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Opinión / 31/07/2018

Coyuntura laboral primer semestre 2018

​El crecimiento anual del PIB real venía desacelerándose progresivamente desde 2014: 4.4% (2014); 3.1% (2015); 2.0% (2016); 1.8% (2017). Para el primer trimestre de 2018, las cifras del DANE, que coinciden con  importantes cambios metodológicos, sugieren una recuperación (2.8%). El FMI (World Economic Outlook) estima para este año una cifra del 2.7% igual a la prevista por el Banco la República. En cualquier caso la evolución del empleo moderno urbano apenas comienza a responder a la recuperación del PIB.

​1. El empleo asalariado rural ha seguido cayendo en lo corrido de este año

En las zonas rurales, el empleo asalariado había caído en 2015 (-0.4% vs. 2014). En 2016 se recuperó (2.2%). En 2017 se elevó durante el 1er trimestre, se redujo otra vez durante el segundo; volvió a repuntar en el tercero y se hundió en el cuarto; en promedio creció 1.0%, mucho menos que en 2016. En lo corrido de este año 2018 ha seguido cayendo con marcadas oscilaciones (gráfico 1, panel A). Los altibajos del empleo asalariado rural del año pasado fueron inducidos por los del valor agregado real cafetero muy afectado desde el cuarto trimestre de 2017 por la ola invernal. Pero la caficultura atraviesa este año por una crisis más estructural, de rentabilidad (bajos precios externos e internos). 

Gráfico 1. Zonas rurales: empleo asalariado y no asalariado; tasas de desempleo

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DANE, Gran encuesta integrada de hogares (datos publicados hasta junio 2018). Empleo asalariado (obreros y empleados particulares y del gobierno); empleo no asalariado (resto). Tasa de desempleo total (desempleados vs. ocupados más desocupados). Tasa asalariada de desempleo (desempleados vs. ocupados asalariados más desempleados); esta medida alternativa se justifica pues casi todos los desempleados buscan un trabajo asalariado. Las series han sido desestacionalizadas con Census X-12.

Por su parte, el empleo no asalariado (panel B), que había subido 3.6% en 2015, y se había desacelerado en 2016 (1.3%); volvió a crecer rápidamente en 2017 (1.9% en promedio) con oscilaciones inversas a las del empleo asalariado y ha conservado un nivel alto a comienzos del año en curso. 

Corregidas por variaciones estacionales, las tasas rurales de desempleo, la total y la asalariada (panel C), habían subido en el segundo semestre del año pasado hasta alcanzar un máximo en el cuarto trimestre; este año bajaron en el primer trimestre y han vuelto a repuntar en el segundo: en abril-junio últimos eran, respectivamente, 5.2% y 22.4%. 

2. En el agregado de las trece ciudades, el empleo formal ha comenzado a recuperarse, especialmente en las ciudades intermedias


                                               Gráfico 2. Empleo formal total en las principales ciudades, 2015-2018

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DANE, gran encuesta integrada de hogares, datos publicados hasta mayo 2018. Empleo formal: ocupados privados en empresas de más de cinco ocupados (salvo trabajadores sin remuneración en empresas o negocios de otros hogares), más técnicos y profesionales independientes, más ocupados del gobierno.. Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12.

En las trece ciudades principales, donde las cifras disponibles sobre empleo formal en el momento de la redacción de este escrito sólo llegan hasta marzo-mayo del año en curso  (gráfico 2; panel A), el empleo formal se había elevado considerablemente durante el primer semestre de 2017, pero se derrumbó durante el segundo. En miles, su volumen desestacionalizado creció 1.6% en el primer semestre y cayó 1.8% en el segundo. En los cinco meses comprendidos entre octubre-diciembre 2017 y marzo-mayo 2018 se observó un crecimiento del 1.4%, es decir una recuperación concentrada principalmente en ese último trimestre. Calculado como porcentaje de la población total en edad laboral (que en las trece ciudades crece al 1.43% anual) había bajado ya en 2016, pero en 2017 se derrumbó, pasando del 32.0% en el segundo trimestre al 31.2% en el cuarto. Para mayo de este año (31.5%) apenas se produjo una ligera recuperación.

     •En Bogotá (panel B), el empleo formal había caído 3.4% en el segundo semestre del año pasado y este año, en miles sigue estancado en un bajo nivel, y como porcentaje de la PET no ha dado todavía signos claros de reanimación. Los datos del DANE para junio (que todavía no se refieren a la formalidad del empleo) revelan que el crecimiento del empleo asalariado sigue siendo positivo, pero que el alza en la participación laboral ha hecho que, desestacionalizado, el desempleo haya subido del 10.3% al 10.7% entre el primero y el segundo trimestre.

     • En Barranquilla (panel C) el volumen del empleo formal entró en barrena desde comienzos de 2017. Este año ha oscilado a bajo nivel y, de hecho como porcentaje de la PET ha vuelto a bajar. Las cifras del DANE de abril-junio muestran que se ha acentuado la caída del empleo asalariado y que, a pesar de una participación laboral estable, el desempleo ha bajado del 8.5% al 7.9%, entre el primero y el segundo trimestre, probablemente a causa del alza en la informalidad.

     • En Medellín (panel D), la reducción del empleo formal se había iniciado también a mediados de 2017. Aunque venía dando muestras de una recuperación parcial desde octubre-diciembre, las recientes cifras del DANE de abril-junio muestran una grave caída del empleo asalariado inducido por la construcción; un alza en la participación laboral y un mayor desempleo que, desestacionalizado, se situó en 12.5%, la mayor cifra para ese trimestre desde 2013. 

     • El año pasado en Cali, (panel E), el empleo formal había bajado desde el segundo trimestre antes de experimentar en diciembre 2017- febrero 2018 una vigorosa recuperación que, después de una pausa, se prosiguió en marzo-mayo. Las cifras del DANE de abril-junio revelan  que empleo asalariado ha ganado momentum y que a pesar del alza en la participación laboral el desempleo ha seguido bajando (desestacionalizado, bajó del 11.7% al 11.4%, entre el primero y el segundo trimestre).    

     • Por su parte en 2017, en las nueve ciudades intermedias (panel F), el empleo formal había aumentado casi todo el año tanto en miles como medido como porcentaje de la PET. Después, desde octubre-diciembre experimentó una reducción sustancial que se profundizó en febrero antes de recuperarse vigorosamente hasta marzo-mayo del año en curso. Empero, según el DANE, en abril-junio el empleo asalariado ha comenzado a bajar ligeramente, a pesar de lo cual la caída en la participación laboral ha permitido reducir, el desempleo del 10.7% al 10.3%, entre el primero y el segundo trimestre.

3. ¿Es sólida la recuperación del empleo moderno?. Al menos hasta mayo, los servicios comunales, sociales y personales, las finanzas y la construcción lideraron la dinámica del empleo formal; en cambio, la industria y el comercio destruyeron plazas formales de trabajo


En las 13 ciudades principales, entre los trimestres móviles octubre-diciembre 2017 y marzo-mayo 2018 se crearon unas 67.800 plazas formales netas de trabajo. Durante esos cinco meses, tres ramas perdieron un total de 98.400 empleos formales. El “comercio-hotelería” perdió 69.900, la industria 16.300 y el “transporte, almacenamiento y comunicaciones” 12.200. En cambio otras cinco grandes ramas elevaron su empleo formal en 166.200 plazas. Los “servicios comunales, sociales y personales” en 105.200 (¿un ciclo político ligado las elecciones?); las “finanzas” en 31.100; la “construcción urbana” en 15.200, las “otras ramas” (agropecuaria, minería y “electricidad gas-agua”) 8.900 y los “inmuebles y servicios a las empresas” en 5.900. 

El gráfico 3 visualiza en el comportamiento del empleo formal por ramas entre 2015 y mayo de 2018. Resulta claro el derrumbe duradero del empleo formal industrial y el más reciente en el comercio y hotelería y, en cambio el auge del empleo formal en el sector de servicios, la recuperación en la construcción (que, sin embargo, se estaba debilitando para mayo) y la de última hora del generado por las finanzas. 

                                      Gráfico 3 Trece ciudades principales: empleo formal en algunas ramas y variación anual

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Cálculos basados en el DANE, gran encuesta integrada de hogares (datos publicados a mayo 2018). Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12.


4. Está subiendo el empleo formal con educación superior y cayendo el menos educado


                               Gráfico 4. Trece, cuatro y nueve ciudades: empleo formal por nivel educativo

G4.jpg DANE, gran encuesta integrada de hogares. Panel A (datos publicados hasta mayo 2018). Paneles B y C (microdatos DANE hasta abril 2018).

En las trece ciudades, el empleo formal menos educado (calculado frente a la población en edad laboral de esas trece ciudades) había caído desde el segundo trimestre de 2016; después de recuperarse parcialmente durante el primer semestre de 2017, siguió bajando en 2017 y, a pesar del alza parcial de mayo,  ha caído más durante el año en curso. En cambio, el empleo formal más educado, el dotado de al menos algún año de estudios superiores, ha vuelto a elevarse en 2018 (gráfico 4, panel A).

En las cuatro ciudades principales (panel B) y en las nueve intermedias (panel C) la recuperación del año en curso ha sido liderada también por el empleo formal más  educado  mientras que el carente de educación superior ha seguido cayendo.


5.   A pesar del alza en el mínimo real, los salarios formales de la población menos educada se han estabilizado este año en términos reales y expresados en salarios mínimos han caído


                                          Gráfico 5. Salario mínimo y salarios formales reales por nivel educativo

G5.jpg DANE, gran encuesta integrada de hogares. Panel A (salario mínimo mensual hasta junio 2018, deflactado por el IPC y desestacionalizado). Paneles B,C,D,E (microdatos DANE hasta abril 2018; salarios medianos). En todos los casos se usó el IPC como deflactor. Series desestacionalizadas con el método census X-12. 


El salario mínimo nominal se elevó 7.0% desde enero 2017; pero como la inflación fue bajando, sobre todo a partir del segundo trimestre, su variación anual real terminó por ser 2.8% en diciembre de ese año. En enero del año en curso el mínimo nominal fue elevado 5.9%, mucho más que la inflación del año pasado y que la inflación esperada para 2018, de tal manera que, para junio, tuvo una variación anual real del 2.62%. En este último mes, su valor real desestacionalizado fue el mayor desde 2008 (gráfico 5, panel A). 

A pesar del alza en el salario mínimo real los salarios reales medianos de los trabajadores formales carentes de educación superior (los regulados en principio por el mínimo) se han estabilizado este año en las trece ciudades principales (panel B). De hecho expersados en salarios mínimos han bajado en no sólo en el agregado de las trece ciudades (panel C) sino también en las cuatro principales (panel D) y en las nueve intermedias (panel E). Siguen siendo superiores al salario mínimo pero han bajado. Ello muestra la impotencia de las medidas legales para imponer para los trabajadores menos educados salarios formales por encima de la productividad. De hecho la reactivación del empleo formal más educado ha venido elevando este año sus salarios reales (panel B) y también –en las trece y cuatro cudades- expresados en términos del salario mínimo (paneles C y D); en las ciudades intermedias (panel E), son menores que los del año pasado y han permanecido estables.


6.  Participación laboral; informalidad y desempleo

En el segundo trimestre de 2016 se había producido una caída brusca en el nivel de la participación laboral en las trece ciudades que coincidió con el inicio de la caída en la tasa de ocupación formal sin educación superior (gráfico 6, panel A). Desestacionalizada,  la tasa frente a la PET pasó, en el curso del primer trimestre de ese año, del 68.2% al 67.0%. La población en edad laboral menos educada se retiró del mercado laboral en ese trimestre y se convirtió en inactiva. Hasta mediados de 2017 la tasa de participación se mantuvo relativamente estable en su nuevo nivel, pero en el segundo semestre del año pasado se redujo todavía más (bajó del 67.3% al 66.2%). Este año se ha producido una inversión de esta tendencia. En realidad la tasa de participación especifica de la población menos educada (60.8% en febrero-abril) ha subido este año y la de la población con alguna formación superior, que es mucho más alta (80.2%), ha bajado. Pero como el peso de la segunda en la PET total se ha recuperado ligeramente, resulta ser la responsable principal del alza en la participación total  (panel B).

                                        Gráfico 6. Trece ciudades: participación laboral, informalidad y desempleo

G6.jpgFuente DANE, gran encuesta integrada de hogares (datos publicados a abril-junio y marzo-mayo 2018). Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12.

En las trece ciudades, desde 2016, el impacto de la caída en la participación laboral (panel A) fue una reducción en el porcentaje medio de informalidad que, sin embargo, tuvo un repunte desde fines del año pasado. Por su parte, el desempleo desestacionalizado (panel C) se elevó desde mediados de 2016 y hasta fines de 2017; este año se ha reducido ligeramente (para marzo-mayo de 2018 se situó en 10.5%) debido a la caída de desempleo más educado Por su parte el desempleo de la población joven de 18 a 24 años se había elevado en el segundo semestre del año pasado (19.0% en septiembre-noviembre). Su nivel se redujo inicialmente este año gracias al alza en el empleo de los jóvenes más educados antes de comenzar de nuevo a subir (en marzo-mayo la cifra fue del 18.3%).


7.  Población carente de educación superior: menos empleo formal y mayor desempleo; el empleo informal ha comenzado a elevarse este año

La población carente de educación superior ha sido la más perjudicada por la evolución reciente del mercado laboral. Su tasa de ocupación formal específica comenzó a caer desde el segundo trimestre 2016 y siguió bajando en 2017;  a pesar del ligero repunte de febrero-abril último, su nivel medio en lo corrido de 2018 es el menor desde comienzos de 2016. Su  tasa de ocupación informal, que había caído desde 2015 ha vuelto a elevarse este año (gráfico 7, panel A). 

Paralelamente (panel B) su tasa de desempleo específica ha venido elevándose desde 2016: 9.3% en el segundo trimestre de ese año; 11.3% en septiembre-noviembre 2017; después de una caída pasajera hasta enero de 2018, ha comenzado a elevarse otra vez (10.8% en febrero-abril (última fecha de los microdatos de que disponemos). En contraste la tasa específica de la población dotada de alguna educación superior ha permanecido bastante estable durante 2017 y en lo corrido de 2018 (10.5% en febrero-abril).

Gráfico 7. Trece ciudades, población sin educación superior: tasas de ocupación, participación y desempleo

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Gran encuesta integrada de hogares, micro datos disponibles hasta febrero-abril 2018. El empleo formal, informal y la tasa de participación se expresan como porcentajes de la población en edad laboral carente de educación superior.  Las tasas de desempleo son porcentajes de la PEA carente de estudios superiores y con algún grado de educación superior.



8.  El alza del salario mínimo real perjudica el empleo formal de la población menos educada y exige más educación universitaria

Entre 2008 y 2017, en términos relativos frente al salario de los trabajadores formales más educados, el salario mínimo pasó de un promedio anual de 100 a uno de 122 (124 para el primer trimestre del año en curso) y el salario formal de los menos educados de 101 a 119 (122 en el primer trimestre de 2018).  Este encarecimiento del trabajo menos calificado frente al más calificado ha exacerbado la sustitución que se experimenta en todo el mundo, del primero por el segundo. El insumo de trabajo formal sin educación superior por unidad de valor agregado urbano real ha caído mucho en el largo plazo, y también recientemente en muy poco tiempo (en promedio, pasó de un índice de 100 a uno 91 entre 2008 y 2017) y ha seguido bajando este año (ver gráfico 8, panel A).


Gráfico 8. Caída en el insumo de trabajo formal poco educado por unidad de valor agregado urbano; alza de la productividad laboral urbana

              G8.jpg Fuente: DANE. El panel A visualiza la evolución del salario relativo de los trabajadores formales menos educados (el mínimo y el mediano) frente al mediano de los trabajadores formales con alguna educación superior, y lo compara con la evolución del índice del empleo formal menos educado por unidad de valor agregado urbano real (el empleo es el de las trece ciudades; el valor agregado urbano real, es decir, el total nacional menos el agropecuario y minero según las nuevas estimaciones desestacionalizadas del DANE con base en 2015). El panel B visualiza la productividad del trabajo formal urbano (su valor desestacionalizado vs. el valor agregado urbano, también desestacionalizado, según las nuevas estimaciones del DANE base 2015. Las series del empleo urbano formal se desestacionalizaron mediante el método census X-12.

La sustitución tendencial del trabajo formal menos educado por el más educado, ha venido elevando la productividad de trabajo formal urbano (panel B). Esa productividad (valor agregado urbano real/empleo formal urbano) tuvo un índice de 100 en el primer trimestre de 2008; cayó en 2010 y después permaneció bastante estable hasta 2015. Desde entonces se ha elevado (102.6 en 2017) y sigue subiendo este año.


9. Mientras tanto la formación superior y la población menos educada está estancada desde 2014

Las cifras de la gran encuesta de hogares del DANE revelan que, para la población de 18-24 años, la tasa neta de cobertura educativa superior (cociente entre el estudiantado ese rango de edad que asiste a ese nivel y la población en ese mismo rango de edad), apenas subió 2.3 puntos porcentuales entre 2008 y 2013 (pasó del 31.5% al 33.8%) y, en todo caso, se ha estabilizado desde entonces (33.0% en 2017). El país está privilegiando la formación superior de los mayores de 25 años en desmedro de los de menor edad.  Una exposición detallada requiere un informe aparte que haremos en los días que vienen. 

En todo caso (gráfico 9), debido a ello, la población en edad laboral (12 años y más) carente de educación superior se había reducido hasta 2014, pero desde entonces se estancó. En las trece ciudades bajó del 77.2% a comienzos del 2009 al 69.4% en 2014; para el año en curso seguía siendo del 69.9%. Este estancamiento se observa tanto en las cuatro principales ciudades como en las nueve intermedias. Lo mismo ha pasado con la PEA carente de educación superior que ha dejado de caer desde 2014 (hoy representa el 63.4% en las trece ciudades; el 62.1% en las cuatro principales y el 67.3% en las nueve intermedias.

Gráfico 9. La población si formación superior ha dejado de caer en las principales ciudades

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DANE, gran encuesta integrada de hogares, micro datos hasta el primer trimestre 2018.


Autor

hugo-lopez-castano.jpg

Docente del Departamento de Economía de la Universidad EAFIT
hlopezc@aeafit.edu.co


Última modificación: 11/03/2019 9:58

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