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Ciudades soñadas

​​​En el mundo hay tantas visiones de ciudad como personas existen. Nadie tiene la última palabra y es un hecho que las regiones urbanizadas aumentan cada día en el planeta. ¿Cuáles retos implica esta realidad cuando avanzan los preparativos de Hábitat III en 2016 y la expectativa está centrada en que los países promuevan en esta un nuevo modelo de desarrollo urbano?

​​Foto por: Róbinson Henao

​​​​Claudia Bedoya Madrid
Colaboradora

Espacios verdes, edificios más altos, vías para los carros, respeto a los peatones y oportunidades de trabajo son algunas de las características de la ciudad soñada por habitantes de urbes a quienes el Banco Interamericano de Desarrollo les preguntó: “¿cómo imaginan la ciudad en la que quieren vivir dentro de cincuenta años?”.
Es indudable que hay tantas respuestas como personas y nadie tiene la última palabra, pero lo cierto es que cada vez es mayor el porcentaje de la población que vive en áreas urbanas (ver infográfico ‘Población mundial en zonas urbanas’) y enfrenta problemas de movilidad, seguridad, exclusión, manejo de residuos sólidos, consumo excesivo, entre muchos otros​.


Al diseñar una calle o un parque se deben articular conceptos de movilidad sostenible, espacio público y medio ambiente porqu​e la complejidad urbana requiere abordarse desde la integralidad. Daniel Carvalho, urbanista.​



Precisamente, con el fin de crear un clima propicio para que los países promuevan un nuevo modelo de desarrollo urbano, las ciudades del mundo se preparan para participar en la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (Habitat
III) en 2016.​

Las expectativas en torno a Hábitat III están centradas en la posibilidad de que la Conferencia logre integrar todas las facetas del desarrollo sostenible en aras de promover la equidad, el bienestar y la prosperidad.​​

Hábitat III está planteada, además, como la oportunidad de analizar el urbanismo en todos los niveles: desde las pequeñas comunidades, pasando por pueblos y ciudades intermedias, hasta las metrópolis.

En Latinoamérica y en Colombia son diversos los conceptos, perspectivas y argumentos de los expertos al evaluar las diferentes facetas del desarrollo urbano sostenible.

Retos a la vista​

Esta compleja realidad en el contexto latinoamericano y colombiano impone retos y, uno de ellos, es precisar ¿qué concepto de desarrollo se aplica y de qué se habla cuando se alude al desarrollo urbano sostenible?

Al respecto, la arquitecta María Clara Echeverría Ramírez, fundadora de la Escuela del Hábitat de la Universidad Nacional de Colombia (sede Medellín), explica que en el trabajo que realizan sobre este tema, liderado por la profesora María Cecilia Múnera López, el desarrollo se plantea como una construcción sociocultural múltiple, histórica y territorialmente contextualizada, y no con base en teorías que apuntan al crecimiento económico.​

Echeverría, profesora emérita de la Universidad Nacional, agrega que el tema central es desde dónde se mira la perspectiva de desarrollo para ver allí qué papel juega la diversidad cultural y la particularidad que tiene cada una de las regiones en un país que, como Colombia, se ha definido constitucionalmente como pluriétnico y multicultural.

Si hay tensión entre crecimiento económico y sostenibilidad, apunta la arquitecta Echeverría, hay otra tensión muy fuerte que se debe resolver entre sostenibilidad y la dimensión social o cultural de la sostenibilidad, que implica que todos los sistemas, cosmogonías y valores propios de los grupos humanos, sus memorias, sus historias y sus proyecciones de vida, tienen la posibilidad de realizarse al máximo. (Ver nota complementaria: ‘Repensar el desarrollo’).​

Urbe integral​

Hábitat III representa una oportunidad para establecer qué significa una escala sostenible y adecuada de crecimiento en una ciudad.

Una posible respuesta la brinda Luis Fernando Arboleda González, presidente de la Financiera de Desarrollo Territorial S.A. (Findeter), para quien “una ciudad sostenible es aquella en donde sus habitantes disfrutan de una buena calidad de vida, gracias al equilibrio entre sus necesidades económicas, sociales, ambientales y de infraestructura”.

Por su parte, los investigadores del Centro de estudios urbanos y ambientales (Urbam) de la Universidad EAFIT, reconocen que la ciudad tiene un componente privado y un componente público y, en consecuencia, la abordan como un “sistema estructurante” de movilidad, espacio público y medio ambiente.


Con 80 por ciento de su población en áreas urbanas, América Latina y el Caribe aparecen como la segunda región más urbaniza​da del planeta, después de Norteamérica con 82 por ciento.



En este sentido, Daniel Carvalho Mejía*, coordinador técnico en Urbam, considera que hay que conjugar los dos sistemas porque a la hora de diseñar una calle o un parque se deben articular los conceptos de movilidad sostenible, espacio público y medio ambiente.


A esa integralidad le apuesta Urbam para abordar la ciudad. “No desde un solo punto de vista, de que solo es movilidad, no. Es movilidad, más espacio público, más medio ambiente, más hábitat porque la complejidad urbana requiere abordarse desde la integralidad”, concluye el investigador Carvalho, quien hace referencia al proyecto de Parques del Río que se acerca a este concepto.

A esa integralidad le apuesta Urbam para abordar la ciudad. “No desde un solo punto de vista, de que solo es movilidad, no. Es movilidad, más espacio público, más medio ambiente, más hábitat porque la complejidad urbana requiere abordarse desde la integralidad”, concluye el investigador Carvalho, quien hace referencia al proyecto de Parques del Río que se acerca a este concepto.

Parques del Río es una apuesta urbanística de Medellín, mediante la cual se espera convertir 19,8 kilómetros de vías en un enorme espacio verde que atraviesa la ciudad de sur a norte e incorpora algunos e los conceptos característicos de las ciudades que le apuestan al desarrollo sostenible, de acuerdo con algunos de los lineamientos de las conferencias Hábitat I y II (ver recuadro ‘Para qué Hábitat III’).

El primer tramo de Parques del Río se constituirá en un conector entre los cerros Nutibara y El Volador y permitirá llevar a cabo los llamados macroproyectos de renovación urbana sobre el río Medellín.​


Ciudad y cambio climático
Como Hábitat III representa un nuevo acuerdo sobre cambio climático a partir de las ciudades sostenibles, Roberto Léon Gómez Charry, subdirector de Desarrollo Local y Cambio Global de la Fundación Natura, enfatiza en la necesidad de comprender la relación entre una urbe y su entorno inmediato, que la nutre y le provee recursos, alimentos, espacios de recreación y, sobre todo, agua.


“En Colombia, donde hay un crecimiento desaforado y desordenado, los ecosistemas aledaños son fundamentales para el funcionamiento de las ciudades. Por eso la sociedad debe pensar cuál es el modelo de desarrollo que quiere para estas”, señala Gómez.

Por su parte, Germán David Romero, coordinador de Estudio de Impactos Económicos del Cambio Climático del Departamento Nacional de Planeación (DNP), considera que el cambio climático no es solo ambiental sino económico y toca, también, la dinámica de los núcleos urbanos porque la productividad de los sectores está cambiando.

“En la medida en que cambian las precipitaciones cuando las lluvias disminuyen, aumenta la radiación del sol y la productividad cae. Por ejemplo, en el sector pesquero 5,3 por ciento, y en el sector agrícola, uno de los más afectados, 7,4 por ciento”, asevera el funcionario del DNP.

Rodrigo Suárez Castaño, director técnico de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, considera que las ciudades sí están generando un impacto importante en materia de emisiones derivadas de residuos, energía, transporte, producción industrial, entre otros. Por eso, lo que se debe hacer, recomienda, es conocer qué hacen las principales ciudades y cuánto emiten para establecer en cuáles estrategias de adaptación al cambio climático se deben enfocar.

Región urbana y posconflicto​

Los sucesivos fracasos de las reformas agrarias, sumados a más de medio siglo de conflicto armado interno en Colombia, han despertado el interés de analizar la relación entre ciudad y campo, territorio, conflicto y el llamado posconflicto.

Al respecto, la investigadora María Clara Echeverría reconoce que en las negociaciones de paz en La Habana, “ni lo urbano ni lo rural están siendo pensados desde la problemática de la vivienda, del hábitat, la ciudad y el territorio. De ahí la urgencia de correlacionar lo urbano y lo rural en las condiciones de reconciliación que plantee el posacuerdo”.

Para esto es necesario que el proceso en La Habana aborde, por un lado, las ciudades en Colombia como receptoras de desplazados del conflicto armado, asociado a lo que ocurre en el campo. Por otro lado, debe tener en cuenta que este es un sistema de hábitat humano que requiere estrategias que potencien las formas de vida del campesinado colombiano.

En este sentido, es importante abordar el campo como un sistema de pequeños hábitats humanos, es decir, como pequeños núcleos urbanos. De esta manera, más que hablar de ciudad región, se debe hablar de región urbana porque dichos sistemas se han tejido entre sí, sus dinámicas le dan el carácter de urbe a toda una región y no excluyen ni se centran en una ciudad.

Lo anterior “es distinto a pensar que hay una ciudad que se constituye como región porque sería monocéntrica y egocéntrica”, asegura la profesora Echeverría, quien advierte que “las ciudades que hay son producto de los fenómenos que se viven en el campo”.

En dicho contexto, la arquitecta también llama la atención sobre esa concepción, que predomina en la urbe, ‘extractivista’ y arrasadora del campo, modelo que fomenta la apropiación de grandes volúmenes de recursos naturales que se exportan a mercados globales. 

“No hemos pensado el campo colombiano como un sistema de hábitat humano, es decir, donde tenemos que desplegar una serie de estrategias para afincar, fortalecer y potenciar sus formas de vida”, manifiesta Echeverría.

Gestionar las ciudades

Otro de los desafíos de Hábitat III es gestionar adecuadamente las ciudades para garantizar la sostenibilidad del crecimiento y fomentar la planificación urbana porque “no se trata simplemente de hacer muchos edificios, sino de generar unas condiciones urbanas agradables, donde la gente no dependa del uso del automóvil, donde no tengan que utilizar un carro para hacer cualquier compra, sino que haya diversidad y mezcla de usos”, expresa el urbanista Daniel Carvalho.


Uno de los retos de Hábitat III es repensar la idea de desarrollo porque, tal como ha sido difundida en el mundo, se asocia con más: más progreso, más crecimiento económico, más consumo. Cecilia Inés Moreno Jaramillo, arquitecta.​



De hecho, un obstáculo para acelerar los cambios y avanzar en los procesos de renovación urbana ha sido la “falta de gobernabilidad metropolitana”, ya que mientras Medellín intenta no construir en las laderas, los municipios vecinos son autónomos en materia urbanística, están cometiendo los mismos errores que cometió la capital antioqueña hace 20 o 30 años y siguen construyendo ciudades para los automóviles, señala Carvalho.

Por eso, como un ​aporte al desarrollo urbano sostenible, en esta línea trabaja Urbam, por ejemplo, con el Plan Director BIO 2030 para Medellín y el Valle de Aburrá en el que “plantean los retos de la metrópoli a través de la identificación de las principales tendencias económicas y sociales”.

Este plan interinstitucional de sostenibilidad, que lleva a cabo Urbam-EAFIT junto con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y el Departamento Administrativo de Planeación Municipal, define dos ámbitos prioritarios: la ladera, para desincentivar la ocupación, y el río como área estratégica para la renovación y el crecimiento “hacia adentro”.​


Es importante abordar el campo como un sistema de pequeños hábitats humanos, es decir, como pequeños núcleos urbanos. María Clara Echeverría, arquitecta.



En la práctica, se trata de “volver a juntar los usos” en la planeación y gestión de la ciudad, donde en los bajos de los edificios haya comercio, oficinas y se puedan mezclar todas las actividades urbanas, rompiendo así con un principio que se aplicó mucho en el siglo XX, que era la separación de los usos.


“Hay que volver a juntar los usos, obviamente con las condiciones para que unos no les estorben a los otros. El espacio público y todos los factores medioambientales tienen que permear la ciudad. Los nuevos barrios deben ser mucho más agradables y mucho más saludables a través de una mezcla del espacio y el transporte público con la estructura natural de la ciudad”, concluye el urbanista Carvalho.

Repensar el desarrollo

Uno de los retos de Hábitat III para Cecilia Inés Moreno Jaramillo, arquitecta, docente y directora de la Escuela de Hábitat de la Universidad Nacional de Colombia ​(sede Medellín), es repensar la idea de desarrollo porque, tal como ha sido difundida en el mundo, se asocia con más: más progreso, más crecimiento económico, más consumo. En oposición a ese concepto, la arquitecta Moreno Jaramillo propone retomar la idea original de esa palabra a partir de la biología, es decir, “desde el desenvolvimiento de la vida en condiciones adecuadas. No de más, sino de buen vivir. No del vivir mejor, sino del vivir bien”. Para esto cita al economista indio Amartya Sen, quien lo define como “un proceso de la expansión de las capacidades de que disfrutan los individuos”. Por eso, considera necesario bajarle velocidad a la carrera desenfrenada que ha impuesto el desarrollo y que poco tiene que ver con el concepto defendido por el Nobel Alternativo de Economía, Manfred Max Neef, quien propuso la perspectiva del desarrollo a escala humana. Max Neef plantea que “tal desarrollo se concentra y sustenta en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en la generación de niveles crecientes de autodependencia y en la articulación orgánica de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología, de los procesos globales con los comportamientos locales, de lo personal con lo social, de la planificación con la autonomía y de la sociedad civil con el Estado”.

Cambiar indicadores

Al repensar la idea de desarrollo, necesariamente, hay que considerar otros indicadores que no sean solo cuantitativos, sino cualitativos para medir el crecimiento de las ciudades y comprender la vida en estas. Al respecto, la arquitecta Moreno propone “abrir la escucha” y estar dispuestos, por ejemplo, a recibir los aportes de las comunidades indígenas de América Latina, como lo plantea Boaventura de Sousa Santos en su ecología del pensamiento. De esta manera, concluye la docente, el crecimiento de las ciudades debería analizarse desde el concepto ambiental clásico del desarrollo, entendido como las relaciones de la vida en su conjunto, y desde la ética de la vida.

Para qué Habitat III

En 1976 se llevó a cabo, en Vancouver (Canadá), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (Hábitat I), que buscaba mejorar las condiciones de vida y de trabajo para todos mediante la gestión y el desarrollo eficiente, participativo y transparente de los asentamientos humanos, dentro del objetivo general de reducir la pobreza y la exclusión social. 
En 1996, se realizó en Estambul (Turquía) la segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (Hábitat II), donde se abordaron dos temas mundiales con igual importancia: “vivienda adecuada para todos” y “desarrollo sostenible de los asentamientos humanos en un mundo en vías de urbanización”. 
 En Estambul las conclusiones fueron poco alentadoras: advirtieron la transformación de las urbes en megaciudades con escasez de agua, reducción del espacio público, tránsito imposible en las calles y una vida cotidiana citadina perturbada. 
En medio del escepticismo frente a resultados concretos, hay gran expectativa en torno a la posibilidad de “revitalizar el compromiso mundial para la urbanización sostenible”, durante la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III), que se realizará en Quito (Ecuador), del 17 al 20 de octubre de 2016. 
 En este evento se busca asegurar el compromiso global a favor del desarrollo urbano sostenible, evaluar los logros en temas de pobreza e identificar y abordar nuevos desafíos. Es una de las primeras cumbres mundiales de la ONU después de la Agenda de Desarrollo Post 2015 y un nuevo acuerdo sobre cambio climático.

Población mundial en zonas urbanas

Mientras en 1950 el 30 por ciento de la población mundial habitaba en zonas urbanas, en 2014 la cifra aumentó a 54 por ciento y se prevé que, en 2050, alcancé el 66 por ciento, según la Revisión de Prospectiva de Urbanización Mundial 2014, de la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas.

Investigadores

Daniel Carvalho Mejía

Ingeniero civil, Universidad EAFIT, y magíster en Urbanismo y ordenamiento territorial con énfasis en ciudades sostenibles, Instituto Francés de Urbanismo. Se desempeñó como coordinador técnico en Urbam (EAFIT) hasta 2015.

María Clara Echeverría Ramírez

Arquitecta, Universidad Nacional de Colombia, y magíster en Estética con énfasis en cultura de la metrópoli latinoamericana. Profesora emérita en la Escuela del Hábitat de la Universidad Nacional de Colombia (sede Medellín).

Cecilia Inés Moreno Jaramillo

Arquitecta y magíster en Medio Ambiente y Desarrollo, Universidad Nacional de Colombia, y especialista en vivienda del Institute for Housing Studies (IHS) de Rotterdam (Holanda). Es la directora de la Escuela del Hábitat de la Universidad Nacional de Colombia.

Rodrigo Suárez Castaño

Ingeniero ambiental y sanitario, Universidad de La Salle (Bogotá), administrador ambiental y de los recursos naturales, Universidad Santo Tomás, y especialista en Gestión Pública e Instituciones Administrativas, Universidad de los Andes. Es director técnico de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Germán David Romero

Economista y magíster en Economía, Universidad de los Andes (Colombia). Es coordinador de Estudio de Impactos Económicos del Cambio Climático del Departamento Nacional de Planeación (DNP).​​​
* Al cierre de esta edición, Daniel Carvalho Mejía ejercía como coordinador técnico de Urbam-EAFIT.​​

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Última modificación: 06/03/2017 13:59