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Opinión / 29/10/2019

Desempeño laboral hasta junio-agosto 2019

​Aunque sigue siendo todavía elevado, el empleo asalariado está recayendo en zonas rurales. En cambio, el empleo formal ha vuelto a subir en las principales ciudades. Se mantiene la tendencia a reemplazar trabajo poco educado por trabajadores con educación superior.

​Zonas rurales: Aunque sigue siendo todavía elevado, el empleo asalariado está recayendo

El empleo asalariado (gráfico 1, panel A) se había disparado durante el primer semestre del año en curso: en el primer trimestre estaba creciendo al 6.7% anual y en el segundo al 16.9%. Pero los datos de abril-junio (5.0% anual) revelan una recaída. El notable incremento del empleo asalariado rural del primer semestre, el mayor en la historia reciente, puede atribuirse en parte a las ramas agropecuarias tales como café y otros productos agrícolas y a la cría de vacunos y otros animales. Pero también en su mayoría (75.8%), a las ramas rurales no agropecuarias. Entre estas últimas sobresalieron la construcción (24.2%); el comercio (19.9%) y los “servicios comunales, sociales y personales” (38.0%) .  

Gráfico 1. Empleo asalariado y no asalariado rural; desempleo.


DANE, Gran encuesta integrada de hogares (datos publicados hasta junio-agosto 2019). Empleo asalariado (obreros y empleados particulares y del gobierno); empleo no asalariado (resto). Tasa de desempleo total (desempleados vs. ocupados más desocupados). Tasa asalariada de desempleo (desempleados vs. ocupados asalariados más desempleados); esta medida alternativa se justifica pues casi todos los desempleados buscan un trabajo asalariado. Series desestacionalizadas con Census X-12.

Corregidas por variaciones estacionales, las tasas rurales de desempleo, la total y la asalariada (panel B), habían vuelto a subir desde fines de 2018 y, en 2019, prosiguieron su alza hasta abril. Pero desde entonces, la tasa total de desempleo ha comenzado a reducirse (pasó del 6.5% en abril al 6.3% en agosto) pero la asalariada ha vuelto a elevarse (pasó  del 22.9% en junio  al 24.4% en agosto). 

Principales ciudades: vaivenes trimestrales del empleo formal; ha vuelto a subir en junio-agosto.

En el conjunto de las 23 y de las 13 ciudades principales (gráfico 2, paneles A y B), el volumen del empleo formal  se había derrumbado durante el cuarto trimestre del año pasado. Este año de 2019 se produjo una notable recuperación durante el primer trimestre, un desplome durante el segundo y una recuperación en junio-agosto. 

Gráfico 2. Empleo formal en las principales ciudades; datos hasta junio-agosto 2019.


DANE, gran encuesta integrada de hogares, datos publicados hasta junio-agosto 2019. Empleo formal: ocupados privados en empresas de más de cinco ocupados (salvo trabajadores sin remuneración), más técnicos y profesionales independientes, más ocupados del gobierno. Series desestacionalizadas con census X-12.

Las oscilaciones observadas este año en el empleo formal han sido generadas por su componente menos educado.

Las oscilaciones observadas durante el año en curso en la tasa formal de ocupación de las principales ciudades (alza en el primer trimestre 2019; baja en el segundo trimestre, nueva recuperación en junio-agosto) han sido originadas exclusivamente en su componente menos educado (el carente de educación superior; ver gráfico 3).  En cambio, su componente más educado (el dotado de alguna formación superior) se elevó desde comienzos del año y ha mantenido  hasta junio-agosto un nivel elevado.    

Gráfico 3. Veintitrés y trece ciudades: empleo formal por nivel educativo. 


DANE, gran encuesta integrada de hogares, Datos publicados hasta junio-agosto 2019). Series desestacionalizadas con el método census X-12. 

Principales ciudades: participación, desempleo e informalidad.

Desde el segundo trimestre de 2016 la participación laboral en las veintitrés y en las trece ciudades, comenzó a caer con oscilaciones, hasta alcanzar un mínimo en el pasado junio-agosto de 2019 (gráfico 4, panel A). Durante este año 2019 la participación volvió a subir en el primer trimestre y después ha caído de nuevo arrastrada por la participación de la población menos educada. La caída tendencial de la participación laboral ha brotado del repudio al empleo informal, cuyo “salario” es muy bajo (de haberse mantenido la participación laboral y de haberse volcado al empleo informal, la ganancia de ingresos laborales por hogar hubiera sido muy baja) . 


Gráfico 4. Participación, desempleo e informalidad


DANE, gran encuesta integrada de hogares. Datos publicados en junio-agosto 2019. Series desestacionalizadas con el método Census X-12. 

Desestacionalizada, la tasa nacional de desempleo había venido subiendo rápidamente desde el tercer trimestre de 2018 (9.7%) alcanzando un máximo en abril-mayo de este año (10.5%). Después se redujo hasta mayo-julio (10.3%) y volvió a elevarse ligeramente en junio-agosto 10.5%). En las veintitrés y en las trece ciudades (paneles B y C) el desempleo que venía elevándose también desde el tercer trimestre del año pasado volvió a bajar en junio-agosto y el porcentaje de informalidad del empleo que muestra una reducción de largo plazo, ha oscilado este año de manera inversa con la tasa formal de ocupación: caída en el primer trimestre; alza en el segundo; nueva caída en junio-agosto.  Por su lado el desempleo de los jóvenes de 14-28 años se redujo sustancialmente en junio-agosto (ver panel D para el caso de las trece ciudades). 

Evolución de largo plazo en el salario mínimo real, los salarios indirectos y el costo total para el patrono.

En el largo plazo (1995- segundo trimestre 2019) el SML real se ha elevado considerablemente (gráfico 5, panel A). Deflactado por el IPC, para medir su poder de compra, su promedio anual pasó de un índice de 100.0 a 139.9. Deflactado por  el  IPP (IP oferta interna de bienes) para medir su costo para el empresario, pasó de 100.0 a 172.9. 

Desde el segundo trimestre 2013, la reforma tributaria eliminó los aportes parafiscales al SENA e ICBF y desde comienzos de 2014 fueron eliminados, adicionalmente, los aportes patronales por concepto de salud. Ello redujo el peso de los salarios indirectos legales que el patrón debe asumir, que pasó de un promedio de 70.6% en 2012 a uno de 56.3% en 2019 (panel B).  A pesar de ello, el costo total para el empresario de contratar un trabajador que se gane el mínimo (panel C) pasó, si se usa como deflactor el IPC de un índice de 100 en 1995 a uno de  131.5 en 2019 y si se usa como deflactor el índice de la oferta interna de bienes, de 100.0 a 162.5 

Gráfico 5. Evolución de largo plazo en el salario mínimo real y el costo total para el patrono.


Cálculos del autor. Los salarios indirectos legales incluyen: 1. Vacaciones (15 días). 2. Prestaciones legales: a) Prima legal (30 días); b) Auxilio transporte (fijado c/año junto con el SML); c) Vestuario y calzado (3 juegos anuales) 3. Cesantías. a) Ordinarias (1 mes sobre SML + auxilio de transporte; b) Intereses sobre las cesantías (12% anual); 4. Seguridad social a cargo del patrón, a) Salud (% y base han cambiado con el tiempo), b) pensiones (% y base han cambiado con el tiempo), c) ATEP: la base han cambiado con el tiempo (hoy se liquida sobre el SM). Supusimos un 2x mil. 5. Parafiscales a cargo patronal: la base han cambiado con el tiempo (hoy se liquida sobre el SM). Tradicionalmente eran 4% (Cajas), 2% (SENA) y 3% (ICBF). Desde el segundo trimestre 2013, la reforma tributaria eliminó los aportes parafiscales al SENA e ICBF; desde comienzos de 2014 fueron eliminados, adicionalmente, los aportes patronales por concepto de salud. Los dominicales y festivos están incluidos en el mínimo mensual.

Evolución de mediano y corto plazo en el salario mínimo y en los salarios formales reales.


Gráfico 6. Salario mínimo y salarios formales por nivel educativo, en trece ciudades. 


DANE, gran encuesta integrada de hogares. Panel A (salario mínimo mensual hasta agosto 2019, deflactado por el IPC y desestacionalizado). Paneles B a F (microdatos DANE hasta mayo-julio 2019; salarios medianos). Se usó el IPC como deflactor. Series desestacionalizadas con census X-12. 

El salario mínimo real se elevó 2.80% en 2017 y 2.63% en 2018. En 2019 el alza en el mínimo nominal fue del 6.0%. A pesar de la mayor inflación registrada en 2019 (3.75% en agosto), en agosto su valor real desestacionalizado fue el mayor desde 2008: índice 120.3 vs. 100.0 en diciembre 2008 (gráfico 6, panel A). Dada una inflación prevista para este año por el Banco de la República por encima de la meta y cercana al 3.6% significará un alza real adicional del 2.4% para el año en curso, que está teniendo impactos negativos sobre el empleo formal menos educado.

Durante el año en curso, en las trece ciudades principales, los salarios formales reales de los trabajadores menos educados han crecido rápidamente impulsados por el salario mínimo (panel B). Su variación anual  (panel C) ha oscilado con la de su empleo formal (subió en el primer trimestre, bajó en el segundo y volvió a elevarse en mayo-julio (último dato de que disponemos) preparando la reacción inversa del empleo formal menos educado del período posterior. Por su lado el salario real formal total (de los trabajadores menos y más educados (panel D) ha venido creciendo desde el año pasado a medida que crece el de los menos educado y los empresarios se ven obligados a contratar trabajadores de reemplazo más educados y de mayores salarios. 

La población carente de estudios superiores ha sido la más afectada por la evolución reciente del mercado laboral.


Gráfico 7. Principales variable laborales de la población por nivel educativo en trece ciudades



DANE, gran encuesta integrada de hogares. Microdatos hasta mayo-julio 2019. Series desestacionalizadas con el método Census X-12. 

La población carente de educación superior ha sido la más perjudicada por la evolución reciente del mercado laboral (gráfico 7). Con oscilaciones, su tasa de ocupación formal (panel A) ha caído tendencialmente desde comienzos de 2016. Pero también ha pasado lo mismo con su ocupación informal (panel B). Esa población ha rehuido la informalidad, cuyos ingresos mensuales son muy inferiores al salario mínimo y se ha retirado a la inactividad, pues su participación ha caído considerablemente desde el segundo trimestre 2015 (panel C) estancándose en 2019. Quienes siguen participando en el mercado de trabajo han soportado un desempleo creciente (panel D) que en las 13 ciudades alcanzó un máximo del 12.1% en mayo pasado (vs. 10.8% para la población con alguna educación superior).

A manera de conclusión.

El alza tendencial en el salario mínimo real (deflactado por el IPC casi 40% desde 1995 y 20.3% entre diciembre 2008 y agosto 2019; deflactado por el IPP 72.9% desde 1995) ha contribuido sustancialmente a la caída de largo plazo de la ocupación formal de la población menos educada. La Ministra de Trabajo quien parece haberse plegado a la tesis de que el alza en el mínimo real tiene, vía la demanda de consumo, un efecto neto positivo sobre los más desfavorecidos, parece proclive a elevarlo más para 2020.

  • En el mediano y largo plazo, el reemplazo de los trabajadores poco educados por trabajadores con educación superior ha sido el contra-expediente usado por los empresarios modernos. Pero, en muchas ciudades, ello ha generado un alza en el salario real de los más educados, que es un síntoma de la escases de este tipo de personal y que, junto con el alza salarial real de los menos educados, ha terminado por elevar en 2018-2019 el salario real total de los trabajadores formales. El país está confiando exclusivamente en impulsar, elevando los subsidios, la educación superior para la población menos favorecida. Sus resultados tomarán tiempo y supondrán costos elevados.
  • Pero en el corto plazo, el incremento en el empleo formal menos educado ha tropezado con que su oferta carece de las habilidades requeridas. Ello ha generado un alza de sus salarios reales por encima del mínimo real. La respuesta empresarial ha sido volver a reducir su demanda, elevando los despidos (ver, de nuevo, el gráfico 6; panel C). Por eso, la capacitación laboral de la población con menor educación formal se ha vuelto una prioridad. Se requiere diseñar e implementar para ella un plan masivo de capacitación y aprestamiento laboral.


1 Este artículo es una versión casi igual de uno preparado para Comfama: Cifras sobre el desempeño laboral junio-agosto 2019. conversatorio con Comfama, Universidad EAFIT; octubre 18, 2019.
Los porcentajes se refieren a la contribución de cada rama al alza desestacionalizada entre diciembre y abril.  
3 Ver Hugo López; ¿Por qué los hogares vienen reduciendo la tasa de participación en vez de aumentar su empleo informal?. Grupo de análisis de coyuntura económica.  Universidad EAFIT. Economía Colombiana. Análisis de coyuntura. No 11, 2019, abril.. http://www.eafit.edu.co/escuelas/economiayfinanzas/coyuntura-economica/Paginas/inicio.aspx
Última modificación: 31/10/2019 9:38

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