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EAFIT y la Universidad de Antioquia reciben patente por crear dispositivo médico

El trabajo investigativo de las dos universidades dio como resultado la invención de un nuevo dispositivo para tratar las aneurismas cerebrales. El dispositivo recibió patente de invención por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio.


Ingenieros biológicos de EAFIT y expertos neurocirujanos de la Universidad de Antioquia unieron sus conocimientos en investigación científica para desarrollar, por primera vez en Colombia, un dispositivo médico que sirve para tratar pacientes con lesiones causadas por aneurisma cerebral. El mecanismo recibió patente de invención el pasado 8 de mayo. 

Se trata del Dispositivo restrictor de flujo en aneurismas cerebrales y conjunto posicionador-liberador del dispositivo, como figura en el certificado de patente de invención, otorgado por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC)​. Esta innovación es un aparato milimétrico que viaja por los vasos sanguíneos hasta el cerebro para reparar los daños que causa la enfermedad.

 Gracias a los conocimientos en medicina, biología e ingeniería de ambos centros de investigación se logró este avance tecnológico y científico en el país. El proyecto en el campo médico fue liderado por el neurocirujano Carlos Mario Jiménez, profesor de la Universidad de Antioquia, quien, desde su práctica cotidiana en el tratamiento de pacientes con aneurisma cerebral, identificó la necesidad de desarrollar un dispositivo más efectivo para ocluir los aneurismas.

“En el año 2010 comenzamos desde la Universidad de Antioquia a contemplar la posibilidad de desarrollar este dispositivo en Medellín. Empezamos a trabajar y en la medida que fuimos entendiendo lo que queríamos, buscamos contactar un grupo de bioingeniería que nos acompañara en el proyecto. Encontramos el Grupo de Investigación en Bioingeniería (GIB) de EAFIT, que ofrecía una experiencia y una formación de primera calidad, y se mostró interesado en el proyecto”, dice el médico Carlos Mario Jiménez.

 En el GIB, creado desde hace 18 años en conjunto con la Universidad CES para el desarrollo de tecnología aplicada al sector de la salud, se recibió el proyecto con manos abiertas. En cabeza del grupo está el ingeniero Santiago Correa Vélez, quien manifiesta que este “era un tema que nos interesaba mucho. Empezamos a desarrollar juntos todo lo que fue el concepto del stent – cánula implantable- y plateamos unos proyectos de investigación que fueron apoyados por ambas instituciones. Empezamos el desarrollo formal, el cual en este momento obtuvo la patente y estamos ad portas de hacer una prueba animal para poder validarlo”, señala el investigador.

 El stent, que es un anglicismo médico para denominar un dispositivo con forma cilíndrica de uso endovascular, es una malla tubular que se implanta en algún tejido corporal, y que en el sistema vascular es muy útil porque permite remodelar los vasos sanguíneos. Con el diseño de este dispositivo, explican los investigadores, lo que se pretende es ocluir solamente el segmento del vaso sanguíneo que contiene la salida de la aneurisma.

 Las aneurismas cerebrales, explica el experto neurocirujano, son lesiones muy graves y potencialmente letales, por lo que se hace necesario tener la mayor cantidad de herramientas disponibles a la hora de curarlas. Tradicionalmente estas lesiones se han tratado por medio de cirugías y procedimientos quirúrgicos como una craneotomía –apertura del cráneo–, lo que causa siempre ansiedad en las pacientes. 

“Una aneurisma no es otra cosa que un fondo de saco ciego porque se daña la pared de un vaso sanguíneo y se forma como una bolsa, una ampolla, y por ahí la pared se va debilitando progresivamente hasta que en un momento dado se rompe y causa una hemorragia cerebral que es muy grave. La mitad de personas con una aneurisma cerebral, lo que la gente llama derrame cerebral, se muere. Y de los sobrevivientes las dos terceras partes quedan con muchas dificultades y discapacitados para seguir trabajando”, comenta el neurocirujano.

Por esta razón, desde hace un poco más de 25 años el campo de la neurocirugía viene trabajando con una técnica distinta como la endovascular, es decir, interviniendo los pacientes desde dentro de los vasos sanguíneos, sin necesidad de abrir el cráneo. 

En el mundo se estima que entre el 2 y 5 por ciento de las personas adultas presentan un aneurisma cerebral. Si tenemos en cuenta que la población adulta mayor de 50 años en Colombia, que es donde se presenta más esta enfermedad, equivale a 20 millones de personas, al menos 200 mil personas en el país sufren este padecimiento. Y cada día, sentencian los médicos, se están descubriendo más casos porque los métodos de diagnóstico han avanzado.

Investigación y desarrollo 

Luego de contactarse y realizar estudios científicos del flujo sanguíneo, en 2012, los investigadores de ambas universidades comenzaron a desarrollar el dispositivo con el diseño de un prototipo. Tiempo después, en 2014, durante cinco meses el neurocirujano Carlos Mario Jiménez, apoyado por la Universidad de Antioquia y EAFIT, viajó a la Universidad de Búfalo (Estados Unidos), centro de investigación pionero en el desarrollo de dispositivos para aneurismas, para conocer la experiencia en este campo de la bioingeniería.

 “Eso tiene retos desde todos los ángulos. Obviamente está el reto de entender el problema desde el punto de vista físico, biológico y clínico. Ya después el reto de ser capaces de sintetizar una solución que sea manofacturable, que se pueda realizar en los materiales adecuados porque no cualquier material se puede emplear dentro del cuerpo humano. Tienen que ser inertes, biocompatibles, que no generen rechazo en el cuerpo, no ser tóxicos, no producir cambios genéticos, entonces todas esas características de los materiales hacen que el abanico de posibilidades de materiales para fabricar dispositivos sea muy reducido, y uno tiene que encontrar una solución viable”, señala el bioingeniero Santiago Correa. 

La Universidad de Antioquia y el Grupo de Investigación en Bioingeniería tienen antecedentes de trabajos de investigación conjunta. Hace algunos años se desarrolló un proyecto sobre eficiencia masticatoria en niños, con la participación, además, de instituciones como el CES.

 El GIB es, hasta la fecha, uno de los grupos de investigación que suman más patentes en la Universidad. En total, son cuatro patentes de invención y dos de modelo de utilidad. Proyectos como el sistema normalizado para la toma de rayos x en pacientes odontológicos, el distractor de sínfisis intraoral y el dispositivo para medir la fuerza de mordida son algunos de los desarrollos de este grupo de investigación.
Última modificación: 06/08/2018 11:13