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Opinión / 02/04/2018

Empleo, salarios, ingresos de los hogares y evolución de la pobreza

​El DANE acaba de publicar las estadísticas de pobreza para los años recientes hasta 2017. Para apreciar su significado conviene situarlas en el contexto de la evolución del empleo y los ingresos por hogar de los últimos años, al menos para las 13 ciudades principales para las que tenemos datos actualizados.

​1. Evolución del empleo, los salarios y los ingresos laborales por hogar en las trece ciudades principales

Durante 2016 y 2017 el empleo total medio anual por hogar se  redujo en las 13 ciudades principales. Frente a 2015, para 2017 había caído 3.0% (0.2% en 2016; 2.8% en 2017). El carente de educación superior fue el más afectado (bajó 4.3% en esos dos años); el dotado de alguna educación superior bajó 1.8%. Cayó el empleo formal (1.9%), tanto el menos educado (3.0%) como el más educado (1.0%). Y también el empleo informal (el menos educado en 5,1%); como el empleo formal también cayó no resulta tan buena noticia como se piensa.

Gráfico 1. Empleo por hogar en las trece principales ciudades

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Fuente: DANE. Gran encuesta integrada de hogares, 13 ciudades. Se trata de promedios anuales de los cuatro trimestres de cada año. 

Durante 2015-2017 el ingreso real laboral medio por trabajador se redujo en las 13 ciudades principales; frente a 2014, 6.0% para 2017. Para los trabajadores carentes de educación superior, esa caída se produjo en 2016 con una leve mejoría en 2017; frente a 2015, para 2017 se había reducido 1.9%. Los ingresos reales de los trabajadores formales cayeron en 2015-2017; frente a 2014: 8.7% (los ingresos de los carentes de educación superior 3.7%; los de los dotados de ella 8.5%). Por su lado, los ingresos reales de los trabajadores informales menos educados, que expresados en salarios mínimos han venido bajando tendencialmente hasta situarse en 0.97 SML en 2017, cayeron en términos reales en 2016 y se recuperaron parcialmente en 2017 (bajaron 1.4% frente a 2015). 

Gráfico 2. Trece ciudades: Ingresos laborales reales por trabajador (promedios anuales)

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DANE. Gran encuesta integrada de hogares, 13 ciudades. En el caso de los asalariados además del ingreso base mensual se incluyen ingresos en especie, por horas extras, subsidios bonificaciones, primas y viáticos. Fueron deflactados por el IPC. Se trata de promedios anuales de los ingresos reales de los cuatro trimestres de cada año.

Gráfico 3. Trece ciudades: Ingresos laborales reales por hogar  (promedios anuales)

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DANE. Gran encuesta integrada de hogares, 13 ciudades. Se trata de promedios anuales de los ingresos laborales reales por hogar (deflactados por el IPC) de los cuatro trimestres de cada año

Habida cuenta de la evolución del empleo por hogar y de las remuneraciones reales por trabajador, el ingreso laboral anual real por hogar (empleo por ingreso por trabajador) cayó 4.4% entre 2015 y 2017 (2.7% entre 2015-2016 y 1.8% entre 2016 y 2017). Ver gráfico 3. Cayeron los ingresos formales por hogar (3.9% en esos dos años) y los informales aportados por los menos educados (6.5%). Los más afectados fueron los ingresos por hogar provenientes de trabajadores carentes de educación superior (-6.2%) pero también resultaron afectados los ingresos reales aportados por los trabajadores con algún grado de estudios superiores (-3.1%).

2. Las cifras recientes de pobreza

El DANE elabora dos tipos de indicadores de pobreza (Gráfico 4):

El primero es el índice de pobreza multidimensional (IPM) que se construye  anualmente desde  2010 a partir de variables recogidas en la Encuesta nacional de calidad de vida agrupadas en cinco dimensiones: condiciones educativas del hogar, condiciones de la niñez y la juventud, salud, trabajo, y acceso a los servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda. Tiene un carácter estructural, responde poco a las coyunturas y ha tendido a caer continuamente (panel A). Entre 2010 y 2017 ha bajado de 30.4% a 17.0% en el nivel nacional; de 23.5% a 11.4% en las cabeceras y de 53.1% a 36 en las zonas rurales, donde la caída anual se ha amortiguado en los últimos dos años.

Gráfico 4. Evolución de la pobreza multidimensional y monetaria

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DANE. Pobreza Monetaria y multidimensional en Colombia. Anexos

El segundo indicador es el de la pobreza monetaria (% de personas en situación de pobreza y de pobreza extrema) se basa en la encuesta de ingresos y gastos de 2006-2007. Esa encuesta permitió calcular las líneas de pobreza e indigencia, líneas que se actualizan anualmente con un índice de precios de ingresos bajos y que, para 2017, se situaban en el nivel nacional en $250.620 y $116.330 por persona al mes y en $8.354 y en $3.878 por persona al día. Para las zonas rurales eran menores y para las cabeceras y las principales ciudades algo más altas. 

Paralelamente el DANE calcula a partir de sus encuestas de hogares el valor de los ingresos totales de cada hogar (ingresos laborales y no laborales incluyendo el valor de las transferencias recibidas de todas las fuentes) y los compara con las líneas de pobreza e indigencia para ubicar o no, al hogar y a sus miembros, como pobres o en situación de pobreza extrema. Los indicadores de pobreza y de pobreza extrema se recogen en los paneles B y C del gráfico 4. La caída de la pobreza monetaria  y de la extrema que se había constatado desde 2010 se detuvo en 2016 (cuando se elevó ligeramente) y volvió a recuperar total o parcialmente, según el dominio geográfico, el terreno perdido en 2017. En el nivel nacional y en 2017 la pobreza se situó en 26.9% y la pobreza extrema en 7.4%. En las zonas rurales en 36.0% y 15.4% respectivamente y en las trece ciudades en 15.7% y 2.7%.

Resulta necesario entender por qué se frenó la caída en la pobreza y la indigencia en 2016 y porque volvió a bajar en 2017.  La inflación, que se aceleró en 2015 y 2016 y se desaceleró sustancialmente el año pasado, explica una parte del fenómeno. La variación anual en los índices de precios que el DANE utiliza para actualizar las líneas de pobreza y pobreza extrema no difiere mucho de la del IPC.

Pero debe haber algo más. Una explicación debe estar por el lado de los ingresos de las familias más pobres. Su alza no parece haber estado por el lado de los ingresos laborales (empleo y salarios) que el año pasado cayeron. Puede haber estado por el lado de los ingresos no laborales y particularmente por el lado del aumento en las transferencias monetarias recibidas no sólo de otros hogares y personas residentes dentro o fuera del país sino también de instituciones privadas y de  programas oficiales contra la pobreza.

Gráfico 5. Evolución (DANE) de los ingresos reales totales medios por persona en el hogar  (en la unidad de gasto) y opinión de los hogares sobre la suficiencia de sus ingresos

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DANE. Panel A: Pobreza Monetaria y multidimensional en Colombia. En Anexos. Panel B: encuestas de Calidad de vida

3. Ingresos medios por persona del DANE y opinión de los hogares sobre la suficiencia de sus ingresos

La reducción de la pobreza no significa una mejoría en los ingresos de las familias en su conjunto (en principio los pobres pueden mejorar y el resto de la población empeorar). El DANE presenta en su informe sobre pobreza, junto con los valores de las líneas, los valores medios nominales del ingreso mensual per cápita de la unidad de gasto (el hogar doméstico menos los empleados domésticos y los pensionistas), en los principales dominios y en las 13 ciudades principales entre 2010 y 2017. Esas cifras se han deflactado por las medias anuales del IPC y se presentan en panel A del gráfico 5.

Las cifras revelan que el ingreso total medio real por persona en el hogar que se había elevado hasta 2014, se viene reduciendo desde 2015. Entre 2014 y 2017, la reducción ha sido del 5.1% en el nivel nacional, del 7.0% en el conjunto de las cabeceras municipales y del 8.6% en el agregado de las 13 principales  ciudades. En cambio en las zonas rurales, donde el ingreso por persona es apenas el 42% del vigente en las cabeceras, se registró un incremento del 10.1%.

El DANE publica adicionalmente otros indicadores de pobreza. Uno de ellos es recogido por la encuesta de calidad de vida y se refiere al porcentaje de jefes de hogar (o cónyuges) que declaran que sus ingresos son insuficientes para atender sus gastos mínimos (panel B). Ese indicador venía cayendo hasta 2015. Sin embargo se disparó en 2016 y se elevó algo más en 2017. En el nivel nacional pasó del 23.1% en 2015 al 32.1% en 2016 y al 34.7% en 2017, es decir aumentó 13.6 puntos porcentuales. En las cabeceras municipales pasó del 19.5% (2015) al 29.9% (2017) y en las zonas rurales del 36.6% al 53.1%.

4. Conclusiones

Con la desaceleración económica, el empleo por hogar, los "salarios" reales y los ingresos laborales por hogar han venido cayendo desde 2015/2016 (lo mostramos para el caso de las trece ciudades). Las cifras presentadas por el DANE en sus anexos sobre la evolución de la pobreza confirmarían una caída importante en 2015-2017 en los  ingresos reales totales (laborales y no laborales) por persona en la unidad de gasto (en el hogar) tanto a nivel nacional, como en las cabeceras y en las 13 ciudades.  

La pobreza multidimensional calculada por el DANE ha venido bajando desde 2010-2011, tanto en el nivel nacional como en la cabeceras municipales y en las zonas rurales donde sin embargo continúa siendo muy elevada (36.6% en 2017).  Por más interrogantes que puedan suscitar algunos componentes que entran en este indicador se trata de una buena noticia.

Por su lado, con la metodología que el DANE aplica escrupulosamente y con las actuales líneas de pobreza e indigencia usadas por esa entidad, la pobreza y la extrema pobreza monetarias han caído en el largo plazo. En las cabeceras, en las 13 ciudades y en el nivel nacional subieron ligeramente en 2016 y volvieron a bajar en 2017. El DANE realizó en 2016-2017 una nueva encuesta nacional de ingresos y gastos, con mayor tasa de respuestas frente a la de 2006-2007,  que, entre otras cosas, le permitirá recalcular la metodología y reestimar las líneas usadas.

Independientemente de los resultados que se obtengan con las nuevas estimaciones resulta necesario entender por qué se frenó la caída en la pobreza y la indigencia en 2016 y porque volvió a bajar en 2017. La inflación, que se aceleró en 2015 y 2016 y se desaceleró sustancialmente el año pasado, explica una parte del fenómeno. Una explicación complementaria puede estar por el lado de los ingresos de las familias más pobres. Su alza no parece haber estado por el lado de los ingresos laborales (empleo y salarios) que el año pasado debieron haber caído. Puede haber estado por el lado del aumento en las transferencias monetarias recibidas, del exterior y de programas privados y oficiales contra la pobreza. El DANE y los centros de investigación deben responder a esta pregunta que resulta clave para saber hasta qué punto y con qué instrumentos podremos seguir reduciendo (y midiendo) las cifras de la pobreza hacia el futuro.

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Hugo López Castaño

Profesor Departamento de Economía, Universidad EAFIT

hlopezc@eafit.edu.co​



Última modificación: 02/04/2018 16:41

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