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Opinión / 15/10/2018

Recuperación del empleo asalariado rural y también del empleo formal urbano (que, sin embargo, se frenó en junio-agosto)

​El crecimiento del PIB real se desaceleró progresivamente desde 2014. Según las nuevas cuentas nacionales base 2015: 4.7% (2014); 3.0% (2015); 2.0% (2016); 1.8% (2017). Para el primero y segundos trimestres de 2018, las cifras muestran una recuperación (tasas anuales de 2.2% y 2.8%). Para el año completo 2018, nuestras estimaciones sugieren un crecimiento del 2.7%.

El empleo asalariado rural, el de mejor calidad en el campo, se redujo este año hasta mayo y eso a pesar del crecimiento del valor agregado real agropecuario (4.1% anual en el primer semestre); sin embargo, se recuperó considerablemente en junio, julio y agosto. Por su parte, el empleo formal urbano ha respondido a la recuperación del PIB, pero parece estarse frenando tanto por el crecimiento limitado de este último como por las alzas que se vienen produciendo en los salarios reales de los trabajadores formales.

 1. El empleo asalariado rural: después de caer hasta marzo-mayo ha vuelto a crecer desde entonces.

Gráfico 1. Zonas rurales: empleo asalariado y no asalariado; tasas de desempleo

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DANE, Gran encuesta integrada de hogares (datos publicados hasta junio-agosto 2018). Empleo asalariado (obreros y empleados particulares y del gobierno); empleo no asalariado (resto). Tasa de desempleo total (desempleados vs. ocupados más desocupados). Tasa asalariada de desempleo (desempleados vs. ocupados asalariados más desempleados); esta medida alternativa se justifica pues casi todos los desempleados buscan un trabajo asalariado. Las series han sido desestacionalizadas con Census X-12.


En las zonas rurales, el empleo asalariado había caído en 2015 (-0.5% vs. 2014). En 2016 se recuperó (2.2%). En 2017 se elevó durante el primer trimestre, se redujo otra vez durante el segundo; volvió a repuntar en el tercero y se hundió en el cuarto; en promedio creció 0.9%, mucho menos que en 2016. En lo corrido de este año 2018 siguió cayendo hasta marzo-mayo y se recuperó marcadamente desde entonces (gráfico 1, panel A). Los altibajos del empleo asalariado rural del año pasado fueron inducidos por los del valor agregado real cafetero muy afectado desde el cuarto trimestre de 2017 por la ola invernal, pero que seguramente demandará más empleo formal para la recolección de la cosecha principal en el resto de este Sin embargo la caficultura atraviesa este año por una crisis más estructural, de rentabilidad (bajos precios externos e internos).

Por su parte, el empleo no asalariado (panel B), que había subido 3.6% en 2015, y se había desacelerado en 2016 (1.3%); volvió a crecer rápidamente en 2017 (1.9% en promedio) con oscilaciones inversas a las del empleo asalariado y ha conservado un nivel alto durante el año en curso. Corregidas por variaciones estacionales, las tasas rurales de desempleo, la total y la asalariada (panel C), habían vuelto a subir en el segundo semestre del año pasado hasta alcanzar un máximo en enero; este año su nivel medio ha vuelto a bajar: en junio-agosto últimos eran, respectivamente, 5.0% y 21.3%. 

2. Recuperación del empleo formal en el conjunto de las trece ciudades; aunque comenzó a frenarse en junio-agosto

Gráfico 2. Empleo formal total en las principales ciudades, 2015-2018

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DANE, gran encuesta integrada de hogares, datos publicados hasta junio-agosto 2018. Empleo formal: ocupados privados en empresas de más de cinco ocupados (salvo trabajadores sin remuneración en empresas o negocios de otros hogares), más técnicos y profesionales independientes, más ocupados del gobierno. Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12.


En las 13 ciudades principales el empleo formal se había elevado considerablemente durante el primer semestre de 2017, pero se derrumbó durante el segundo (gráfico 2, panel A). En miles, su volumen desestacionalizado creció 1.7% en el primer semestre y cayó 1.9% en el segundo. En los 8 meses comprendidos entre octubre-diciembre 2017 y junio-agosto 2018 se observó un crecimiento del 2.5%. Calculado como porcentaje de la población total en edad laboral (que en las trece ciudades está creciendo al 1.4% anual) había bajado ya en 2016, pero en 2017 se derrumbó, pasando del 32.1% en el segundo trimestre al 31.2% en el cuarto. Para julio de este año (31.9%) se produjo una notable recuperación; pero, para agosto una ligera recaída (31.7%) que ojalá sea pasajera.

En Bogotá (panel B), el empleo formal había caído 3.1% en el segundo semestre del año pasado y este año, en miles, creció 3.5% en entre octubre-diciembre 2017 y junio-agosto 2018; como porcentaje de la PET ha mostrado también una reanimación muy marcada que, sin embargo, se detuvo en junio-agosto. Gracias a esa recuperación la informalidad se ha reducido este año, pero, el desempleo (10.4% en junio-agosto) se ha mantenido relativamente estable, porque la participación laboral también se elevó hasta julio. 

En Barranquilla (panel C) el volumen del empleo formal entró en barrena desde comienzos de 2017, arrastrado por la caída de su componente industrial. Este año hasta abril-junio se redujo más por la crisis que, desde los primeros meses, ha experimentado el aportado por la construcción; crisis que arrastró al de los sectores inmobiliario, comercial y financiero. Sin embargo, en mayo-julio y junio-agosto comenzó a recuperarse. Este año, el desempleo subió hasta abril, pero volvió a reducirse desde entonces. Ha bajado ligeramente del 8.1% al 7.8%. La informalidad, subió hasta junio y ha vuelto a caer.

En Medellín (panel D), la reducción del empleo formal se había iniciado a mediados de 2017. Dio muestras de una recuperación desde octubre-diciembre. Aunque se debilitó en el segundo trimestre de este año debido a una crisis de la construcción, el empleo formal en la industria, el comercio, las finanzas se ha elevado después, sirviendo de contrapeso. La informalidad ha caído, aunque el desempleo he tendido a elevarse

El año pasado en Cali, (panel E), la crisis industrial había hecho bajar el empleo formal en el segundo semestre, antes de experimentar este año una vigorosa recuperación. Esa recuperación se ha producido en todas las ramas incluidas la construcción, el comercio y la industria. Pero la expansión se detuvo bruscamente en junio-agosto. El desempleo ha seguido bajando: desestacionalizado, pasó del 11.9% al 10.9%, entre octubre-diciembre 2017 y junio-agosto de 2018. Y la informalidad ha mantenido un bajo nivel.

Por su parte en 2017, en las nueve ciudades intermedias (panel F), el empleo formal había aumentado casi todo el año tanto en miles como medido como porcentaje de la PET. Después, desde octubre-diciembre experimentó una reducción sustancial que se profundizó en febrero antes de recuperarse vigorosamente hasta mayo del año en curso. Empero, desde abril el empleo formal volvió a bajar otra vez de manera brusca, a pesar de lo cual la caída en la participación laboral ha permitido reducir el desempleo del 10.8% (octubre-diciembre 2017) al 10.4%, en mayo-julio de este año. De hecho, la tasa de participación ha venido cayendo desde junio-agosto 2017 (65.2%; 62.3% en junio-agosto 2018). Si no hubiera bajado, el desempleo en este último trimestre móvil había sido del 14.3% en vez del 10.4%.

3. Hasta junio-agosto los servicios comunales, sociales y personales lideraron la dinámica del empleo formal.

En las 13 ciudades principales, y teniendo en cuenta las cifras desestacionalizadas, en los ocho meses comprendidos entre octubre-diciembre 2017 y junio-agosto 2018 se crearon 169.500 plazas formales netas de trabajo. 

Durante esos ocho meses, tres ramas perdieron un total de 63.600 empleos formales. El “comercio-hotelería” perdió 22.200, el “transporte, almacenamiento y comunicaciones” 10.800 y los “inmuebles y servicios a las empresas” 30.600. En cambio, las ramas restantes (cinco grandes ramas) elevaron su empleo formal en 233.100 plazas. Los “servicios comunales, sociales y personales” en 135.000; la industria en 34.600, la “construcción urbana” en 22.700, las “otras ramas” (agropecuaria, minería y “electricidad gas-agua”) en 29.800 y las “finanzas” en 11.100.

La serie de gráficos 3 visualiza en el comportamiento del empleo formal por ramas entre 2015 y agosto de 2018. De esos gráficos resulta claro el auge que el empleo formal en los servicios ha experimentado este año, el inicio de la recuperación del generado por la industria y por la construcción urbana, por el comercio hotelería y por el transporte-almacenamiento. El empleo formal de la construcción, que venía cayendo desde marzo comenzó a elevarse ligeramente en junio-agosto; el de la industria comenzó a frenarse en ese trimestre móvil, el generado por los inmuebles y servicios a las empresas está cayendo abruptamente este año y el de las finanzas ha vuelto a bajar.  


Gráfico 3 Trece ciudades principales: empleo formal en algunas ramas y variación anual

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Cálculos basados en el DANE, gran encuesta integrada de hogares, módulo informalidad (datos publicados a agosto 2018). Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12.


4. El empleo con alguna educación superior ha liderado este año la recuperación del empleo formal en las trece ciudades principales.

En las trece ciudades, y calculado frente a la PET total, el empleo formal dotado de algún año de estudios superiores, que había caído en el segundo semestre del año pasado ha vuelto a elevarse en 2018. Por su parte, el menos educado venía cayendo desde el segundo trimestre de 2016; después de elevarse a finales el primer trimestre de este año ha vuelto a disminuir. (Gráfico 4, panel A).

Gráfico 4. Trece ciudades: empleo formal y salarios por nivel educativo

grafico 5.jpg

DANE, gran encuesta integrada de hogares. Panel A (datos publicados hasta junio-agosto 2018). Panel B (salario mínimo mensual hasta junio-agosto 2018, deflactado por el IPC y desestacionalizado). Paneles C y D (microdatos DANE hasta mayo-junio 2018; salarios medianos). En todos los casos se usó el IPC como deflactor. Series desestacionalizadas con el método census X-12. 


5.   Los salarios formales reales, sobre todo los de la población más educada, se han disparado este año

El salario mínimo nominal se elevó 7.0% desde enero 2017; pero como la inflación fue bajando, sobre todo a partir del segundo trimestre, su variación anual real terminó por ser 2.8% en diciembre de ese año. En enero del año en curso el mínimo nominal fue elevado 5.9%, mucho más que la inflación del año anterior y que la inflación esperada para 2018, de tal manera que, para agosto, tuvo una variación anual real del 2.71%. En este último mes, su valor real desestacionalizado fue el mayor desde 2008 (gráfico 4, panel B). 

En las trece ciudades ppales, los salarios reales medianos de los trabajadores formales sin educación superior (regulados en principio por el mínimo) han crecido este año de manera similar al SML real. Por eso, expresados en términos de SML siguen estables a bajo nivel. Ver paneles C y D. La reactivación del E formal más educado disparó este año sus salarios reales (alza del 4.1% entre fines del año pasado y junio-agosto de este año) y también expresados en SML (panel D). Este último fenómeno ha elevado este año el salario real del total  los trabajadores formales (paneles E y F) 


6.  Participación laboral; informalidad y desempleo.

En el segundo trimestre de 2016 se había producido una reducción brusca en el nivel de la participación laboral en las 13 ciudades que coincidió con el inicio de la caída en la tasa de ocupación formal sin educación superior. Hasta mediados de 2017 la tasa de participación se mantuvo relativamente estable en su nuevo nivel, pero en el segundo semestre del año pasado se redujo todavía más (bajó del 67.3% al 66.2%). Este año, hasta mayo-julio, se produjo una inversión de esta tendencia, pero en junio-agosto volvió a caer, situándose en 66.3%, un nivel similar al mínimo alcanzado a finales del año pasado (gráfico 5, panel A). Las tasas de participación específicas de la población menos educada (60,8% en mayo-julio) y de la población más educada (80.7%) se elevaron hasta mayo-julio. Pero, dejando de lado una ligera reducción en la informalidad de los más educados, resulta sorprendente que la tasa específica de participación de la población con alguna educación superior (la oferta) no haya respondido con más fuerza, a pesar de las alzas en el empleo formal más educado y en sus salarios (la demanda). Ver el panel B. 

Gráfico 5. Trece ciudades: participación laboral, informalidad y desempleo

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Fuente DANE, gran encuesta integrada de hogares. Paneles A y C (datos publicados a junio-agosto 2018). Panel B: microdatos hasta mayo-julio. Las series han sido desestacionalizadas usando el método census X-12.


En las trece ciudades, desde 2016, el impacto de la caída en la participación laboral fue una reducción en el porcentaje medio de informalidad (panel C) que, sin embargo, tuvo un repunte desde fines del año pasado y una caída brusca en mayo-julio y junio-agosto. Por su parte, el desempleo desestacionalizado se elevó desde mediados de 2016 y hasta fines de 2017; este año se ha reducido ligeramente (para junio-agosto de 2018 se situó en 10.4%). 


Autor

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 Profesor del Departamento de Economía de la Universidad EAFIT
 hlopezc@eafit.edu.co



Última modificación: 11/03/2019 9:36

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