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Opinión / 01/07/2019

Crisis de abril en el empleo formal de Bogotá

​"En el nivel nacional el empleo asalariado se eleva, aunque se advierte una ligera pausa en el conjunto de las cabeceras (pero una crisis del empleo formal de Bogotá). Cae la importancia del empleo no asalariado, y aumenta el desempleo. En el área rural, se observa un auge importante del empleo asalariado en lo corrido del año".



1. Alza del empleo asalariado nacional pero ligera pausa en las cabeceras; caída de la importancia del empleo no asalariado; incremento del desempleo.

La tasa asalariada de ocupación (porcentaje del empleo asalariado, el de mejor calidad, en la PET Nacional), se había elevado hasta fines de 2015; se estabilizó hasta mediados de 2017 y después, ha experimentado grandes fluctuaciones: una grave caída en el cuarto trimestre 2018 y una recuperación marcada en lo corrido del 2019 (con una ligera pausa en febrero-abril). (gráfico 1, panel A). En las cabeceras municipales, la recuperación de 2019 mostró una pausa en febrero-abril pero se prosiguió en las zonas rurales (panel B).

Paralelamente (panel C), el porcentaje que representa en el empleo total nacional el no asalariado se redujo entre 2012 y 2015, después aumentó ligeramente y, en fin, cayó pronunciadamente hasta abril 2019 (56.4% en febrero-abril) ante el alza del empleo asalariado. Esta reducción ha corrido en paralelo con la de la tasa de participación y con el alza del desempleo (hubo un traslado del empleo no asalariado al desempleo): en efecto, el porcentaje nacional desestacionalizado de desempleo (panel D) que había bajado entre 2012 y 2015, volvió a elevarse desde entonces, dando un salto hacia arriba en el año en curso (10.5% en enero-marzo y en febrero-abril 2019).


Gráfico 1. Ocupación asalariada, desempleo e importancia del empleo no asalariado.

DANE, Gran encuesta integrada de hogares (datos publicados hasta abril 2019). Empleo asalariado (obreros y empleados particulares y del gobierno); empleo no asalariado (resto). Tasa de desempleo (desempleados vs. ocupados más desocupados).

2. Empleo asalariado rural: auge excepcional en lo corrido de 2019

En las zonas rurales, el empleo asalariado había crecido 1.0% en 2018, mucho menos que en 2016. En 2018 se redujo hasta marzo-mayo y se recuperó marcadamente en junio-agosto, antes de volver a bajar en septiembre-noviembre y de dispararse durante el año en curso (gráfico 2, panel A). El nivel de agregación del empleo asalariado rural presentado por el DANE no nos permite de momento saber que ramas agropecuarias lideraron esa notable recuperación. Probablemente la buena cosecha cafetera del primer cuatrimestre la explique en buena parte.

Por su parte, el empleo no asalariado (panel B), que había crecido rápidamente en 2017 (1.9% en promedio) con oscilaciones inversas a las del empleo asalariado y conservó un nivel alto hasta agosto 2018. En septiembre-noviembre se redujo ante la caída brusca de la participación y, con la recuperación de la misma primero volvió a elevarse y luego ha vuelto a caer con el alza del empleo asalariado. Corregidas por variaciones estacionales, las tasas rurales de desempleo, la total y la asalariada (panel C), habían vuelto a subir en el segundo semestre 2017 hasta alcanzar un máximo en enero 2018; desde fines de ese año volvieron a subir: en febrero-abril 2019 sus magnitudes fueron, respectivamente, 6.5% y 24.9%.


Gráfico 2. Zonas rurales: empleo asalariado y no asalariado; participación laboral y tasas de desempleo.

DANE, Gran encuesta integrada de hogares (datos publicados hasta febrero-abril 2019). Empleo asalariado (obreros y empleados particulares y del gobierno); empleo no asalariado (resto). Tasa de desempleo total (desempleados vs. ocupados más desocupados). Tasa asalariada de desempleo (desempleados vs. ocupados asalariados más desempleados); esta medida alternativa se justifica pues casi todos los desempleados buscan un trabajo asalariado. Las series han sido desestacionalizadas con Census X-12.

3. Después de la recaída del empleo formal del cuarto trimestre 2018, en el primer trimestre 2019 se vivió una notable recuperación en las ciudades investigadas por el DANE y, en febrero-abril, una grave reducción originada casi exclusivamente en Bogotá.

En el conjunto de las 23 y las 13 ciudades principales el volumen del empleo formal se había derrumbado durante el cuarto trimestre del año pasado. En 2019 se produjo una notable recuperación, durante el primer trimestre y en febrero-abril una grave recaída (gráfico 3, paneles A y B). Entre enero-marzo y febrero-abril, desestacionalizando los datos, 10 de las 23 ciudades redujeron en su empleo formal en 133.042 plazas (muchas lo bajaron apenas ligeramente; Bogotá fue responsable de una pérdida de 114.242). Y cinco de las trece ciudades lo redujeron en 127.000 plazas; de las cuales Bogotá aportó el 90%.

Todas las ciudades habían experimentado en mayor o menor medida el choque recesivo que, sobre la tasa formal de ocupación, tuvo el cuarto trimestre del año pasado. La recuperación del primer trimestre del año en curso se sintió sobre todo en Bogotá (panel C), en las 22 ciudades (excluyendo a Bogotá; panel D) y en las nueve ciudades intermedias (panel E). Por su lado, la nueva crisis de febrero-abril afectó sobre todo a Bogotá (y por esa vía al conjunto de las 13 y 23 ciudades) y secundariamente a Barranquilla (panel E). En cambio en Medellín (panel F) y en Cali (panel G) empezó a recuperarse; en las 22 ciudades (excluyendo Bogotá) siguió creciendo y en la nueve ciudades intermedias se aceleró su expansión.


Gráfico 3. Empleo formal en las principales ciudades; datos hasta febrero-abril 2019.

DANE, gran encuesta integrada de hogares, datos publicados hasta febrero-abril 2019. Empleo formal: ocupados privados en empresas de más de cinco ocupados (salvo trabajadores sin remuneración en empresas o negocios de otros hogares), más técnicos y profesionales independientes, más ocupados del gobierno. Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12.

4. Trece ciudades: después de haberse elevado en casi todas las ramas durante el primer trimestre, el empleo formal se redujo en marzo-abril.

En las 13 ciudades principales, y teniendo en cuenta la suma de las cifras desestacionalizadas, durante el primer trimestre 2019 se habían creado 144.510 plazas formales de trabajo (un alza del 2.5%). Entre marzo y abril 2019 se destruyeron, en cambio 62.598 (-1.1%). En promedio entre diciembre 2018 y abril 2019 se crearon apenas 81.912 (un alza del 1.4%)

En el primer cuatrimestre del año en curso tres ramas perdieron 49.147 empleos formales (el transporte, 25.167 afectado por la Minga indígena y otras contingencias en la red vial; la construcción que se debilitó parcialmente, 18.441 y los “inmuebles y servicios a las empresas” 5.539). En cambio las ramas restantes elevaron su empleo formal en 131.059 plazas. El “comercio y hotelería” en 50.218; los “servicios comunales, sociales y personales” en 40.495; las “finanzas” en 21.191; las “otras ramas” (agropecuaria, minería y “electricidad gas-agua”) en 9.953; la “industria” en 9.182.

El gráfico 4 visualiza el comportamiento del empleo formal por ramas entre 2015 y abril 2019. Resulta claro que, a partir del segundo semestre del año pasado, el empleo formal en la “construcción urbana” experimentó un auge extraordinario que, sin embargo, comenzó a ceder este año; el generado por el “comercio-hotelería” volvió a crecer rápidamente en el primer trimestre del año en curso pero se redujo en abril. En el sector financiero el empleo formal se ha recuperado este año aunque dejó de crecer en abril. El de los “inmuebles y servicios a las empresas” cayó abruptamente el año pasado pero ha comenzado a recuperarse. El empleo formal de la industria que se redujo abruptamente en el segundo semestre del año pasado está dando signos de reanimación lo mismo que el de los “servicios”. En cambio en el sector del transporte y comunicaciones se ha producido este año una caída en picada del empleo formal que explica el 22.9% de las pérdidas brutas del primer trimestre y el 51.2% de las observadas en el primer cuatrimestre y que, dado la crisis reciente de la vía al Llano podría afectar negativamente el crecimiento del empleo formal el resto del año.


Gráfico 4. Trece ciudades principales: empleo formal en algunas ramas y variación anual hasta febrero-abril 2019.

DANE, gran encuesta integrada de hogares, módulo informalidad (datos publicados hasta febrero-abril 2019). Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12.

5. Empleo formal menos educado: recuperación pasajera en el primer trimestre y recaída en abril.

En Bogotá donde los datos apenas llegan hasta marzo 2019 (gráfico 5, panel A) el componente menos educado del empleo formal (calculado sobre la PET total): había caído 2016-2018, pero en el primer trimestre 2019 se produjo una nueva alza que terminó por disparar sus salarios reales. Por su parte, el componente con alguna educación superior: se elevó desde el segundo trimestre 2018 con una ligera pausa en 2019.

En las trece ciudades, muy marcados por la importancia de Bogotá y donde los datos llegan hasta abril (panel B), el empleo formal menos educado, que venía bajando desde el segundo trimestre de 2016 y que se había recuperado en enero-marzo 2019 volvió a caer en febrero-

abril. Por su parte, el empleo formal dotado de alguna educación superior, que había caído en el segundo semestre del año pasado, ha vuelto a elevarse este año.

En las nueve ciudades (panel C) el empleo formal menos educado cayó durante todo el año 2018 manteniendo a raya sus salarios reales, pero ha vuelto a subir en 2019. El más educado que había bajado desde el segundo trimestre 2018 y este año ha subido pero no ha mostrado el mismo dinamismo de las trece ciudades.


Gráfico 5. Bogotá, trece y nueve ciudades: empleo formal por nivel educativo.

DANE, gran encuesta integrada de hogares. Panel A (datos publicados hasta febrero-abril 2019). Paneles B y C (microdatos DANE hasta enero-marzo 2019. Series desestacionalizadas con el método census X-12.

6. La importancia del salario mínimo. Se ha elevado el salario formal real total en todas las ciudades, sobre todo en Bogotá.

El salario mínimo real se elevó 2.8% en 2017 y en 2018 2.63%. En 2019 el alza en el mínimo nominal fue del 6.0%. En mayo 2019, su valor real desestacionalizado fue el mayor desde 2008 (gráfico 6, panel A). Dada una meta de inflación cercana al 3.0% significará un alza real adicional del 3.0% para el año en curso, lo que está teniendo impactos negativos sobre el empleo formal menos educado.

El alza del salario formal de los trabajadores menos educados (impulsada por el mínimo) ha llevado a los empresarios a reducir su empleo, sea directamente reduciendo el formal total y en particular el menos educado (como pasó en 2018 en las nueve ciudades intermedias hasta el tercer trimestre); sea reemplazando los trabajadores poco educados por trabajadores con educación superior que, en principio, son más productivos, pero que devengan salarios más elevados. Ello ha generado en casi todas las ciudades un alza en el salario real de los trabajadores formales más educados (ver el panel C para el caso de las trece ciudades y el D para el caso de las ciudades intermedias que lograron mantener a raya las alzas en el salario real de los menos educados), que es un síntoma de la escasés en muchas de ellas de este tipo de personal y que, junto con el alza en los salarios formales reales de los menos educados, ha terminado por elevar en 2018 y 2019 el salario real del total de los trabajadores formales.

En Bogotá (pánel B), la abundancia de fuerza laboral más educada ha mantenido bastante estable a alto nivel su salario real formal desde mediados del año pasado; en cambio el de la población menos educada subió durante todo 2018 (alza del 1.7% frente a 2017 y se disparó desde fines de aquel año y durante el año en curso (alza del 4.0% en sólo cuatro meses, entre noviembre 2018 y marzo 2019); esa es una de las causas principales de la crisis de abril en el empleo formal de esa ciudad. Debido al alza de los salarios reales de los trabajadores formales menos educados, el salario real formal total de Bogotá ha terminado por situarse muy por encima del mínimo real alcanzando en el primer trimestre de 2019 un índice de 106,9 (vs 100.0 en el cuarto trimestre de 2017; panel E). En el conjunto de las trece ciudades (panel F), ese índice alcanzó un valor de 104.8 en el primer trimestre 2019 y en las nueve ciudades intermedias (panel G), donde se pudo mantener a raya el alza de los salarios formales reales del personal menos educado hasta el tercer trimestre 2018 y donde la contratación de personal más educado y, con ella, los salarios formales reles totales apenas comenzaon a elevarse desde fines del 2018, alcanzó un valor de 104.5.


Gráfico 6. Salario mínimo real y salarios reales formales totales en Bogotá, trece y nueve ciudades.

DANE, gran encuesta integrada de hogares. Panel A (salario mínimo mensual hasta mayo 2019, deflactado por el IPC y desestacionalizado). Paneles B a F (microdatos DANE hasta marzo 2019; salarios medianos). Se usó el IPC como deflactor. Series desestacionalizadas con el método census X-12.

7. Participación laboral; informalidad y desempleo.

Desde el segundo trimestre de 2016 la participación laboral en las 13 ciudades, comenzó a caer con oscilaciones, hasta alcanzar un mínimo a finales de 2018. Durante este año 2019 la tendencia se ha invertido y la participación ha comenzado a elevarse otra vez con una nueva caída en abril (gráfico 6, panel A). La caída tendencial de la participación laboral hasta fines del año pasado brotó del repudio al empleo informal, cuyo “salario” es muy bajo (de haberse mantenido la participación laboral y de haberse volcado al empleo informal, la ganancia de ingresos laborales por hogar hubiera sido muy baja)1.


No obstante la caída de abril, arrastrada por Bogotá, reflejó la crisis del empleo formal en esta última ciudad, lo que hizo subir no sólo el desempleo sino también, momentáneamente, la informalidad (panel B). No ha pasado lo mismo en las demás ciudades.


Gráfico 7. Principales ciudades: participación, informalidad y desempleo.


DANE, gran encuesta integrada de hogares. Datos publicados a abril 2019). Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12.

En Cali y en Medellín la participación laboral había caído fuertemente con la crisis de empleo formal en el segundo semestre de 2018 pero este año se ha recuperado casi del todo en Cali y ha comenzado a hacerlo en Medellín. En Cali (panel C) la informalidad ha seguido cayendo este año y en Medellín (panel D), después de haberse elevado a fines del 2018, ha comenzado a caer este año. En ambas ciudades, el desempleo viene subiendo. En Barranquilla la participación ha vuelto a elevarse este año con una leve pausa en abril; la informalidad ha bajado este año pero el desempleo está volviendo a elevarse (panel E). En las 22 ciudades (excluyendo a Bogotá, Panel F) la participación ha vuelto a elevarse este año junto con el empleo formal, la informalidad se ha reducido todavía más pero el desempleo ha repuntado. En fin, en las nueve ciudades intermedias con el auge reciente del empleo formal, la participación laboral ha seguido cayendo y la informalidad y el desempleo se han reducido todavía más este año (panel G). De tal manera, el alza reciente en la informalidad que se presentó en febrero-abril en Bogotá, dista mucho de ser un fenómeno general.

Si el empleo formal vuelve a recuperarse después de la crisis de abril, a causa de la políticas laborales y salariales de las empresas modernas (ya está pasando en Bogotá), es previsible sea una caída adicional de la participación laboral (caso de las ciudades intermedias) con reducciones adicionales en la informalidad y el desempleo, o bien una nueva reducción del empleo informal y de la población inactiva (alza en la participación) que se desplazará de la inactividad y la informalidad al desempleo, es decir, hacia la búsqueda de trabajos formales vía la desocupación. Un mensaje final: el incremento del desempleo no es tan malo como se piensa con tal que refleje un alza del empleo formal y un desplazamiento del empleo informal y la inactividad hacia el mercado laboral moderno.


1Ver el artículo de Hugo López;  ¿Porque los hogares vienen reduciendo la tasa de participación en vez de aumentar su empleo informal?
Última modificación: 25/07/2019 10:39

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