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Tarea: evitar la deserción estudiantil

​​​Pese al aumento en la cobertura en programas técnicos y tecnológicos en Colombia, solo el 48 por ciento de los estudiantes matriculados culminó sus estudios en la última década, según una investigación de EAFIT y el Ministerio de Educación.

 

​Los cupos limitados en las IES y universidades públicas son otra razón para la proliferación de nuevas IES privadas y la saturación del mercado de programas técnicos y tecnológicos.​
Wálter Arias Hidalgo
Colaborador / Proyectos de investigación​

La deserción estudiantil en la educación superior es un fenómeno muy frecuente en Colombia y se presenta de manera paralela a los esfuerzos del Gobierno Nacional para aumentar la cobertura educativa. 

El sector de la educación técnica y tecnológica ha sido uno de los más afectados: en la última década solo el 48 por ciento de los estudiantes matriculados en estos programas culminó sus estudios. 

​El Ministerio de Educación Nacional sigue de cerca esta problemática. Por ello, en convenio con la academia, creó en 2003 el Sistema de Prevención y Análisis de la Deserción de las Instituciones de Educación Superior (Spadies).​

En la última década el índice de deserción estudiantil fue de 69,3 por ciento en programas técnicos y de 55,4 por ciento en tecnológicos.

​Este sistema recoge información desde 1998 hasta 2012 y de 888.406 estudiantes matriculados en 310 instituciones de educación superior que ofrecen programas técnicos y tecnológicos. Cuenta con una base de datos de información socioeconómica y académica de cada estudiante. Esta incluye información sobre quienes pertenecen a los Centros Regionales de Educación Superior (Ceres), estrategia del Ministerio para descentralizar la cobertura educativa concentrada en las ciudades. 

La Universidad EAFIT –que desde 2012 opera el proyecto Apoyo en la consolidación y uso de la herramienta tecnológica Spadies en las instituciones de educación técnica y tecnológica– y el Ministerior de Educación elaboraron el documento Caracterización y deserción del nivel técnico y tecnológico, publicado en enero de 2013.

Qué incide en la deserción​

Mientras en 2004 el porcentaje de estudiantes matriculados en programas técnicos y tecnológicos fue de 25,8 por ciento, en 2012 se incrementó a 34,8 porciento según el informe Caracterización y deserción del nivel técnico y tecnológico, en el que se destaca el alto índice de deserción académica en las Instituciones de Educación Superior (IES) y universitarias. 

Promediando el sexto semestre, el índice de deserción en la última década fue de 69,3 por ciento en programas técnicos y de 55,4 por ciento en programas tecnológicos. En los universitarios, el mismo indicador se situó en 40,6 por ciento. 

Inciden en la deserción estudiantil factores como bajos ingresos económicos y bajos puntajes obtenidos en las pruebas Saber 11. 

Respecto a estudiantes de familias con bajos ingresos económicos –que devengan entre uno y dos salarios mínimos–, la deserción fue de 50,54 por ciento en programas técnicos y tecnológicos, y 34,76 por ciento en universitarios. Situación que contrasta con la variable “Sin apoyo económico” (becas, manutención, entre otros.), en la cual la deserción es más alta en programas universitarios (71,49 por ciento) que en técnicos y tecnológicos (62,96 por ciento).


Mientras en 2004 el porcentaje de estudiantes matriculados en programas técnicos y tecnológicos fue de 25,8 por ciento, en 2012 se incrementó a 34,8 por ciento.

En relación con los bajos puntajes en las pruebas Saber 11, el nivel de deserción fue de 48,47 por ciento en programas técnicos y tecnológicos, y de 36,82 por ciento en universitarios. Entre tanto, el porcentaje de estudiantes matriculados en programas universitarios con nivel medio en la misma prueba se mantuvo estable (41,5 por ciento) en igual periodo.

Los cupos limitados en las IES y universidades públicas son otra razón para la proliferación de nuevas IES privadas y la saturación del mercado de programas técnicos y tecnológicos. Las consecuencias son la reducción en la calidad y la pérdida de valor social de muchos programas ofrecidos. 

El estudio también reveló que los programas técnicos y tecnológicos con mayor índice de deserción son los relacionados con áreas como la ingeniería, arquitectura y urbanismo. El 30 por ciento de los estudiantes matriculados en programas técnicos y tecnológicos cursaban alguno de estos programas y el índice de deserción en el sexto semestre llegó a 56 por ciento. Áreas como economía, contaduría y administración también representaron otro 30 por ciento de los matriculados y el índice de deserción en el mismo periodo fue de 50 por ciento. 

En general, se encontró que hay poca coordinación entre el Estado, las IES y el sector empresarial para tener una mejor perspectiva de la oferta y la demanda de programas de enseñanza, con el fin de garantizar la pertinencia y la calidad de los programas.

Los retos​

​A pesar del aumento de la cobertura, los esfuerzos realizados por el Ministerio de Educación, las IES y las universidades no arrojan los resultados esperados. “El problema no es de los estudiantes. Creo que no se están ofreciendo los programas que deben ser y la industria y el sector productivo del país no han sido incluidos dentro de esa política educativa”, dice Mónica Ospina, directora del proyecto Apoyo en la consolidación y uso de la herramienta tecnológica Spadies en las instituciones de educación técnica y tecnológica


Además, los programas técnicos y tecnológicos tienen baja aceptación y poco valor social para muchas personas. En la mayoría de los casos la decisión de estudiar una carrera de estas obedece a la imposibilidad de acceder al sistema universitario. Esta es una razón más por la que muchos de estos estudiantes no terminan sus estudios. El problema de la deserción estudiantil acarrea importantes costos sociales y económicos para el Estado y el sistema educativo. La inversión realizada para subsidiar y fomentar el acceso a la educación superior de miles de estudiantes que no culminan sus estudios genera poca competitividad y pérdida de capital económico. 


Por todo esto, el uso de herramientas como el Spadies y el esfuerzo conjunto del Gobierno Nacional, empresarios e instituciones educativas públicas y privadas deben incidir en la reducción de los niveles de deserción y en la calidad de la educación.

¿Cómo asegurar la permanencia?​

Como parte del proyecto Apoyo en la consolidación y uso de la herramienta tecnológica Spadies en las instituciones de educación técnica y tecnológica, la Universidad EAFIT elaboró el informe Recomendaciones de políticas y estrategias para fomentar permanencia en programas a nivel técnico y tecnológico


Este propone: fortalecer el apoyo financiero para los estudiantes; garantizar el acceso a este tipo de programas en instituciones públicas y privadas de calidad para reducir el estigma y la baja aceptación de los egresados en los ámbitos laboral y empresarial; y crear programas vocacionales con el objetivo de informar eficazmente acerca de la cobertura y habilidades académicas requeridas. 


Así mismo, crear incentivos institucionales, como programas de nivelación en áreas de bajo desempeño académico; incluir al sector productivo para conocer las necesidades de los empresarios y del mercado; y promover el uso de sistemas de información como Spadies para investigaciones en el área educacional.

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EAFIT y Spadies

El proyecto Spadies empezó en 2003 y la herramienta comenzó a funcionar desde 2005. La Universidad de los Andes y el Ministerio de Educación desarrollaron el aplicativo en el que todas las universidades tienen la posibilidad de reportar los estudiantes matriculados, los nuevos que ingresan y los que se gradúan. Gracias a esta información es posible establecer la deserción en cada uno de los programas y las instituciones pueden estimar la probabilidad de deserción de sus estudiantes actuales. 
La Universidad EAFIT empezó a operar el proyecto desde 2012, gracias a la capacidad institucional y a la experiencia en investigación de la economía de la educación. Entre sus funciones están: servir de soporte de las universidades, analizar información y elaborar los informes que el Ministerio de Educación necesite. “Nosotros recibimos la información y estamos pendientes de que las universidades nos den los datos o si tienen un problema para subir la información”, dice Mónica Ospina, directora del proyecto. 

Investigadora

monica-ospina.jpgMónica Patricia Osp​​ina Londoño

Ingeniera civil, Escuela de Ingeniería de Antioquia; magíster en Economía del Medio Ambiente y los Recursos Naturales, Un​iversidad de los Andes – Universidad de Maryland. PhD en Economía, Georgia State University. Es docente del Departamento de Economía de la Universidad EAFIT.​​


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Última modificación: 06/03/2017 13:08