cosas un proxi en el nivel nacional es la distinción entre empleo asalariado y no asalariado. 

Gráfico 1. Colombia: tasa de ocupación asalariada; tasa de desempleo y porcentaje del empleo no asalariado en el total

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DANE, Gran encuesta integrada de hogares (datos publicados hasta julio-sept 2018). Empleo asalariado (obreros y empleados particulares y del gobierno); empleo no asalariado (resto). Tasa de desempleo total (desempleados vs. ocupados más desocupados).

La tasa asalariada de ocupación (el empleo asalariado expresado como porcentaje de la población nacional en edad de trabajar), se había elevado hasta fines de 2015; desde entonces se estabilizó hasta mediados de 2017 y después se redujo alcanzando un mínimo en marzo-mayo (24.4%) del año en curso; desde entonces ha fluctuado (dio un saltito hacia arriba en junio-agosto que duró poco) hasta situarse en 24.5% en julio-septiembre (gráfico 1, panel A).

Paralelamente la tasa nacional de desempleo que había caído entre 2012 (10.6% en abril-junio) y 2015 (8.6% en enero-marzo); volvió a elevarse desde entonces, estabilizándose en el año en curso (9.5% en julio-septiembre 2018). La tendencia a la baja de la tasa asalariada de ocupación desde 2016 resulta muy clara en las cabeceras municipales pero es menos marcada en las zonas rurales (panel B); es claro sin embargo que la recuperación de junio-agosto 2018 cedió en ambos casos en julio-septiembre. De otro lado (panel C) el porcentaje que representa en el empleo total nacional el empleo no asalariado se redujo entre 2012 y 2015, aumentando después ligeramente (58.0% en julio-septiembre 2018).


2. Empleo asalariado rural: después de caer hasta mayo y crecer vigorosamente hasta agosto volvió a caer moderadamente en septiembre

Gráfico 2. Zonas rurales: empleo asalariado y no asalariado; tasas de desempleo

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DANE, Gran encuesta integrada de hogares (datos publicados hasta julio-sept 2018). Empleo asalariado (obreros y empleados particulares y del gobierno); empleo no asalariado (resto). Tasa de desempleo total (desempleados vs. ocupados más desocupados). Tasa asalariada de desempleo (desempleados vs. ocupados asalariados más desempleados); esta medida alternativa se justifica pues casi todos los desempleados buscan un trabajo asalariado. Las series han sido desestacionalizadas con Census X-12.

En las zonas rurales, el empleo asalariado había caído en 2015 (-0.5% vs. 2014). En 2016 se recuperó (2.2%). En 2017 se elevó durante el primer trimestre, se redujo otra vez durante el segundo; volvió a repuntar en el tercero y se hundió en el cuarto; en promedio creció 0.9%, mucho menos que en 2016. En lo corrido de este año 2018 siguió cayendo hasta marzo-mayo y se recuperó marcadamente hasta junio-agosto antes de volver a caer moderadamente en julio-septiembre  (gráfico 2, panel A). Los altibajos del empleo asalariado rural del año pasado fueron inducidos por los del valor agregado real cafetero muy afectado desde el cuarto trimestre de 2017 por la ola invernal, pero probablemente demandará este año más empleo asalariado para la recolección de la cosecha principal a partir de octubre. Sin embargo la caficultura atraviesa este año por una crisis más estructural, de rentabilidad (bajos precios externos e internos).

Por su parte, el empleo no asalariado (panel B), que había subido 3.6% en 2015, y se había desacelerado en 2016 (1.3%); volvió a crecer rápidamente en 2017 (1.9% en promedio) con oscilaciones inversas a las del empleo asalariado y ha conservado un nivel alto durante el año en curso. Ante la caída del empleo asalariado en junio-septiembre 2018 la respuesta del empleo no asalariado fue el alza del empleo no remunerado, es decir el traslado de los aspirantes a trabajos asalariados a la categoría de ayudantes familiares no remunerados,  lo que contribuyó a la reducción de las tasas de desempleo. Corregidas por variaciones estacionales, las tasas rurales de desempleo, la total y la asalariada (panel C), habían vuelto a subir en el segundo semestre del año pasado hasta alcanzar un máximo en enero; este año su nivel medio ha vuelto a bajar sobre todo en julio-septiembre, cuando sus magnitudes fueron, respectivamente, 4.8% y 21.1%. 

3. Impulsado por Bogotá y Medellín, el empleo formal se ha recuperado marcadamente en el conjunto de las trece ciudades. Pero no acaba de hacerlo en Barranquilla y ha caído en Cali y en las nueve ciudades intermedias

Gráfico 3. Empleo formal total en las principales ciudades, 2015-2018

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DANE, gran encuesta integrada de hogares, datos publicados hasta julio-septiembre 2018. Empleo formal: ocupados privados en empresas de más de cinco ocupados (salvo trabajadores sin remuneración en empresas o negocios de otros hogares), más técnicos y profesionales independientes, más ocupados del gobierno. Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12

En las 13 ciudades principales el empleo formal se había elevado considerablemente durante el primer semestre de 2017, pero se derrumbó durante el segundo (gráfico 3, panel A). En miles, su volumen desestacionalizado creció 1.7% en el primer semestre y cayó 1.9% en el segundo. En los 9 meses comprendidos entre octubre-diciembre 2017 y julio-septiembre 2018 se observó un crecimiento del 3.0%. Calculado como porcentaje de la población total en edad laboral había bajado ya en 2016, pero en 2017 se derrumbó, pasando del 32.1% en el segundo trimestre al 31.1% en el cuarto. Este año se produjo una notable recuperación que, después de una pausa en junio-agosto, elevó esa cifra al 31.8% en julio-septiembre.

 • Bogotá (panel B). El empleo formal había caído 1.9% en el segundo semestre del año pasado y este año, en miles, creció 4.3% entre el cuarto trimestre 2017 y el tercero de 2018; como porcentaje de la PET ha mostrado también una reanimación muy marcada. Gracias a esa recuperación y a la caída en la participación laboral, la informalidad (42.0% en el cuarto trimestre 2017; 41.0% en el tercero de este año) y el desempleo (10.5% y 9.9%) se han reducido este año.

 • Medellín (panel C). La reducción del empleo formal se había iniciado a mediados de 2017, pero comenzó a recuperarse desde octubre-diciembre hasta alcanzar en julio-septiembre los mayores niveles desde 2015. El desempleo se ha elevado este año (11.1%  en el cuarto trimestre 2017; 11.6% en el tercero de 2018) pero se mantiene bajo control.  La informalidad ha caído, especialmente en septiembre ayudada por la menor participación laboral.

 • Barranquilla (panel D). El volumen del empleo formal entró en barrena desde comienzos de 2017, arrastrado por la caída, de su componente industrial. Hasta abril-junio 2018 se redujo más por la crisis que, desde los primeros meses ha experimentado el aportado por la construcción; crisis que arrastró al de los sectores inmobiliario, comercial y financiero. Sin embargo desde mayo-julio comenzó a recuperarse aunque de manera insuficiente. Este año, el desempleo subió hasta abril pero volvió a reducirse hasta agosto con un repunte en septiembre. La  informalidad, subió hasta junio y ha vuelto a caer.

 • Cali (panel E). En el segundo semestre del año pasado la crisis industrial había hecho bajar el empleo formal, antes de experimentar este año una vigorosa recuperación que se produjo en todas las ramas incluidas la construcción, el comercio y la industria. Pero la expansión se convirtió en una recaída en agosto y sobretodo en septiembre. Es aún temprano para precisar las causas de la misma, pero todo indica que el alza de los salarios formales reales en esta ciudad, mayor que en las demás grandes ciudades, tuvo gran parte de la responsabilidad: entre el cuarto trimestre 2017 y el tercero 2018  el salario mediano real formal del personal menos educado subió 2.5% (vs. 1.3% en las cuatro ciudades) y el del personal dotado de educación superior subió 8.1% (vs. 6.4%). Desde agosto, la caída en la participación laboral (68.6% en junio; 67.9% en septiembre) hizo posible que el desempleo siguiera bajando si bien se produjo un ligero repunte en septiembre cuando fue del 11.2%. Sin embargo la informalidad se ha disparado (45.4% en julio; 48.1% en septiembre).

 • Nueve ciudades intermedias (panel F). En 2017, el empleo formal había aumentado casi todo el año tanto en miles como en porcentaje de la PET. Después, desde octubre-diciembre experimentó una reducción sustancial que se profundizó en febrero antes de recuperarse vigorosamente hasta mayo del año en curso. Empero, desde abril el empleo formal volvió a bajar otra vez de manera brusca, pues estas ciudades no han podido soportar el alza del salario mínimo para el personal menos educado y experimentan también restricciones en la oferta de personal con alguna educación superior. Sin embargo,  la caída en la participación laboral ha permitido reducir, el desempleo del 10.8% en octubre-diciembre 2017,  al 10.3%, en julio septiembre de este año. En efecto, la tasa de participación ha venido cayendo desde junio-agosto 2017: 65.2% vs.  62.5% en julio-septiembre 2018. Si no hubiera bajado, el desempleo en este último trimestre había sido del 14.5% en vez del 10.8%.

4. Empleo formal por ramas. El repunte del generado por la construcción

En las 13 ciudades principales, y teniendo en cuenta las cifras desestacionalizadas, en los nueve meses comprendidos entre octubre-diciembre 2017 y julio-septiembre 2018 se crearon 190.300 plazas formales netas de trabajo. 

Durante esos nueve meses, tres ramas perdieron un total de 43.800 empleos formales. Los “inmuebles y servicios a las empresas” 28.800, el “comercio-hotelería” 9.700 y el “transporte, almacenamiento y comunicaciones” 5.300. En cambio las cinco grandes ramas restantes elevaron su empleo formal en 234.200 plazas. Los “servicios comunales, sociales y personales” en 105.300; la “construcción urbana” en 61.600; las “otras ramas” (agropecuaria, minería y “electricidad gas-agua”) en 35.900; las “finanzas” en 29.200 y la industria en 2.100.

La serie de gráficos 4 visualiza el comportamiento del empleo formal por ramas entre 2015 y septiembre de 2018. Resulta claro el extraordinario repunte del  empleo formal en la construcción; la recuperación del generado por el comercio, las finanzas y el transporte y el agravamiento de la crisis del generado por la industria. El empleo formal del sector de los servicios, que venía liderando la recuperación hasta junio, ha comenzado a caer; el generado por los inmuebles y servicios a las empresas está disminuyendo abruptamente este año.  

Gráfico 4. Trece ciudades principales: empleo formal en algunas ramas y variación anual

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Cálculos basados en el DANE, gran encuesta integrada de hogares, módulo informalidad (datos publicados en julio-septiembre 2018). Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12

5. El empleo con alguna educación superior ha liderado este año la recuperación del empleo formal en las trece ciudades principales, pero su expansión se está frenando por el alza salarial real

En las trece ciudades, y calculado frente a la PET total, el empleo formal dotado de alguna educación superior, que había caído en el segundo semestre del año pasado, ha vuelto a elevarse en 2018, aunque parece estarse topeando (gráfico 5, panel A). Por su parte, el menos educado venía cayendo desde el segundo trimestre de 2016 y hasta comienzos del año en curso; este año ha oscilado a bajo nivel.

Gráfico 5. Trece ciudades: empleo formal y salarios por nivel educativo 

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DANE, gran encuesta integrada de hogares. Panel A (datos publicados hasta julio-sept 2018). Panel B (salario mínimo mensual hasta septiembre 2018, deflactado por el IPC y desestacionalizado). Paneles C, D E, F (microdatos DANE hasta junio-agosto 2018; salarios medianos). En todos los casos se usó el IPC como deflactor. Series desestacionalizadas con el método census X-12.

6. Los salarios formales reales, sobre todo los de la población más educada, se han disparado este año

El salario mínimo nominal se elevó 7.0% desde enero 2017; pero como la inflación fue bajando, sobre todo a partir del segundo trimestre, su variación anual real terminó por ser 2.8% en diciembre de ese año. En enero del año en curso el mínimo nominal fue elevado 5.9%, mucho más que la inflación del año anterior y que la inflación esperada para 2018, de tal manera que, para septiembre, tuvo una variación anual real del 2.59%. En este último mes, su valor real desestacionalizado fue el mayor desde 2008 (gráfico 5, panel B). 

En las trece ciudades ppales, los salarios reales medianos de los trabajadores formales sin educación superior (regulados en principio por el mínimo) han crecido este año (panel C), pero lo han hecho por debajo del SML real. Por eso, expresados en términos de SML se han reducido ligeramente (1.28 SML en octubre-diciembre 2017;1.27 en junio-agosto 2018; ver  panel D). Por su parte, la reactivación del E formal más educado disparó este año sus salarios reales (alza del 5.8% entre fines del año pasado y mayo-junio de este año). Pero este shock salarial terminó por afectar su empleo formal generando un ajuste salarial en junio-agosto que se nota tanto en el valor real de los salarios reales (panel C) y de sus salarios expresados en SML (panel D). A pesar de este último fenómeno y dado el mayor valor de las remuneraciones al personal formal más educado que afecta en promedio, el salario del total los trabajadores formales se ha disparado este año en términos reales (5.6% más entre diciembre-febrero 2018 y junio-agosto) y también expresado en salarios mínimos legales  (paneles E y F).

7.  Trece ciudades: participación laboral, informalidad y desempleo

En el segundo trimestre de 2016 se había producido una reducción brusca en el nivel de la participación laboral en las 13 ciudades que coincidió con el inicio de la caída en la tasa de ocupación formal sin educación superior. Hasta mediados de 2017 la tasa de participación se mantuvo relativamente estable en su nuevo nivel, pero en el segundo semestre del año pasado se redujo todavía más (bajó del 67.3% al 66.2%). Este año, hasta mayo-julio, se produjo una inversión de esta tendencia, pero desde junio-agosto volvió a caer, situándose en 66.5% en julio-septiembre, un nivel que no difiere mucho del mínimo alcanzado a finales del año pasado (gráfico 6, panel A). 

Gráfico 6. Trece ciudades: participación laboral, informalidad y desempleo

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Fuente DANE, gran encuesta integrada de hogares. Paneles A y C (datos publicados a julio-sept 2018). Panel B: microdatos hasta junio-agosto 2018. Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12

La tasa de participación específica de la población menos educada se elevó hasta marzo-mayo 2018 y se redujo bruscamente desde entonces. La de la población más educada se elevó hasta mayo-junio y comenzó a ceder en junio-agosto  (panel B). Pero, dejando de lado una ligera reducción en la informalidad de los más educados, resulta sorprendente que la tasa específica de participación de la población con alguna educación superior (la oferta) no haya respondido con más fuerza, a pesar de las alzas en el empleo formal más educado y en sus salarios (la demanda). Ver el panel B. 

En las trece ciudades, en 2015 la expansión del empleo formal menos educado había reducido el porcentaje de informalidad del empleo (panel C). Desde 2016, el impacto de la caída en la participación laboral permitió mantener estable la informalidad a pesar de la reducción en la tasa de ocupación formal. El porcentaje medio de informalidad se redujo en el primer semestre 2017 con la recuperación del empleo formal pero volvió a elevarse en el segundo semestre con la crisis del mismo. Este año la informalidad se redujo bruscamente desde mayo-julio a causa de la caída en la tasa de participación. Por su parte, el desempleo desestacionalizado se elevó desde mediados de 2016 y hasta fines de 2017; este año se ha reducido ligeramente (para julio-septiembre de 2018 se situó en 10.4%). 

8.  Más que el desempleo y la informalidad, la participación laboral se ha convertido en la variable principal de ajuste al ciclo laboral formal

Tomemos el caso de la población carente de educación superior. Desde 2016 su tasa de participación específica ha bajado con su tasa de ocupación formal; este año ha oscilado con esta última: primero se elevó y luego volvió a caer en junio-agosto (ver gráfico 7, panel A). De otro lado existe una relación directa y muy marcada entre su tasa de participación y su tasa de ocupación informal (panel B): cuando cae la tasa de participación baja el empleo informal y viceversa. 

Gráfico 7. La participación laboral en las trece ciudades: variable de ajuste al ciclo laboral formal

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Fuente DANE, gran encuesta integrada de hogares. Paneles A y B (microdatos a junio-agosto 2018). Panel C: datos publicados hasta julio-sept 2018. Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12. Panel C: Para estimar la tasa de desempleo desestacionalizada con la participación vigente en el mes T. Se aplica esta definición: TD*t=1-(Tot / TPT). Donde TD*t (tasa de desempleo con la participación vigente en el mes T); TOt (tasa de ocupación desestacionalizada en el mes t); TPT (tasa de participación desestacionalizada vigente en el mes T)

Es cierto que el empleo informal le brinda  a esa población ingresos inferiores al mínimo legal (su mediana en SML se redujo entre 2015 y 2017 y, aunque se ha recuperado desde finales del año pasado, es actualmente de 0.91) y es cierto también que ese empleo carece de prestaciones legales y de otros beneficios. Sin embargo es claro también que a pesar de que su tasa de ocupación formal ha caído desde 2015 y que sus ingresos formales reales también han bajado desde 2016 (ver de nuevo el panel A del gráfico 5), la población menos educada está rehuyendo el empleo informal. ¿Porque?. Es un tema que no ha sido estudiado y que debe ser examinado con prioridad.

Sea como fuera, en las trece ciudades principales, la caída en la participación laboral a partir de enero-marzo 2016 evitó que la informalidad y el desempleo se dispararan. Si la no lo hubiera hecho, si se hubiera mantenido desde entonces en su nivel de enero-marzo, el desempleo hubiera sido sustancialmente mayor (panel D): para julio-septiembre de 2018 había sido del 12.7% en vez de  10.4%. A partir de  diciembre-febrero de 2017 la participación laboral volvió a bajar. Si no lo hubiera hecho,  desde entonces el desempleo habría sido más alto (11.9% en julio-septiembre pasado en vez de 10.4%). En fin a partir de marzo-mayo del año en curso la participación laboral tuvo un tercer bajonazo; si no hubiera caído el desempleo en julio-septiembre pasados hubiera sido del 11.1% en vez del 10.4%. 


Autor

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Profesor del Departamento de Economía de la Universidad EAFIT

Última modificación: 11/03/2019 9:28

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