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Opinión / 15/10/2019

La tregua en la guerra comercial entre Estados Unidos y China: ¿Retorna la tranquilidad a los mercados?

​La tregua en la guerra comercial de Estados Unidos y China aliviará seguramente presiones cambiarias. Pero está lejos de ser una solución definitiva del conflicto


Los acuerdos alcanzados en la segunda semana de octubre entre Estados Unidos y China pueden entenderse como un avance significativo en la relación comercial entre ellos, pero también como una muestra de meras concesiones marginales, que congelan el conflicto, mientras los equipos negociadores redefinen sus prioridades y sus metas.

La sustancia de lo que parece haberse acordado es simple: Estados Unidos ha aplazado el aumento de aranceles que había anunciado para mediados de octubre, en tanto que China se ha comprometido a comprar más productos agropecuarios a los Estados Unidos. Lo primero, es marginal, porque el aumento así lo era: pasar del 25% al 30% en un grupo de productos cuyo volumen de compras representa cerca de 250 mil millones de dólares. Lo segundo, en cambio, más que una concesión, es una necesidad para la China, agobiada por la peste africana que ha asolado sus granjas porcinas y necesitada en cambio de abastecimiento de un producto en el que Estados Unidos es líder, la carne de cerdo.
Pero claramente el acuerdo refleja el creciente costo que el conflicto tiene para ambos países: los datos de exportaciones de China cayeron 3.2% en septiembre, mientras las importaciones cayeron 8.5%, ambas cifras superiores a las previsiones ya de por sí pesimistas de los analistas económicos; y en Estados Unidos, los últimos datos de confianza empresarial han venido mostrando un deterioro, que refleja probablemente percepciones negativas de parte de los empresarios, que empiezan a experimentar los efectos negativos de la guerra comercial, justo ad portas de una campaña electoral que se antoja compleja, y en medio de las tensiones del juicio impulsado por la Cámara al Presidente está generando.
En cierto sentido, pues, los costos del conflicto empiezan a rebasar los beneficios que se obtendrían de imponer un acuerdo a la contraparte, especialmente para Estados Unidos, cuyo momento de ejercer presiones parece estar pasando, conforme se aproximan las elecciones presidenciales. China, por su parte, que nunca ha estado cómoda con el conflicto, pero que tampoco ha estado dispuesta a grandes concesiones, seguramente ve el momento con alivio, porque ciertamente es consciente del impacto negativo que tendría una desaceleración mayor a la que ya ha experimentado.


¿Qué sigue entonces? 

La próxima reunión de los presidentes Trump y Xi Ying Pin se dará en noviembre, en el marco del encuentro de la APEC1 en Chile. Entre tanto, es posible que las tensiones cedan, y se busque, de amabas partes, un acuerdo provisional mínimo aceptable, que les permita tender un puente hasta después de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, en la espera, por parte del Presidente Trump, de que su victoria en las elecciones lo fortalezca y le permita retomar sus exigencias radicales; y de parte del líder chino, de que se dé una eventual victoria de los demócratas, que cambie por lo menos el marco de referencia de la negociación.
Todo indica que lo que ha ocurrido es, pues, una tregua en una guerra que está lejos de resolverse, y que podría volver, con mayor virulencia, después de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.

¿Qué consecuencias puede tener ello sobre la economía colombiana?

En el corto plazo, y en la medida en que la “tregua” tranquilice los mercados mundiales, se aliviarán las tensiones cambiarias. En efecto, la guerra ha ido ensombreciendo las perspectivas económicas mundiales, obligando a revisiones profundas de las proyecciones económicas, como las que ha divulgado esta semana el Fondo Monetario Internacional, y que se resumen en el cuadro 1. Ese ensombrecimiento de las perspectivas, y los temores de una nueva recesión, que siguen gravitando sobre el ánimo de los inversionistas, generan mayor aversión al riesgo y explican el fortalecimiento del dólar ante otras monedas, incluyendo la colombiana. Así que las noticias del “avance” en las conversaciones pueden moderar un poco los temores, aliviando en consecuencia presiones cambiarias.

Cuadro 1.


Pero el conflicto está lejos de resolverse. En el memorando inicial que dio origen al conflicto, en abril de 2018, el presidente Trump dio instrucciones en tres áreas específicas: iniciar un caso en la OMC contra las prácticas discriminatorias en licencias y patentes de parte de China; restringir la inversión en sectores tecnológicos claves; e imponer aranceles a maquinaria y productos asociados a informática y telecomunicaciones. Hay pues mucho más que cuestiones arancelarias en juego, y si el momento parece propicio para la tregua, vendrán nuevos embates futuros en esa disputa, en la que están en juego las estructuras de poder futuro que gobernarán el mundo.
Entre tanto, las disrupciones que se están produciendo en el comercio internacional, las desviaciones de flujos de comercio, y los reacomodos que se producen en medio de la crisis de la globalización, deberían ser una oportunidad para un país como Colombia, que está necesitado de diversificar sus exportaciones.

1Cooperación Económica Asia Pacífico
Última modificación: 31/10/2019 9:07

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