La biblioteca está ubicada en la comuna 3, la cual, de acuerdo con el Primer Estudio Poblacional de Salud Mental de Medellín realizado entre 2011-2012, en la comuna 3, hay altos niveles de trastorno de ansiedad generalizada, de pánico, de estrés post traumático, entre otros. Manrique es, siguiendo el último informe de Medellín Cómo Vamos, una de las zonas con mayores problemáticas en temas como el embarazo a temprana edad, el desempleo y la falta de servicios públicos. Actualmente, la biblioteca funciona en un espacio rentado.
Wendy es estudiante de Maestría en Hermenéutica Literaria de la Universidad EAFIT. Becada. Al igual que lo fue en su estudio de pregrado en Psicología. Tiene 23 años y fundó una biblioteca que, más que suya, es de uno de los 19 barrios de la comuna Manrique, al nororiente de Medellín.
Al barrio La Cruz, fundado por personas desplazadas en 1960, donde viven aproximadamente 10.000 personas, donde la clasificación social no supera el estrato 1, llegó esta joven hace casi 3 años para contribuir a la transformación de la comunidad. No vive ahí, pero sí muy cerca: a 20 minutos caminando. Sus vecinos no lo podían creer.
No camina el trayecto de ida porque debe subir “una loma”, pero sí la baja. Sonríe. Y sonríe también cuando recuerda que, de pequeña encontraba, en una biblioteca cercana a su casa, un espacio ameno para aprender y crecer. Hoy lo hacen niños, jóvenes y adultos en la Biblioteca Comunitaria Sueños de Papel. Y lo hacen estudiantes, pasantes y colaboradores externos.
Ciencia y arte para el cambio
Aunque ahora, luego de un tiempo de vida, los cambios producidos por la biblioteca son palpables (menor recurrencia a la violencia para la solución de problemas, mayores índices de alfabetización, interés por la lectura y artes plásticas y un ambiente sano de convivencia entre vecinos), Wendy, junto con Andrés Vásquez Ochoa y Mariantonia Lemos Hoyos, profesores de la Universidad EAFIT, están desarrollando un proyecto de investigación en el que se abordan los efectos causados por el establecimiento de este espacio.
Para ello, al proyecto se han vinculado estudiantes del pregrado en Psicología, quienes, justo antes de terminar su carrera, deben presentar un programa de promoción y prevención, es decir, un conjunto de acciones e intervenciones dirigidas tanto a individuos como a grupos y familias, con el propósito de satisfacer necesidades y mejorar la calidad de vida.
En ese proceso han participado dos generaciones de estudiantes y, de todas sus propuestas, se han ejecutado ocho, las cuales van desde la orientación en pautas de crianza, sexualidad y la desnaturalización de la violencia en las mujeres, hasta el manejo de redes sociales. Además, en otra ocasión, participaron especialistas de la Universidad CES, quienes brindaron capacitación en primeros auxilios.
Todo esto ha sido gracias, en parte, a la literatura. Sin duda, a veces las excusas son válidas.
Barrio La Cruz, antes y después
Si bien el proyecto de investigación busca detectar los cambios generados en la comunidad, hasta el momento se ha culminado una primera etapa de caracterización, que consistió en la elaboración y aplicación de cuatro cuestionarios en junio del 2018, a fin de determinar la calidad de vida y la salud de las personas, especialmente, en lo referente a hábitos de vida saludable, valoración del barrio, depresión y ansiedad.
En esta fase participaron 83 personas (poco más de la mitad, mujeres) entre los 7 y los 50 años, clasificados en niños, adolescentes y adultos. Los investigadores encontraron, entre otros resultados, un alto índice de depresión y ansiedad en los tres grupos. Ahora, un año después, nuevamente se ha hecho una intervención en la comunidad para recoger evidencias y establecer contrastes entre un momento y otro.
Aguardan que el trabajo social hecho por Wendy y todos sus amigos haya generado un impacto en la mejora de estas condiciones y sea un referente para la construcción y ejecución de intervenciones comunitarias, dado que a veces se opera desde el desconocimiento de los contextos y las particularidades.
Sin embargo, bien hoy podría decirse que, en esta biblioteca, a diferencia de su nombre, los sueños ya no son de papel, sino realidad. Y ese es el mensaje con el que se quedan, por ejemplo, cinco muchachos que hace muy poco dieron su primer paso en el estudio universitario, gracias al apoyo de los colaboradores del espacio, entre los cuales está Wendy. Joven que, merecidamente, recibió el Reconocimiento a la Labor Bibliotecaria que emitió la Biblioteca Pública Piloto este año y sigue con la ilusión intacta de mantener el proyecto más vivo que nunca.
Texto: Christian Alexander Martinez-Guerrero (Comunicador, Vicerrectoría de Descubrimiento y Creación)
Fotografía: Wendy Vera (Estudiante de Maestría en Hermenéutica Literaria)