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Opinión / 22/06/2016

Desempeño laboral colombiano: 2015 y 2016 (hasta abril)

​​Por Hugo López Castaño*​​

El año pasado el crecimiento del PIB real se redujo sustancialmente: 3.1% vs. 4.4% en 2014. Durante el año en curso su crecimiento anual ha seguido aminorándose (2.5% en el primer trimestre vs. 3.4% en el cuarto 2015) y también; aunque menos, el del valor agregado urbano real (3.3% vs. 3.7%). En promedio y según las estimaciones de EAFIT1, durante 2016,  la expansión del PIB  podría situarse, alrededor del 2.6%.​

La desaceleración económica de 2015 se sintió con toda su fuerza en las zonas rurales: caída considerable del empleo asalariado; alza del no asalariado, de peor calidad. En cambio, en las trece ciudades, el impacto sobre el empleo formal, fue más moderado: cayó en el primer semestre y se recuperó ampliamente en el segundo, para terminar creciendo (no cayendo como en el campo) 2.4% vs. 5.0% en 2014. Gracias a ello, la tasa media de desempleo se mantuvo por debajo del 10% y la informalidad, que había subido hasta el segundo trimestre, se redujo desde entonces alcanzando para el cuarto un mínimo histórico desde 2007.
 
Durante el año en curso la coyuntura laboral campo-ciudad se ha revertido. En los cuatro primeros meses el empleo asalariado rural recuperó el 71% de la pérdida experimentada en 2015 gracias a la expansión del cultivo del café. En contraste, el empleo formal en las trece ciudades, que se había recuperado en diciembre-febrero de su caída de finales del año pasado, prácticamente se ha estabilizado desde entonces. Y en el agregado de las nueve ciudades intermedias se redujo 1.1% entre octubre-diciembre y febrero-abril. Paralelamente la tasa desestacionalizada de desempleo que, en las cuatro ciudades principales se había elevado por encima del 10% en el primer trimestre; volvió a reducirse en abril pasado a cambio de un alza de la informalidad.
 

1. Desempeño laboral en las zonas rurales

Para analizar el mercado laboral rural hay que tener en cuenta que en el campo el empleo asalariado brinda a los trabajadores ingresos laborales mensuales 2.7 veces más elevados que el no asalariado (1.32 SML vs. 0,49 en 2014). Es el empleo de mejor calidad. Ahora bien, (gráfico 1, panel A) entre los cuartos trimestres 2014 y 2015 se perdieron en las zonas rurales unos 90.100 empleos asalariados (una reducción del 9.0%), de los cuales se habían recuperado 64.100 para el trimestre febrero-abril 2016, el 71.1%, como resultado de la expansión del cultivo y de la cosecha cafetera.
 
Por su lado (panel B), el empleo no asalariado rural, el de peor calidad, presentó durante 2015 grandes fluctuaciones inducidas por su componente no remunerado (los ayudantes familiares), pero, entre los cuartos trimestres 2014 y 2015 aumentó un 6.0%; para el trimestre móvil febrero-abril del año en curso volvió  a reducirse, a pesar de lo cual seguía siendo 5.6% más alto frente al alcanzado en octubre-diciembre 2014.
 
Corregida por variaciones estacionales (panel C) la tasa rural total de desempleo se redujo entre el cuarto trimestre 2014 y el segundo 2015 (pasó del 5.8% al 5.4%); se elevó en el tercero (6.5%) y volvió a caer desde entonces: 5.6% en el cuarto trimestre 2015; 5.2% en febrero-abril del año en curso. La tasa salariada de desempleo (desempleados vs, ocupados asalariados más desocupados) ha sido mucho más alta que la tasa total y tuvo un comportamiento parecido: se mantuvo estable en el primer trimestre 2015 (22.1%); se elevó en tercero (25.8%) y después volvió a caer (23.7% en el cuarto y 21.6% en febrero-abril 2016). ​

Gráfico 1. Principales indicadores laborales rurales

Principales indicadores laborales rurales.JPG

Fuente: DANE, gran encuesta integrada de hogares; datos publicados por esa institución. Notas: 1. Empleo asalariado (obreros y empleados particulares y de​l gobierno); empleo no asalariado (resto del empleo). 2.. Tasa de desempleo total (desempleados vs. ocupados más desocupados). Tasa asalariada de desempleo (desempleados vs. ocupados asalariados más desempleados); esta medida alternativa se justifica pues casi todos los desempleados (rurales pero también los urbanos) buscan un trabajo asalariado. 4. Las series se desestacionalizaron usando el método Census X-12.

2. El empleo formal total y por niveles educativos en el conjunto de las trece principales

En las trece principales áreas metropolitanas tomadas de manera agregada, el empleo formal (definición al pie del gráfico 2) disminuyó ligeramente durante el primer semestre del año pasado pero se recuperó, con creces, durante el segundo (gráfico 2, panel A). De tal manera que, en promedio, durante el año pasado terminó creciendo 2.4% (vs. 5.0% en 2014). Durante el año en curso, se recuperó en diciembre-febrero de su caída de finales de 2015 y después prácticamente se ha estancado (variación del 0.1% entre diciembre-febrero y febrero-abril).

El año pasado su componente menos educado, con bachillerato o menos, se elevó rápidamente, a una tasa media del 7.3%, aunque a un ritmo anual que, a partir del tercer trimestre fue decreciente y que terminó por ser negativo en el cuarto; desde comienzos del año en curso se repuso de esa caída y ha continuado creciendo a un ritmo trimestral modesto (panel B).

Por su parte (panel C) su componente más educado, dotado de alguna formación superior, experimentó el año pasado una caída media del 1.6%, que fue muy acentuada hasta el tercer trimestre; desde entonces y hasta fines del año se recuperó parcialmente,  pero durante el año en curso ha vuelto a bajar.​

Gráfico 2. Trece ciudades principales: comportamiento del empleo formal total y por nivel educativo

Principales indicadores laborales rurales.JPG

Cálculos de EAFIT basados en el DANE, gran encuesta integrada de hogares. Empleo informal: ocupados privados, distintos a profesionales y técnicos independientes, en empresas de hasta cinco trabajadores (incluye a todos los trabajadores sin remuneración en empresas o negocios de otros hogares). Empleo formal: ocupados privados en empresas de más de cinco ocupados (salvo trabajadores sin remuneración en empresas o negocios de otros hogares), más técnicos y profesionales independientes, más ocupados del gobierno.

3. Inflación y salarios reales

La inflación, medida por las variaciones anuales en el IPC nacional, se aceleró desde 2014; durante 2015 osciló alrededor de una media del 4.5% entre febrero y agosto antes de elevarse al 5.4% en septiembre y al 6.77% en diciembre (gráfico 3, panel A);  los datos de los primeros meses del año en curso arrojan una tasa anual todavía más alta (8.20% en mayo). Este bote inflacionario ha afectado negativamente el salario mínimo legal y, dependiendo de la evolución del mercado laboral en cada ciudad, también en principio los salarios formales reales.

El salario mínimo real (índice=100.0 en enero 2013 y 103.1en enero 2015) apenas cayó ligeramente hasta julio del año pasado (102.8); pero para diciembre había bajado ya a 100.9. Aunque durante el año en curso la revisión del mínimo nominal lo había vuelto a colocar en 102.6 en el mes de enero, la aceleración de la inflación lo había vuelto a reducir a 101.6 en el mes de mayo. Ver panel A.

En el agregado de las trece ciudades, el salario mediano real de los trabajadores formales con alguna educación superior había caído con la reducción de su empleo hasta julio-septiembre del año pasado: pasó de un índice de 103.2 en octubre-diciembre 2014 a 91.4 (una reducción del 11.5%). Desde entonces, empujado por la recuperación parcial de este tipo de empleo repuntó con fuerza (102.7 en octubre-diciembre 2015). Durante el año en curso la nueva desaceleración en el crecimiento del valor agregado urbano ha vuelto a reducir el empleo formal más educado. Este frenazo estabilizó su salario nominal y, dada la aceleración inflacionaria, lo redujo en términos reales un 7.3%. Ver panel B.
 
Por su parte, también en las trece ciudades, el salario mediano real de los trabajadores formales sin educación superior que había caído 2.0% entre comienzos y finales de 2014; en 2015 permaneció relativamente estable durante el primer semestre, antes de que, por la presión de la mayor demanda y la escases de oferta diestra, empezara elevarse, volviendo para fines del año 2015 y comienzos de 2016 a un nivel similar al de comienzos 2014. La respuesta del empleo formal fue una desaceleración en su crecimiento, desaceleración que, junto con la mayor inflación, permitió bajar otra vez para el primer trimestre del año en curso sus salarios reales un  2.0%. Ver, de nuevo, el panel B.
 
Pero el grupo de las trece ciudades está muy marcado por el de las cuatro principales, pues este representa el 80% del empleo formal del primero. De hecho el comportamiento salarial no ha sido el mismo en las nueve ciudades intermedias (panel C).  En ellas los salarios reales formales con alguna educación superior o sin ella han venido cayendo desde mediados del año pasado, gracias a una intensa rotación de personal (reemplazo del empleo formal menos educado por más educado cuando los salarios reales del primero suben y viceversa).

Gráfico 3. Salario mínimo real y salarios formales reales en trece y nueve ciudades

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Fuente: DANE; gran encuesta integrada de hogares. Los salarios de los trabajadores formales (en realidad sus ingresos laborales, porque incluyen tanto los de los asalariados como los de los no asalariados) han sido procesados por EAFIT a partir de las cintas de las encuestas del DANE (las que disponemos llegan a la fecha hasta enero-marzo 2016). Se trata de las medianas por trimestres móviles estimadas a partir de los datos salariales que ofrecen los informantes (no se hicieron imputaciones para los no informantes) y que incluyen remuneraciones en dinero y en especie y diversas prestaciones por las que indaga la encuesta de hogares. Esos salarios se deflactaron por el IPC nacional.

4. Empleo formal por nivel educativo: los ciclos de largo plazo

Desde que, para las trece ciudades principales, se tienen estadísticas trimestrales sobre empleo formal por niveles educativos, es decir desde 2007 para el volumen y desde 2008 para sus variaciones anuales, se  han experimentado una serie de ciclos que han sido inversos para el componente dotado de alguna educación superior y para el carente de ella (gráfico 4, panel A). El crecimiento anual del menos educado fue negativo en 2008, positivo en 2009, negativo en 2010, otra vez positivo en 2011-2013; volvió a ser negativo en 2013 y positivo en 2014-2015, El crecimiento del más educado ha sido simétrico al anterior. Las cifras sugieren que este año 2016 el ciclo podría comenzar a cambiar de polaridad.

Las variaciones anuales en el empleo formal más educado obedecen principalmente y de manera directa a las del valor agregado urbano real (panel B). Las del empleo formal menos educado, responden de manera inversa y con algún rezago a las de sus salarios reales (panel C).​

Gráfico 4. Trece ciudades principales: ciclo de largo plazo del empleo formal y respuesta del empleo por nivel educativo al valor agregado urbano y a los salarios

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Cálculos de EAFIT basados en el DANE, gran encuesta integrada de hogares, y en las Cuentas Nacionales trimestrales recientes. El valor agregado urbano es el total menos el agroopecuario y minero. Los salarios formales han sido estimados por EAFIT con base en las cintas de las encuestas de hogares; se trata de de las medianas, por trimestres móviles, calculadas a partir de los datos salariales que ofrecen los informantes y que incluyen remuneraciones en dinero y en especie y diversas prestaciones por las que indaga la encuesta de hogares; se estimaron en términos reales usando el IPC nacional como deflactor. Las series se desestacionalizaron usando el método Census X-12.

De acuerdo con lo anterior y por el lado del trabajo formal calificado, la desaceleración del valor agregado urbano en 2015 desplazó hacia abajo la curva de demanda laboral. Dada una curva de oferta estable, el impacto inicial fue una caída en el empleo y en los salarios reales. Sólo más tarde, en el segundo semestre, la recuperación parcial que se produjo en valor agregado urbano, indujo la recuperación también parcial de este empleo y de sus salarios. Durante el año en curso la nueva desaceleración del valor agregado urbano ha vuelto a afectar negativamente este componente del empleo formal, lo que, junto con la elevada inflación, ha generado una caída considerable en sus salarios reales. 

Por su lado, el comportamiento del valor agregado urbano durante 2015 tuvo pocos efectos sobre el trabajo formal no calificado. En cambio el impacto del shock inflacionario fue considerable: redujo el salario real desde 2014 y durante la primera mitad de 2015, es decir desplazó hacia abajo su curva de oferta. Dada la curva de demanda y que el impacto salarial opera con algún rezago, el empleo se elevó durante todo el 2015 y eso  a pesar de que su gran dinamismo y la escases de mano de obra diestra volvieron a elevar los salarios reales en el segundo semestre. Durante el año en curso el alza salarial anterior frenó la expansión del empleo formal induciendo una estabilización de los salarios nominales y, dada la aceleración inflacionaria terminó por generar una reducción en los salarios reales.    


5.  Cuatro ciudades principales: los desempleados han bajado en febrero-abril, y  los informales se han elevado en una magnitud similar

En las trece ciudades principales (gráfico 5, panel A) la tasa –desestacionalizada- de desempleo experimentó el año pasado una serie de fluctuaciones pero se mantuvo por debajo del 10% terminando en el 9.8% durante el cuarto trimestre. Este año se elevó sustancialmente en el primer trimestre (10.5% en diciembre-febrero; 10.3% en enero-marzo). Sin embargo, en el último  trimestre móvil (febrero- abril) volvió a bajar a 9.5%, situándose otra vez por debajo del 10%.  Este fenómeno se produjo exclusivamente en las cuatro ciudades principales  pues en las nueve intermedias el desempleo no ha dado señales de caer.

Gráfico 5. Trece ciudades principales: desempleo e informalidad

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Fuente: DANE, gran encuesta integrada de hogares (datos publicados) y estimaciones de EAFIT a partir de las cintas de las encuesta de hogares. A la fecha de la redación de este informe, estas últimas sólo llegan hasta  enero-marzo 2016.


A primera vista, la razón de esta nueva reducción del desempleo parece haber sido el tránsito de los desempleados a la informalidad. En las cuatro ciudades principales (panel B) la población desocupada (corregida por variaciones estacionales) que había alcanzado un máximo de unas 931.000 personas en el trimestre móvil diciembre-febrero, se redujo a  814.000 en febrero-abril, es decir disminuyó en 117.000, una suma casi igual al incremento de la población informal (111.000) que pasó de 3.543.000 a 3.654.00 en ese mismo período. No pasó lo mismo en las nueve ciudades intermedias (panel C) donde la ligera reducción en la población desocupada coincidió con una estabilidad de la población informal.
 
Sin embargo, una mirada más atenta a las cifras de los paneles D y E (que solo llegan hasta el mes de marzo), sugiere que la caída en la tasa media de desempleo provino de la población carente de estudios superiores cuyo empleo formal volvió a recuperarse (el desempleo de la población más educada seguía creciendo hasta marzo). En cambio, el alza en la informalidad media no provino de la población menos educada (pues se mantuvo estable hasta marzo) sino de la población con alguna educación superior cuya informalidad venía elevándose en respuesta a la caída de su empleo formal.​

6. Empleo formal por ramas en las trece ciudades

Durante 2015 la recuperación del empleo formal en las 13 ciudades fue más marcada en el cuarto trimestre que en el tercero: sumando los datos desestacionalizados por ramas 109.884 plazas más vs. 72.303). Esa dinámica se perdió en lo corrido de 2016  (apenas 2. 105 plazas más en febrero-abril frente octubre-diciembre). El desempeño por ramas se puede apreciar en el gráfico 6.

Gráfico 6. Empleo formal por ramas en las trece ciudades principales

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Fuente: cálculos de EAFIT, con base en los datos publicados por el DANE (gran encuesta integrada de hogares).


  • ​Entre el segundo y el tercer trimestre de 2015 el empleo formal se redujo en los inmuebles/servicios a las empresas que perdieron 4.772  plazas; las demás ramas las elevaron (en conjunto en 77.074 plazas). El mayor aporte a esta última creación bruta corrió por cuenta de la industria (46.2%), seguida por la construcción (23.1%), el transporte-almacenamiento-comunicaciones (13.8%), las “otras ramas” (agricultura y minería  suburbanas y electricidad-gas-agua)  que contribuyeron con el 10.0%, el comercio (4.0%), las finanzas (2.5%) y los servicios (0.4%).
  • Entre el tercero y el cuarto trimestre de 2015 el empleo formal se redujo en tres sectores: el transporte, la construcción, las finanzas, y las “otras ramas”, sectores que, en conjunto, perdieron 83.324 plazas. En cambio se elevó en los demás sectores (193.208). El mayor aporte a esta creación bruta lo hicieron los servicios sociales, comunales y personales (38.8%) y los inmuebles y servicios a las empresas (38.1%), seguidos del comercio-hotelería (15.2%) y de la industria (7.9%).
  • Entre el cuarto trimestre 2015 y febrero-abril 2016, el empleo formal se redujo en cuatro sectores: la construcción, los servicios, los inmuebles y servicios a las empresas y las “otras ramas”, sectores que, en conjunto, perdieron 108.407 plazas. En cambio se elevó en las demás (110.512). Los mayores aportes a esta última creación bruta lo hicieron en su orden el comercio-hotelería (41.8%), la industria (31.8%); el transporte (11.2%) y las finanzas (15.2%). 

7. Desempeño laboral de las cuatro ciudades principales

En lo que toca con las cuatro ciudades principales, este año el empleo formal se ha estancado en Bogotá y Barranquilla, pero ha seguido creciendo en Medellín y en Cali.

Gráfico 7. Principales variable laborales en las cuatro ciudades principales

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Fuente: DANE, gran encuesta integrada de hogares (datos publicados).


  • En Bogotá (grafico 7 paneles A y B) la caída del empleo formal, entre octubre-diciembre y febrero abril, fue del 0.8%; la tasa desestacionalizada de desempleo se elevó primero hasta enero (10.1%) y luego volvió a caer, sobre todo en abril (8.5%), a cambio de un alza en la informalidad.
  • En Medellín (paneles C y D) el empleo formal aumento 1.2% en ese mismo período y la informalidad continuó bajando, pero la tasa de desempleo osciló alcanzando el 11.6% en enero- marzo, antes de caer de nuevo al 10.5% en febrero-abril.
  • En Cali (paneles E y F) el empleo formal aumentó (2.5%) si bien, de hecho, está prácticamente estancado desde 2014-T2; aunque el desempleo se redujo en abril (11.5% en octubre-diciembre, 10.0% en febrero-abril), la informalidad se elevó pasando del 47.8% al 48.9%.
  • En Barranquilla (paneles G y H) el empleo formal se estancó (0.1% en ese mismo período); el  desempleo primero subió pero terminó cayendo en febrero-abril (8.3%); sin embargo la informalidad continuó creciendo.​

Gráfico 8. Principales variable laborales en las nueve ciudades intermedias

Principales indicadores laborales rurales.JPG
Fuente: DANE, gran encuesta integrada de hogares (datos publicados).


8. El desempeño de las nueve ciudades intermedias

En el agregado de las nueve ciudades intermedias el empleo formal se redujo 1.1% entre octubre-diciembre 2015 y febrero-abril 2016; tanto el desempleo como la informalidad aumentaron (gráfico 8, paneles A y B). La evolución ha diferido este año por ciudades: ha bajado en Ibagué, Bucaramanga, Cúcuta y Manizales; se ha estancado en Pereira y Villavicencio; se viene recuperando fuertemente en Cartagena y ligera y parcialmente en Montería; en fin ha seguido creciendo en Pasto.

  • Ibagué:  la reducción del empleo formal entre octubre-diciembre y febrero-abril fue 6.6%; el desempleo pasó del 13.4% al 14.2% y la informalidad del 57.3% al 58.8% (paneles C y D)
  • Bucaramanga: la caída del empleo formal fue 5.2%; el desempleo pasó del 7.2% al 8.9%; y la informalidad aumentó ligeramente (paneles E y F)
  • Cúcuta: en ese mismo período la reducción trimestral el empleo formal fue 1.7%; el desempleo se redujo pero la informalidad volvió a elevarse (paneles G y H)
  • Manizales: la reducción del empleo formal en ese período fue 1.6%; el desempleo se disparó pasando del 9.2% al 11.0% y la informalidad se mantuvo estable (paneles I e J)
  • Pereira: el empleo formal se estancó (0.0%); el desempleo se redujo ligeramente (del 10.8% al 10.1%) pero la informalidad se elevó del 47.7% al 50.1% (paneles K y L)
  • Villavicencio: el empleo formal también se estancó (0.2%); el desempleo pasó del 10.3% al 12.5%; pero la informalidad siguió reduciéndose ligeramente (paneles M y N)
  • Cartagena: el empleo formal (4.8%) se recuperó en gran parte de su caída de finales del año pasado, lo que le permitió volver a bajar el desempleo y, sobre todo, la informalidad (paneles O y P)
  • Montería: el empleo formal comenzó a repuntar en abril (1.1% frente a octubre-diciembre); pero mientras tanto, el desempleo pasó del 8.2% al 11.3% y la informalidad del 60.9% al 61.7% (paneles Q y R)
  • Pasto: el empleo formal aumentó 1.3%; el desempleo se redujo  del 10.1% al 9.0%, pero la informalidad aumentó pasando del 57.9% al 58.7% (paneles S y T).

9. Conclusiones

El año pasado el crecimiento del PIB real se redujo sustancialmente: 3.1% vs. 4.4% en 2014. Durante el año en curso ha seguido aminorándose (2.5% en el primer trimestre vs. 3.4% en el cuarto 2015) y también; aunque menos, el crecimiento del valor agregado urbano real (3.3% vs. 3.7%). En promedio y según las estimaciones de EAFIT2, durante 2016,  el crecimiento del PIB  podría situarse, alrededor del 2.6%.

La desaceleración económica de 2015 se sintió con toda fuerza en las zonas rurales: caída considerable del empleo asalariado; alza del no asalariado, de peor calidad. En las trece ciudades, su impacto sobre el empleo formal, fue más moderado: cayó en el primer semestre y se recuperó con creces en el segundo para terminar creciendo al 2.6% vs. 5.0% en 2014. Gracias a ello, la tasa media de desempleo se mantuvo por debajo del 10% y la informalidad, que había subido hasta el segundo trimestre, se redujo desde entonces alcanzando para el cuarto un mínimo histórico desde 2007.
 
Durante lo corrido del año en curso, la coyuntura laboral campo-ciudad se ha revertido. En los cuatro primeros meses el empleo asalariado rural recuperó el 71% de las pérdidas del 2015 gracias a la expansión del cultivo del café. En contraste, el empleo formal en las trece ciudades, que se había recuperado en diciembre-febrero de su caída de finales del año pasado, prácticamente se ha estabilizado (variación del 0.1% entre diciembre-febrero y febrero-abril). Se ha estancado en Bogotá y Barranquilla pero ha seguido creciendo en Medellín y en Cali. En el agregado de las nueve ciudades intermedias el empleo formal se redujo 1.1% entre octubre-diciembre 2015 y febrero-abril 2016. Ha bajado en Ibagué, Bucaramanga, Cúcuta y Manizales; se ha estancado en Pereira y Villavicencio; se viene recuperando fuertemente en Cartagena y, ligera y parcialmente, en Montería; en fin ha seguido creciendo en Pasto. Paralelamente la tasa desestacionalizada de desempleo que, en las cuatro ciudades principales se había elevado por encima del 10% en el primer trimestre; volvió a reducirse en febrero-abril pasados  a cambio de un alza de la informalidad.
 
El empleo formal con alguna educación superior, es muy sensible al valor agregado real urbano: había caído durante el primer semestre 2015. Durante el segundo semestre se recuperó parcialmente, entre otros factores por el repunte del valor agregado real urbano (3.4% anual vs 2.9% en el primer semestre). Durante el año en curso la nueva desaceleración en el crecimiento del valor agregado urbano ha vuelto a reducir ese empleo en las trece ciudades (-0.5% entre octubre-diciembre 2015 y febrero-abril 2016). Ese frenazo estabilizó sus salarios nominales y, dada la aceleración inflacionaria de este año redujo sus salarios reales un 7.3% en ese mismo período
 
Por su parte, el empleo formal carente de educación superior es menos sensible al PIB y más a sus salarios reales: la aceleración inflacionaria había hecho caer estos últimos en 2014 y, en 2015, permitió estabilizarlos hasta mediados del año. Como su demanda laboral responde, con algún rezago, a sus salarios, este empleo creció rápidamente el año pasado. Con todo, terminó por tropezar con la escasez de mano de obra diestra (muchos informales y desempleados poco educados; muy poco adiestrados en los oficios requeridos); por eso sus salarios reales volvieron a elevarse en las trece ciudades, alcanzando en el cuarto trimestre 2015 los niveles de 2013.  La respuesta del empleo formal fue una brusca reducción a finales del año pasado, reducción que, junto con la mayor inflación, permitió bajar otra vez sus salarios reales  que, entre el cuarto trimestre 2015 y el primero 2016, perdieron 2.0%.
 
Hacia el futuro y para mantener los logros laborales de los últimos años en materia de empleo formal menos educado hay, primero, que recuperar un crecimiento económico aceptable (ver el análisis de coyuntura de EAFIT ya citado). Pero también hay que mejorar la capacitación de la población carente de educación superior, para evitar el cuello de botella de oferta del segundo semestre del año pasado y, vía una mayor productividad, elevar su salario medio. En cambio gravar el salario formal con contra-reformas a la jornada nocturna, al régimen de recargos a dominicales y festivos y con grandes alzas futuras en el salario mínimo real podría agravar la reducción que parece avecinarse en este empleo.

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1EAFIT, Economía colombiana: análisis de coyuntura no. 2; abril 2016 http://www.eafit.edu.co/escuelas/economiayfinanzas/cief/Paginas/analisis-de-coyuntura-economia-colombiana.aspx​.

2EAFIT, Economía colombiana: análisis de coyuntura no. 2; abril 2016 http://www.eafit.edu.co/escuelas/economiayfinanzas/cief/Paginas/analisis-de-coyuntura-economia-colombiana.aspx​.
Última modificación: 05/09/2016 18:12

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