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El Eafitense / Edición 108 Arlen el economista que se autodefine como hijo cabeza de hogar - El Eafitense – Edición 108

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Arlen, el economista que se autodefine como ‘hijo cabeza de hogar’

​A los 11 años Arlen Guarín, en la actualidad investigador del Banco de la República, fue electo como gerente de una cooperativa infantil. A los 16 no solo obtuvo el primer puesto en las pruebas Icfes de su colegio, sino que alcanzó una beca completa en las Olimpiadas del Conocimiento. Ahora, a los 23, recibió su título como magíster en Matemáticas Aplicadas. Este egresado de Economía es, también, docente de cátedra.


​El hoy profesor de cátedra Arlen Guarín en las afueras de la Biblioteca de EAFIT.
​Paula Andrea Colorado Chávez
Colaboradora

Arlen Guarín Galeano es la materialización del dicho popular que reza "el que persevera alcanza". Entre risas se autodenomina hijo cabeza de hogar, según explica, porque ya jubiló a sus padres. Se crió entre los cafetales de Galilea, una vereda del municipio de Granada (Antioquia) que, en escalera, está cerca de una hora y 15 minutos del casco urbano de esta localidad del Oriente antioqueño. Desde los 12 años, vive en Medellín.

Su llegada a la ciudad no fue casualidad. ​La violencia que sacudió a Granada, en la década del 2000, los obligó a él y a su familia a dejar las labores en el campo para empezar de cero en la capital antioqueña.

Su llegada a la ciudad no fue casualidad. La violencia que sacudió a Granada, en la década de 2000, los obligó a él y a su familia a dejar las labores en el campo para empezar de cero en la capital antioqueña, gracias al apoyo de algunos paisanos.​

Desde pequeño le inculcaron que debía esforzarse para estudiar una carrera profesional, razón por la que siempre alcanzó los primeros lugares en rendimiento académico y, en 2012, se graduó como economista de EAFIT.​

“Estudié en el colegio Pablo VI. Cuando llegué a Medellín fue un poco difícil adaptarme al nivel académico. Este no es el mismo en una ciudad que en una zona rural, pero con disciplina logré sacar el bachillerato adelante”, dice.​​

Y esa disciplina y su habilidad con las matemáticas le permitieron participar en las Olimpiadas del Conocimiento cuando cursaba el grado décimo. En esa oportunidad estuvo ​entre los 25 mejores. Sin embargo, gracias a la motivación de Alexander Castañeda, uno de sus docentes, se presentó nuevamente cuando estaba en grado once y ganó una beca completa para realizar estudios de educación superior en la universidad de su preferencia​.​

Los profes lo recuerdan 

El primer trabajo que realizó Arlen, para una empresa, fue apoyando, como asistente administrativo, al docente Andrés Ramírez Hassan en una consultoría para Fedegán. Esta consistió en el desarrollo de un aplicativo para identificar las fincas con mejores prácticas ganaderas en el país. ​​

“Fue una gran experiencia. Apoyé al profesor Andrés cuando estaba como en quinto semestre, y cuando me llegó el primer pago –comenta entre risas– me sentía la persona más acaudalada”.​

Y es que desde principios de carrera, el profesor Ramírez identificó en Arlen a un estudiante con gran potencial y un elevado coeficiente intelectual. “Arlen estuvo conmigo en un semillero de investigación y ahí desarrollamos un proyecto sobre metodologías de análisis de eficiencia. Luego hicimos la consultoría para Fedegán y ahora fui su asesor de trabajo de grado en la maestría”, cuenta el docente.​​

Para él, Arlen es, hoy por hoy, uno de los investigadores más destacados que tiene el​ Banco de la República, sede Medellín. Pero, además, pondera que es un excelente ser humano y un maravilloso hijo, que ha tratado de darles gusto a sus padres y ha sido un ejemplo para la sociedad colombiana.​​​​​

“Es un ejemplo de superación. A él le tocó ver de frente qué es la violencia. Pero esas cosas que tiene un efecto nefasto para el núcleo familiar tuvieron en él un efecto beneficioso, porque pudo llegar a estudiar a Medellín. De no haber sido así, hubiéramos perdido a un excelente académico”, agrega.​

Por su parte, Álvaro Arturo Hurtado Rendón, también docente de la Escuela de Economía y Finanzas, recuerda a Arlen como un estudiante destacado y con capacidad de abstracción, interesado por la ciencia económica y, sobre todo, muy disciplinado. ​

“Arlen es un buen ejemplo a seguir por los estudiantes y futuros egresados del pregrado y la maestría en Economía”, anota. 

“Antes de la beca solo tenía como opción la universidad pública. Cuando me inscribí a las Olimpiadas no veía ninguna probabilidad de ganarme uno de esos puestos. Por eso, recibir el premio fue algo increíble para mí, entonces solo pensé: todos los logros en la vida están ahí, solo falta que uno se esfuerce por poner su nombre”, resalta.​​

Desde entonces han pasado casi ocho años y lo que recuerda de ese momento, fundamental en lo que profesional y personalmente ​es hoy, sigue intacto: sus padres emocionados y llenos de orgullo en la tribuna y sus compa​​​​​ñeros corriendo para felicitarlo en la tarima donde se desarrollaba el evento.​ 

​Eafitense por elección y convicción

Desde muy pequeño Arlen la tenía clara. Economía era la carrera que quería estudiar. Lo supo en su natal Granada, cuando fue elegido como gerente de Coingra, una iniciativa liderada por las cooperativas Creafam y Coogranada, que buscaba ayudar a la reconstrucción del municipio luego de la oleada de violencia.​

“Reunieron a los niños destacados de cada escuela, quienes elegían un candidato para gerente. Todas las actividades eran supervisadas por un adulto, pero trataban de dejarnos la mayor cantidad de responsabilidades a nosotros. Yo, por ejemplo, llevaba propuestas para aumentar el cooperativismo”, anota.​​​

Esta cooperativa infantil motivaba a los niños a participar de una alternativa de escape, al ofrecer ayuda psicológica y fomentar en ellos la cultura del ahorro. Así, pues, Arlen indica que fue en ese momento cuando descubrió que, de grande, quería hacer algo relacionado con el tema económico y financiero, pero enfocado en la parte social.​

Por eso, al adquirir la beca, empezó a buscar las instituciones de educación superior que ofrecieran Economía, una carrera que se acomodaba a todo lo que quería, y luego de mucho indagar descubrió a EAFIT, una universidad que no conocía, según dice, porque no estaba dentro de sus opciones. ​​​​​​

“Mucha gente me decía que no entrara a EAFIT, pero no hice caso. Además, mis papás me impulsaron mucho para que realizara una carrera en una buena universidad ya que tenía la posibilidad. Cuando llegué me encontré ​​una realidad completamente diferente: me di cuenta de que los prejuicios de la gente solo son algo mental”.​​

Así llegó a EAFIT con las pilas puestas y con muchas ganas de aprender. Ocupó los primeros lugares en la Escuela de Economía y Finanzas, pero reconoce que pudo haberse esforzado más. “Fui un poco desordenado, tal vez porque me metía en muchas actividades”​.​

Y es que durante su carrera no desaprovechó los beneficios que la Institución ofrece a los estudiantes. Fue monitor en materias como introducción a la economía (de la que actualmente es docente), macroeconomía (en la Escuela de Administración), y en la maestría y especialización en Economía.​​​

Combinaba estas actividades con la participación en el semillero de investigación en Organización Industrial y Regulación Económica, y los cursos de inglés en el Centro de Idiomas, los que realizó gracias al programa de Sillas Vacías. “Tenía jornadas largas. Como vivía en Manrique, a veces salía de mi casa a las 4:00 a.m. y llegaba a las 10:00 p.m. Vivía en la Universidad”.​​

Ese gran esfuerzo se refleja hoy, no solo en sus logros académicos, sino también en los laborales: en abril de 2015 se graduó como magíster en Matemáticas Aplicadas y, actualmente, es docente de cátedra en el pregrado en Economía y en la maestría en Administración Financiera, en las materias de introducción a la economía y econometría, respectivamente. Además, dicta estadística en la Universidad Autónoma Latinoamericana.​​

Pero, principalmente, se desempeña como profesional de la Subgerencia Regional de Estudios Económicos del Banco de la República, sede Medellín, donde trabaja en investigación sobre temas como análisis de impacto de programas sociales, mercado laboral, crimen y educación.​​

“Yo realicé mi práctica profesional en el Banco de la República y me ampliaron el contrato por seis meses más. Luego, cuando me gradué, ya estaba participando en una convocatoria que abrieron y, por fortuna, fui un profesional desempleado solo por 10 días, porque desde entonces trabajo allí”, afirma.​​

Ahora, al mirar atrás y ver los logros obtenidos con tan solo 23 años, Arlen Guarín está convencido que de haber más oportunidades para jóvenes como él, la brecha social seguirá disminuyendo. ​​
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Última modificación: 27/02/2017 23:35