"Además de recuperar el control de la educación técnica y tecnológica impartida por el SENA, el Ministerio de Trabajo debiera responsabilizarse de diseñar y ejecutar un plan masivo capacitación laboral para la población más desfavorecida que, en las principales ciudades, representa hoy el 63.4% de la PEA. Se trataría de programas cortos de aprestamiento laboral que, en su diseño, consulten las necesidades del empresariado y lo comprometan con el programa (los egresados elegidos por las empresas, deberían ser elegibles para las cuotas de aprendizaje) y que sean ejecutados no sólo por el SENA sino también por entidades capacitadores privadas. La estrategia podía dotarse de una estructura financiera (recursos del SENA) y administrativa similar a la diseñada a mediados de la década pasada para el antiguo programa de “Jóvenes en Acción”, programa que hoy está enfocado a subsidiar el acceso a la educación terciaria". (López, 2018, p.6)
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