Noticias / Opinión

10 de mayo de 2012
Las opiniones publicadas en esta sección son responsabilidad de cada columnista, y no representan necesariamente el pensamiento y la visión de la Universidad EAFIT.

¿Qué tan caras son las cafeterías?

Por Alejandro Londoño Hurtado, representante estudiantil al Consejo Directivo.

El tema de los precios de las cafeterías en la Universidad ha sido recurrente en la agenda de los Representantes Estudiantiles, desde el decenio de 1960, entendiendo que la población más afectada por los incrementos son los estudiantes, quienes cada año deben sacar más de sus bolsillos para pagar por los alimentos que, necesariamente, tienen que consumir para poder desarrollar sus actividades académicas a plenitud.

No es raro encontrar correspondencia de 36 años atrás, en 1976, cuando Gustavo A. Restrepo, secretario general del Comité Central de Base, trabajó arduamente por lograr que no se subieran los precios de las cafeterías, envió múltiples cartas al administrador de las mismas en ese entonces -reunidas en una cooperativa llamada Coopeafit-, pidiéndole que reconsiderara el alza a los precios de sus productos, argumentando que esto le “hacía un grave daño a la economía de los estudiantes”.

Sin irnos tan lejos, dos hechos relevantes hicieron parte de la agenda estudiantil durante 2009. Por un lado, un llamado de todos los grupos estudiantiles para que las cafeterías redujeran los precios de sus menús y, por el otro, una fuerte campaña por redes sociales para que las personas llevaran la comida de sus casas. Todo en busca de moderar las alzas al precio de los almuerzos.

En ese sentido, los Representantes Estudiantiles realizamos una investigación de percepción sobre los precios en las principales cafeterías de la Universidad (Amigo, Bigos, El Tajo, y Sol y Melón) con 180 estudiantes, incluyendo en esta las opiniones de los administradores de las cafeterías, y a la Dirección Administrativa y Financiera (Diaf); además de un estudio comparativo  que se centró en el precio más bajo de un almuerzo completo en otras cuatro universidades como la Bolivariana, el CES, la Escuela de Ingeniería de Antioquia y Universidad Medellín, que tienen características similares a EAFIT.

Los resultados nos arrojaron que, en promedio, los estudiantes almuerzan tres veces por semana en las cafeterías Amigo, El Tajo y Bigos. De estos, el 76.4 por ciento considera que el precio de un almuerzo completo en la Institución es alto, mientras que el 78.4 por ciento cree que la calidad es media y el 82.4 por ciento que la cantidad es normal.

Según un estudiante de Ingeniería de Procesos, los precios seguramente “son normales para los profesores o empleados, pero para nosotros son muy elevados”. Además, dice un alumno de Derecho, “el equilibrio nutricional muchas veces no es el mejor, con platos sobrecargados de grasas y carbohidratos que contienen pocas verduras”.

Finalmente, aduce una estudiante de Ciencias Políticas: “El costo de las adiciones es altísimo, y solo El Tajo ofrece opciones saludables como ensaladas”.

Otros en cambio dijeron sentirse a gusto con el precio. Sostienen que no es costoso con relación a lo ofrecido y que, si se compara con el precio promedio de un almuerzo en El Poblado, el que se ofrece en la Universidad es normal. En resumen, manifiestan sentirse satisfechos.

Asimismo, en el caso de Sol y Melón, encontramos que de 30 estudiantes -a quienes les preguntamos sobre el precio, la calidad (cuidado de las frutas) y el servicio- el 85 por ciento considera que los precios son altos y el 15 por ciento que son normales, con respecto al valor agregado; además, el 55 por ciento percibe que la calidad es mala, el 21 por ciento que es excelente y el otro 21 por ciento que es buena. Finalmente, el 75 por ciento piensa que el servicio es malo, el 15 por ciento que es bueno y el 10 por ciento que es excelente.

Por último, un almuerzo completo en las cinco universidades privadas mencionadas está, en promedio, en 7.430 pesos. De modo que, tomando como referencia este valor, podemos decir que el precio más alto lo tiene la Universidad EAFIT (7.900 pesos), seguida por la Universidad Pontifica Bolivariana (7.750 pesos), la Escuela de Ingeniería de Antioquia (7.500 pesos), el CES (7.500 pesos) y la Universidad de Medellín (6.500 pesos).

En esta línea es relevante entender, no solo las percepciones de los estudiantes, sino las realidades y las posibilidades de las cafeterías y de la Universidad, para generar propuestas que lleven a soluciones que beneficien a la comunidad en general, porque, si bien es claro que los proveedores del servicio deben tener márgenes de utilidad, también es importante cuidar la economía de los estudiantes, punto en el que siempre ha existido compromiso institucional.

Así, factores como mejorar la comunicación entre la Diaf y la comunidad universitaria, por medio del efectivo uso de los buzones y del sistema Bisu; tener en cuenta la opinión de los Representantes Estudiantiles en los procesos de incremento anual; y hacer un mejor control del equilibrio nutricional de los platos, buscando una mayor oferta de comida sana, son algunas de las alternativas que le planteamos a la Diaf en una reunión que sostuvimos el 9 de mayo.

De esta cita, el resultado que obtuvimos fue, no sólo el férreo compromiso institucional de seguir velando por el bienestar y la economía de la comunidad universitaria, sino, además, la participación de un Representante Estudiantil en los procesos de incremento anual de los precios en las cafeterías, un hecho sin precedentes en la historia reciente de nuestra Universidad.