Paula Andrea Colorado Chávez
Colaboradora
Su ubicación privilegiada y su riqueza en recursos naturales no han sido suficientes para garantizarles a los habitantes del Chocó una estabilidad económica y una mejor calidad de vida. Al menos eso demuestran las cifras del Departamento Nacional de Estadísticas (Dane), donde aparece como la región de Colombia con mayor grado de pobreza.
Según datos presentados por esta entidad, a pesar de que la pobreza, en general, disminuyó en todo el país (ubicándose en un 32.7 por ciento durante 2012), situaciones poco alentadoras se viven en departamentos como Cauca, Córdoba y Chocó. Este último encabeza la lista de vulnerabilidad con un 68 por ciento de pobreza, dato alarmante frente a casos como el bogotano que representa un 11,6. Además, lleva la delantera en cuanto a pobreza extrema, también catalogada como indigencia, en la que pasó de un 34,3 por ciento en 2011 a un 40,7 en 2012.
A las cifras se le suma una crisis institucional profunda que atraviesa el departamento desde hace aproximadamente una década, pues el cambio constante de gobernantes, que no alcanzan a culminar su periodo electoral por diferentes motivos, ha hecho que los procesos que buscan el desarrollo de la zona se estanquen y temas como infraestructura, salud y proyectos para suplir las necesidades básicas de la población no avancen.
Por otro lado, en un informe del Departamento Nacional de Planeación (DNP), que da cuentas del manejo de las finanzas de los 32 departamentos de Colombia, Chocó ocupa el último lugar con un desempeño fiscal del 47,94 por ciento.
De ahí el hecho de que en julio de 2013, EAFIT le abriera sus puertas a 30 profesionales becados del Chocó, involucrados en los asuntos públicos de sus poblaciones, en desarrollo de un convenio con la Corporación Manos Visibles, fundación independiente sin ánimo de lucro que trabaja por la transformación social a través del programa Poder Pacífico.
Así inició la maestría en Gobierno y Políticas Públicas, programa dirigido a profesionales interesados en comprender la acción de los gobiernos y los procesos de toma de decisiones, con base en los aportes de ciencia política, administración y políticas públicas que, según María Fernanda Ramírez Brouchoud, coordinadora del programa, busca generar una masa crítica de líderes que impacten en su entorno y que puedan ser interlocutores válidos en las discusiones políticas nacionales.
Específicamente, para el caso chocoano, Paula Moreno Zapata, directora de Manos Visibles, resalta la importancia de que estos líderes sean formados con el más alto nivel para generar las capacidades que la región necesita.
Iniciativa con miras al desarrollo
Desde el inicio de la maestría, en julio de 2013, los estudiantes deben viajar una vez al mes a la ciudad de Medellín para recibir clases. Sin embargo, tienen la posibilidad de ver tres materias electivas en la Fundación Universitaria Claretiana (Fucla) de Quibdó, con la que EAFIT firmó un convenio de cooperación e intercambio académico.
“Qué más que esta maestría para brindarme todas las herramientas que me permitan continuar aportando de manera efectiva y eficaz al Chocó. Es la primera vez que se nos brindan estas oportunidades”, anota Visitación.
Ese es el caso de Visitación Asprilla Cuesta, una licenciada en Educación Básica Primaria y especialista en Informática Educativa, que se formó en esa zona del Pacífico y se ha desempeñado como diputada del Chocó y concejala de Quibdó, y que durante su trayectoria ha trabajado de la mano de poblaciones vulnerables con las que cumple trabajos de incidencia en diferentes municipios, lo que le ha permitido conocer de cerca los problemas de su gente.
Ella ve esta maestría como la oportunidad de llegar a una sociedad equitativa, justa y que promueva el desarrollo comunitario a través del fortalecimiento de competencias en aspectos sociales, políticos, educativos y comunitarios.
“Qué más que esta maestría para brindarme todas las herramientas que me permitan continuar aportando de manera efectiva y eficaz al Chocó. Es la primera vez que se nos brindan estas oportunidades”, anota Visitación.
Y como lo indica la coordinadora de este proceso formativo, más allá del enfoque académico hay una enorme responsabilidad social. “Si pensamos específicamente en esta primera cohorte con estudiantes del Chocó, nos encontramos ante el desafío y la oportunidad de incidir en una región históricamente olvidada e invisibilizada en el país”.
Reinaldo Cuesta Borja, otro de los estudiantes, quien actualmente se desempeña como concejal de Quibdó, cree que ese desafío de transformación chocoana es posible gracias a la educación, y resalta que la motivación para formarse en Gobierno y Políticas Públicas le llegó con el deseo que hay de contribuir con la transformación de su región desde las instancias de poder. “Considero que esta es una linda oportunidad para adquirir los conocimientos necesarios y realizar ese gran propósito”.
En un informe del Departamento Nacional de Planeación (DNP), que da cuentas del manejo de las finanzas de los 32 departamentos de Colombia, Chocó ocupa el último lugar con un desempeño fiscal del 47,94 por ciento.
El programa recibió la aprobación en la Universidad desde el año pasado y el Ministerio de Educación le dio su visto bueno en abril. De manera que está disponible para el público con una apuesta académica en miras al desarrollo.
Más allá de la calidad académica
La maestría, compuesta por 38 créditos, distribuidos en tres semestres académicos, tiene dos áreas de formación básica. La primera es en gobierno y proporciona elementos para analizar la formación del Estado y los gobiernos como actores esenciales de la consolidación del aparato administrativo. En esta área se trabaja sobre la complejidad organizacional del sector público y los procesos de toma de decisiones para una adecuada gestión.
La segunda, por su parte, ofrece conceptos y elementos técnicos para comprender las políticas públicas a partir de los marcos institucionales y los actores que las definen.
María Fernanda Ramírez advierte que para el próximo año este programa trae aspectos nuevos, si se tiene en cuenta que gran parte de la oferta de formación de posgrado, en este campo, surge de la separación entre los ámbitos de decisión e implementación de las políticas. Esto se refleja en maestrías de ciencia política que no contemplan en sus planes de estudio la gestión y las políticas públicas; y en maestrías de administración y políticas públicas cuya formación suele ser más técnica, y dependiente de la economía y las ciencias de la administración.
“La propuesta curricular parte de esta idea: la gestión de los asuntos públicos en la actualidad ya no es una cuestión exclusiva de la administración pública, sino que se produce en un marco de gobernanza en el que intervienen otros actores de la sociedad (Ong, sector privado, instituciones supranacionales, entre otras). Por esta razón es preciso que se genere una transformación en los procesos formativos tradicionales y eso es, justamente, lo que esperamos aportar con la maestría”.
Pero más allá de la apuesta académica está la responsabilidad social con poblaciones como la chocoana, ricas en recursos y pobres en desarrollo, que necesitan de líderes capaces de mejorar la calidad de vida de sus comunidades.
Ingrid Scarlett Valencia Barreto, por ejemplo, es una abogada que desde hace algunos años trabaja con las víctimas del conflicto armado, lo que le ha permitido conocer de primera mano la realidad de las poblaciones más vulnerables y pensar en la posibilidad de contribuir al desarrollo de políticas públicas orientadas al empoderamiento de las víctimas para que exijan sus derechos.
Valencia trabaja en la Defensoría del Pueblo, Regional Chocó, como asesora de promoción, divulgación de derechos humanos y formación a víctimas, por lo que ve en esta maestría, además del aprendizaje, una red de conexión con oportunidades para contribuir al desarrollo y la transformación.
“Quiero convertirme en una lideresa emprendedora de políticas públicas innovadoras, que comprendan las características propias de la población étnica que conforma nuestra región, integrada en gran medida por territorios colectivos pertenecientes a consejos comunitarios y resguardos indígenas”, cuenta la estudiante.
Pero cumplir con las expectativas de Ingrid y de sus compañeros, y lograr planificar un programa que incidiera en mejorar la calidad de vida de la comunidad del Pacífico, fue un proceso pensado desde hace alrededor de dos años dentro del Área de Estudios Políticos de la Escuela de Ciencias y Humanidades de EAFIT, y tiene sus antecedentes en los 14 años de trabajo de la Universidad en torno a la política y los asuntos públicos.
El programa recibió la aprobación en la Universidad desde el año pasado y el Ministerio de Educación le dio su visto bueno en abril. De manera que está disponible para el público con una apuesta académica en miras al desarrollo.