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El Eafitense / Edición 108 ¡Fuerza, Cartama! - El Eafitense – Edición 108

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¡Fuerza, Cartama!

​​Derecho al territorio y uso de los b​​​​​​ienes ​comunes es un proyecto de la Escuela de Derecho en esta comunidad indígena del municipio de Marmato, en el departamento de Caldas. Junto con la Universidad de Antioquia se trabaja una iniciativa donde los propios indígenas deciden qué quieren para ellos. Se trata de una transformación que impulsa EAFIT para beneficio de esta población.


​Indígenas de la comunidad Cartama, en Marmato (Caldas).​

​Mónica Quintero Restrepo
Colaboradora

Ellos no llegaron a investigar a la comunidad indígena Cartama de Marmato (Caldas). No les dijeron qué había que hacer ni qué propuesta era la que querían. Lo que les interesó, y les interesa, todavía en presente, y lo que han hecho, es construir conocimiento colectivo, pensar entre todos, trabajar juntos, como comunidad y como investigadores, pero juntos por un interés social. ​​​ 

El proyecto se llama Derecho al ​territorio y uso de los bienes comunes. Caso comunidad indígena Cartama. Hace parte de los proyectos de la Escuela de Derecho de EAFIT (de su grupo de investigación en Justicia y Conflicto) y es una iniciativa que no es en solitario.​

El proyecto se llama Derecho al territorioy uso de los bienes comunes. Caso comunidad indígena Cartama. Hace parte de los proyectos de la Escuela de Derecho de EAFIT (de su grupo de investigación en Justicia y Conflicto y su línea de investigación Territorio, Iden​tidad, Pluralidad Jurídica y Cambio Social), y es una iniciativa que no es en solitario. Tiene lazos con la Universidad de Antioquia, por ejemplo. Yulieth Hillón Vega, abogada y docente eafitense, es la investigadora principal. Andrés Jiménez Gó- mez es el antropólogo y el coinvestigador. Allí hay más personas, por supuesto, porque, dice ella, lo que ha aprendido en estos ​años es que ​hacer investigación en solitario es muy difícil, se necesita un equipo. “Las cosas se hacen colectivamente”. También se conversan​​.

La idea del proyecto era –cuenta Andrés– revisar qué perspectiva se tiene sobre los comunes en Marmato y cómo están relacionados con su territorio y la apropiación de este. Los comunes son diferentes sistemas naturales o sociales que son heredados, colectivamente, por diferentes comunidades en el ámbito local, o de la humanidad. Ahí están, por ejemplo, el agua, la biodiversidad, los bosques, el territorio, la memoria. Son diferentes elementos comunes que se tienen como humanos y en las comunidades en las que participan​.​​

“Allá también hay uno fundamental que es el oro, entonces la pregunta estaba en cómo ​​se ​articulaban a partir de esos diferentes elementos, y cómo se apropiaban de estos y lo reflejaban en su territorio. No obstante, al hablar esto con la comunidad (esto está muy ligado a la perspectiva de los protocolos bioculturales), ellos nos dijeron que era muy interesante lo del protocolo biocultural, pero que les parecía fundamental para su proceso reactivar y fortalecer el plan de vida de la comunidad Cartama, que es parcialidad indígena de Marmato”, dice Yulieth.


“Es importante remarcar que es una comunidad que tiene un proceso de reetnización. Ellos, por diferentes razones, no se reconocían como indígenas”: Andrés Jiménez Gómez.

​ Y sigue: “Como hemos intentado otras metodologías de investigación que tengan un enfoque negociado y el consentimiento de la comunidad, dijimos: no hay ningún problema, miremos cómo podemos acomodar los objetivos para que todos nos beneficiemos y sea una cuestión de ida y vuelta”. Así comenzó, entonces, el proceso de plan de vida. ​​​​

El proyecto ha sido muy interesante por varias cosas, anota Yulieth. “Lo que me parece muy bonito es que la iniciativa parte no de una metodología sino de una epistemología, es decir, cómo entendemos hacer conocimiento, qué entendemos por este. Es como una posición de la vida, cómo me posiciono frente a la construcción de conocimiento. Eso nos ha permitido tener un diálogo colectivo y crear conocimiento desde lo que medianamente sabemos y lo que ellos saben. Hemos hecho un protocolo de diferentes metodologías que hemos visto, compartido, desarrollado y que hemos hecho con laboratorio, con talleres.​"
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Talleres de reconocimiento, por ejemplo, sobre quiénes son, complementa el antropólogo en el diálogo. “Es importante remarcar que es una comunidad que tiene un proceso de reetnización. Ellos, por diferentes razones, no se reconocían como indígenas. No obstante, había presencia indígena. No tenían un cabildo, o una forma de organización reconocida por el Estado. A partir de 2005-2006 empieza esa reorganización y se hace necesario ese proceso de reconocimiento de quiénes son, cómo está planteada su indigenidad, pues son indígenas particulares, no los mismos que los Wayuu, o los del Amazonas, sino indígenas de Marmato, en el departamento de Caldas”. ​

Otros proyectos

Este no es el único proyecto de este grupo de investigación. Es más, dicen ellos, es un “hijito” de otros proyectos, como el que se hizo entre EAFIT y la Universidad de Antioquia para mirar la consulta previa y los mecanismos de participación que tenían las comunidades frente a proyectos de desarrollo para la transformación de conflictos socioambientales. Uno de los tres lugares de investigación fue Marmato. ​

Otro proyecto fue Construcción de ciudad en espacios subalternos. Empezó en 2013 con las comunidades de Altos de la Torre y El Pacífico en la Comuna 8 de Medellín. La idea era mirar cómo las comunidades se apropiaban de su territorio y construían ciudad a partir de su entendimiento del mundo y sus propias herramientas. Con el fin de darle sostenibilidad crearon un semillero de Educación Ambiental con los niños, para integrar la huerta comunitaria, en la que están trabajando todavía. También en un libro que cuenta la historia del barrio El Pacífico.​

En ese reconocimiento se miraron las prácticas culinarias, las económicas, las formas de diversión, las creencias y los mitos, y se hizo un taller de diagnóstico ambiental donde se miraron las redes hidrográficas, el uso del suelo, los lugares de biodiversidad y los caminos. También se realizó un diagnóstico social para evaluar la relación institucional, cómo se manejaban los conflictos, el transporte, la salud, la educación, la vivienda y la cultura. Con ese diagnóstico se hizo un taller de priorización de las problemáticas. En ese momento se les dijo: “Ustedes tienen muchos problemas, sí, pero cuál les parece más importante, a cuál les gustaría que intentáramos buscarle una solución”​.​​​​

La respuesta fue el agua y todo lo que tiene que ver con el ambiente. Sobre todo, lo relacionado con el tema de biodiversidad, el problema de los bosques, que es donde se genera el agua propiamente dicha, porque Marmato es una zona minera desde hace más de 500 años, y desde antes de que llegaran los espa- ñoles ellos ya hacían minería, y la minería no funciona sin agua. ​​​​

El agua es fundamental para todo el proceso minero y para las comunidades. Se han presentado conflictos con la entrada de com​​pañías multinacionales y por la perforación de ciertos lugares se profundizaron las aguas y hay menos disponibilidad. Las comunidades lo identificaron como su principal problema porque ellos decían, es que del agua parte todo. Si tenemos agua limpia, que podamos tomar tranquilamente, vamos a tener salud, producción, un mejor bienestar”.​​​​​​

Plan integral

“Con todo eso que estamos recogiendo estamos haciendo el plan integral de vida”, explica Yulieth. Hay que hacer de cuenta que es un plan de desarrollo de las comunidades indí- genas. Con esto ellos se reconocen como indí- genas, determinan cuáles son sus problemas y los caminos a seguir, cuál es su visión del mundo. “Lo que estamos haciendo en este momento es escribiendo su plan de vida, que tiene varios pasos. Estamos en el reconocimiento y diagnóstico. Cuáles son sus creencias, sus valores, sus problemáticas y caminos a seguir. Es muy importante porque es el texto por medio del que ellos tienen una comunicación con las otras instituciones gubernamentales, con el Estado”.​​

Hasta 2014, el proyecto fue analizado en términos financieros, y precisa Andrés: “Sin embargo, tenemos la meta para entregar el plan de vida en 2015. Yo creo que hay dos caminos para llevarlo. Uno es que se trata de un material pedagógico que puede servir en las escuelas y colegios de la comunidad para ese autorreconocimiento. El otro consiste en que en la parte de priorización quedan una serie de elementos que pueden ser gestionados con alcaldías o corporaciones autónomas”.

Además, como indica la docente, no es una investigación que tenga que ver solo con el Derecho. Realmente, esta disciplina es una herramienta que necesita de los otros discursos para poder desarrollarse y generar una transformación social real. En este sentido, el proyecto no solo está haciendo el plan integral de vida, que tiene una relevancia jurídica, sino que radica en mirar diferentes perspectivas, distintas cosmogonías de lo que es el desarrollo. ​

Se trata, entonces, de una cosmogonía que puede ser hegemónica y que muchas veces es sustentada por los discursos y las normas del Estado, y unas cosmogonías alternativas que se pueden encontrar en las poblaciones locales, como la de Cartama. “Nosotros también estamos mirando esas cosmogonías, cómo chocan, cómo tienen diferentes juridicidades, cómo entienden el territorio y los comunes de forma diferente. Eso nos permite tener un diálogo con lo que es el derecho estatal, pero también con esas pluralidades jurídicas y esas formas de entender el territorio, los comunes, el ambiente, el mundo. Esta es una investigación transdiciplinaria”. ​

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Última modificación: 27/02/2017 23:42