Laura Victoria Botero BerríoColaboradoraA menudo la vida ofrece coincidencias de todo tipo. El contacto entre dos personas, sus afinidades, sus proyectos de vida y una serie de circunstancias han jugado, en este caso, a favor de los ingenieros Liliana Velásquez Montoya y Carlos Mario Zuluaga, quienes pueden contar una historia común perdurable. Cada uno de ellos vive, día a día, el resultado de concurrencias que tienen una complicidad de cinco letras: EAFIT.
Liliana fue becada durante parte de su pregrado y luego cursó allí la maestría, también como beneficiaria de una beca con Colciencias y de EAFIT.
Se conocieron en la Universidad mientras cursaban, en 2006, el pregrado en Ingeniería Civil, adscrito a la Escuela de Ingeniería. Pronto se enamoraron, se graduaron en 2011, se casaron en 2013 y su formación de posgrado ha permitido que sigan juntos, actualmente, en North Carolina State University (Estados Unidos), cada uno destacándose en su rama de preferencia.
La Universidad los unió y a esta deben mucho de sus resultados. Liliana fue becada durante parte de su pregrado y luego cursó allí la maestría, también como beneficiaria de una beca con Colciencias y de EAFIT. "Obtener estas becas fue una felicidad muy grande. La de pregrado fue otorgada por excelencia académica durante uno de los semestres más difíciles de la carrera… Nunca esperé alcanzarla y hacerlo fue un incentivo enorme, pues me permitió ver, con total claridad, que yo podía salir adelante. Durante este semestre trabajé como monitora con un profesor que me motivó a realizar la maestría con él, también becada. Ambas becas me abrieron puertas demasiado grandes".
Se abren puertas
Para esta pareja de eafitenses los logros alcanzados en la actualidad se fueron forjando desde que iniciaron su vida académica en las aulas de la Universidad. Allí se sentaron las bases para lo que hoy representan como líderes estudiantiles de América Latina en los Estados Unidos.
Luego de obtener el título de pregrado, la Dirección de Prácticas Profesionales consiguió una pasantía para Carlos en la empresa Tri State Design Construction, con sede en Filadelfia, y eso les abrió la posibilidad de un futuro a mediano plazo en los Estados Unidos.
¿Cómo empezó el viaje de sus vidas? Luego de obtener el título de pregrado, la Dirección de Prácticas Profesionales consiguió una pasantía para Carlos en la empresa Tri State Design Construction, con sede en Filadelfia, y eso les abrió la posibilidad de un futuro a mediano plazo en los Estados Unidos. Durante ese periodo, Liliana realizaba su maestría en EAFIT.
"Estuve en Filadelfia tres años después de mi graduación -cuenta Carlos-. Lili lleva un año y medio en los Estados Unidos, pues llegó después de titularse de la maestría. El proceso no siempre ha sido fácil para nosotros por las barreras migratorias y la dificultad para encontrar un patrocinador de la visa. Al no encontrar el trabajo que buscaba allá, pensamos que esto debe verse como una oportunidad perfecta para empezar una maestría, y ya la estoy realizando en Ingeniería de la Construcción y Administración".
Por su parte, Liliana se postuló para un doctorado y fue aceptada en varias universidades. "Optamos por North Carolina State porque acá tengo la financiación completa de mis estudios de doctorado".
En unos años, Liliana será Ph.D. en Ingeniería de Costas, tema que la convertirá en experta en gestión de las variables del océano, de cara a la construcción de obras civiles. "Estudiamos cómo cambian las playas después de eventos extremos, cómo evolucionan las entradas del mar, cómo se mueven los sedimentos oceánicos y cómo cambian con el tiempo. Evolución morfológica es el término técnico de la formación que estoy recibiendo", explica.
Carlos será experto en desarrollo y gerencia de megaproyectos de alto impacto. "Quiero seguir evolucionando en construcción y manejo de proyectos. En Colombia los profesionales debemos organizarnos para conseguir licencias y para elevar la calidad de los trabajos que eviten los desastres que han ocurrido".
EAFIT, como un hogar
La singular experiencia de haberse conocido y enamorado en la Universidad, sin duda, marca a estos dos egresados. A esto se suma haber recibido allí el insumo que los distingue fuera de las aulas y las fronteras colombianas.
"La Institución es como un segundo hogar para mí porque allí cursé todo el pregrado, toda la maestría y di clases por varios años. La recuerdo con mucho cariño. Hace un año fui y estuve dos días completos visitando amigos y profesores", dice Liliana.
"Para mí EAFIT fue el lugar donde maduré e interioricé mi profesión -complementa su esposo-. No me vería estudiando en otro lugar. En este momento estamos en una universidad más grande, pero siento que en EAFIT estamos en el mismo nivel. Allá hay espacios muy importantes que promueven ideas para el mejoramiento de la educación en Colombia", indica el egresado.
Liderazgo que llevan dentro
Esta pareja se destaca en contextos aparte del académico. “Nosotros pertenecemos de la Asociación de Estudiantes Latinoamericanos en North Carolina State University. Yo hago parte de la junta directiva. Es un grupo de 50 personas que afianza los lazos entre nosotros como minoría y el objetivo es mantenernos unidos. Vale la pena contar que los colombianos acá hemos podido mostrar posiciones de liderazgo. Mis compañeros dicen que somos personas muy abiertas, creativos, buenos madrugadores, que nos gusta trabajar duro, esforzarnos y eso viene de la cultura, de lo que nos enseñaron en la casa y en la universidad”.
Esa formación integral, con dominio del inglés, les ha ayudado mucho para hacerse notar en los Estados Unidos. "La barrera del idioma, a veces, es una dificultad para algunos profesionales idóneos que llegan a este país. Ese aspecto le gustó mucho a la compañía que me contrató. Yo tenía un buen manejo del idioma, esa fue mi puerta de entrada. Salimos muy bien formados en nuestras áreas. Cuando empezamos a trabajar teníamos el temor de que los jóvenes profesionales de China o India iban a estar muy por encima de nuestro nivel, pero nunca fue así", asegura Carlos.
Nuevas generaciones
Estos jóvenes ven ahora la realidad académica, sobre todo la que acompaña el pregrado, desde una orilla distinta. Son críticos y llaman a una valoración completa de lo que se recibe en las aulas. "Lo más importante es estar abierto al conocimiento. Muchas veces uno dice cosas como 'esta materia no la voy a volver a ver, o este tema no me importa', pero hay que recordar que uno nunca sabe cuándo en la vida un tema le va a servir. Hay que estar siempre abierto a lo que pueda aprender. No importa si es aburrido o difícil", dice Liliana Velásquez.
Carlos Zuluaga añade que un estudiante que se gradúa debe trascender, de entrada, el tema de la generación de ingresos. "Uno piensa en salir rápido a producir y se corta otras oportunidades que pueden ser importantes, que pueden traer otros beneficios más enriquecedores. Hay que valorar el tiempo en la universidad y las oportunidades que se dan. Cuando uno sale, ya no tiene acceso a la biblioteca ni a los profesores. Por eso, no debe ponerse a un lado la idea de seguir estudiando".
¿Volverán a Colombia? Nada está escrito para esta pareja que, a pesar de la ausencia de familia, amigos y ancestros, sabe que la oportunidad que tienen en este momento es irrepetible. "Si se presentara una buena oportunidad de volver, recibiendo una remuneración que corresponda a la formación que hemos recibido, haciendo lo que nos gusta, se consideraría la opción de volver. Yo tengo buenos vínculos en la universidad y nunca he descartado volver a la academia. Pero amanecerá y veremos", asevera Carlos.