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El Eafitense / Edición 108 Los Objetivos del Milenio: lo que la humanidad esperó y ahora proyecta - El Eafitense – Edición 108

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Los Objetivos del Milenio: lo que la humanidad esperó y ahora proyecta

​​Llegó 2015 y, con este año, el momento para evaluar el cumplimiento o no de estas metas que impulsó en todo el mundo la Organización de las Naciones Unidas. Los docentes Maria Alejandra Gonzalez y Luis Fernando Vargas, de la Escuela de Administración de EAFIT, analizan este tema en prospectiva, por un lado, pero con los ojos puestos en la Agenda Post-15, que piensa los Objetivos hacia un futuro.​​​


​La humanidad, en cabeza de las generacione actuales, debe unirse alrededor de estos propósitos impulsados por Naciones Unidas.​

Maria Alejandra Gonzalez-Perez y LuisFernando Vargas Alzate
Docentes de la Escuela de Administración

Erradicar la pobreza extrema; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer; reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años; mejorar la salud materna; combatir el VIH/ sida, la malaria y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, y fomentar una alianza mundial para el desarrollo.​​

Así, el mundo llegó al año que trazó como punto de arribo para cumplir, quizá, con las metas más ambiciosas jamás trazadas por organismo alguno. El sistema internacional luce expectante frente al ejercicio de evaluar los resultados del conjunto de planes y programas relacionados con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) determinó desde la década de los años 90. Por tal razón, será común empezar a encontrarse con análisis, reportes y estudios que tengan relación con dichos resultados.​​​

Los resultados percibidos al evaluar lo alcanzado hasta hoy, en relación con los ODM, generan, quizá, más frustración que confianza en la posibilidad de un mundo mejor para las futuras generaciones.

Estas líneas intentan entregar una radiografía básica de lo sucedido durante las dos últimas décadas en materia de desarrollo. A diferencia de las confusas definiciones del término, utilizadas durante los años 60 y 70 del siglo anterior (en las que crecimiento económico e industrialización se intercambiaban indiscriminadamente con el mejoramiento de las capacidades individuales del ser humano), en esta oportunidad la ONU se ha esforzado lo suficiente para que exista comprensión rigurosa de lo que significa el desarrollo en estricto sentido.​

Sin embargo, es preciso anotar que un sentimiento de frustración e impotencia se apodera​ de todo aquel que se acerca a las cifras que transmiten la información real sobre el estado actual de las naciones menos adelantadas. Los resultados percibidos al evaluar lo alcanzado hasta hoy, en relación con los ODM, generan, quizá, más frustración que confianza en la posibilidad de un mundo mejor para las futuras generaciones. Dependerá de la capacidad del individuo para ejecutar nuevas y sensatas líneas de trabajo y de la aceptación de una realidad que, hasta ahora, insiste en desconocer que los seres humanos puedan alcanzar los nuevos objetivos propuestos.

La razón para las metas trazadas

​​Cuando finalizaba la década de los 90 y se daba inicio al nuevo milenio, la Asamblea General de la ONU sesionó fundamentalmente en procura de madurar un compromiso que tendría como punto de llegada al año 2015. Se trató de la confección y oficialización de los denominados Objetivos de Desarrollo del Milenio. Un total de 189 líderes del mismo número de naciones acordaron tal compromiso al corroborar que la gran mayoría de los esfuerzos adelantados hasta ese momento para ofrecer mejores condiciones de vida a las comunidades más vulnerables estaban siendo infructuosos.​​

A partir de dicho balance, y con base en las discusiones adelantadas en las últimas sesiones del siglo XX de la citada Asamblea, entonces, se determinó ser más específicos y trazar una agenda común que permitiera establecer objetivos cuantificables, tanto en el ámbito económico como social, según lo fijó Naciones Unidas.

De esta manera la elaboración de los ODM se hizo a través de un trabajo conjunto, riguroso y, sobre todo, procurando cambios estructurales antes que la superación de las coyunturas focalizadas en los tradicionales puntos débiles del sistema internacional. Sin embargo, cuando se trazan objetivos y metas ambiciosas los procesos de seguimiento a resultados (de corto, mediano y largo plazo) deben ser extremadamente juiciosos si es que se quiere tener control sobre esto.​​

A cinco años de haber desarrollado los primeros programas favorables a las metas trazadas, Naciones Unidas empezó a sentir que, a pesar de haberse invertido un lustro en la aplicación de los mismos, había resultados poco alentadores. Pero tardó cinco años para notarlo. Esto se evidenció en el Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas (2005). A partir de dicho informe, se hizo urgente un profundo empuje y un ejercicio de docencia sobre los ODM, pues los avances para alcanzarlos, no solo en Colombia y América Latina, sino en el mundo en general, eran mínimos.​

América Latina, por ejemplo, es una región que ofrece algunas singularidades que bien vale la pena mencionar. Chile es uno de los casos que mejor se ajusta a resultados positivos en materia de consecución de metas de los ODM, pero como contraparte a los buenos resultados de la nación suramericana está Haití.​​

Pero, ¿qué era lo que se pretendía lograr?, ¿a qué se hacía alusión cuando se hablaba reiteradamente de los ODM?, ¿de qué se sigue hablando hoy, incluso, en el año de cumplir el plazo establecido?​​

La existencia de un alto nivel de compromiso por parte del grueso de los gobiernos y líderes del planeta indica que los esfuerzos no han sido suficientes para alcanzar estos objetivos referenciados. Cada uno de estos, además, posee varias metas más específicas que pudieron facilitar su consecución, pero en general hubo anomalías de carácter estructural que si bien no son generalizables a todos los casos, han llevado a que hoy el mundo esté planteando una nueva serie de tareas por lograr: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).​

Los tres factores, de carácter estructural, que deben tenerse en cuenta para explicar por qué, en general a 2015, no se lograron las tareas propuestas son: la inexistencia de políticas que llevaran a la transformación de las instituciones estatales en los países de más bajo nivel de desarrollo (que involucran la calidad del empleo y el sistema productivo), la poca transparencia en la ejecución de los proyectos vinculados con las metas trazadas, y la crisis financiera de 2008 (prolongada a los años posteriores), que motivó el recorte de los recursos destinados al ejercicio de cooperación internacional, por parte de los centros oferentes de ayuda para el desarrollo. Sin embargo, es válido, además de necesario, realizar un ejercicio en el que se pueda discriminar por casos de relativamente positivos resultados.​

América Latina, por ejemplo, es una región que ofrece algunas singularidades que bien vale la pena mencionar. Chile es uno de los casos que mejor se ajusta a resultados positivos en materia de consecución de metas de los ODM, pero como contraparte a los buenos resultados de la nación suramericana está Haití que, como es conocido, se convierte en una de las naciones menos adelantadas, con mayores dificultades de todo el hemisferio occidental, y con muy pocas esperanzas de abandonar el puesto que ocupa de nación más pobre de todo Occidente.

De acuerdo con la Cepalc, la región tiene notables posibilidades de cumplir algunas de las metas propuestas desde comienzo del siglo, pero existen grandes preocupaciones, por ejemplo, frente al tema de la pobreza, dado que las brechas entre ricos y pobres siguen siendo las mayores del planeta. Tampoco lucen bien los indicadores de educación básica en áreas rurales, salud y sostenibilidad medioambiental. Hay muchas luces y sombras frente a esos temas.

No obstante, es alentadora la cuestión alimentaria (primer objetivo de los ODM). América Latina logró, desde 2014, demostrar que la disminución del hambre en la región ha sido mayor a la meta propuesta de reducir a la mitad el número de personas subalimentadas para este año. Eso está cumplido. Aunque lo real sea que en una mirada fundamentada en promedios, esta parte del mundo va a quedar en deuda frente a otras que alcanzaron mayor cercanía a los objetivos trazados para este 2015.​

Para el caso colombiano es importante resaltar que aunque hay algunos ODM muy cerca de lograrse, existe sobrada evidencia de que habrá rezagos en la mayoría de estos. El país presenta unas muy buenas tasas de alfabetismo rural y cobertura en la educación básica, cuando se compara con lo que había en el año 2000.

Así mismo, en lo relacionado con el equilibrio ambiental (temas de reforestación y explotación controlada de recursos), la reducción de las cifras de hambre y pobreza, la mortalidad infantil, y los temas de ampliación de cobertura de las TIC, el balance es satisfactorio.​

Pero la otra cara de la moneda refleja un país con problemas críticos en temas de mortalidad materna, embarazo en adolescentes, cobertura en la educación de mayor nivel, equidad de género, enfermedades como el dengue, y acceso a los servicios públicos básicos para las zonas más alejadas de los centros urbanos. Desde la escala más alta, hasta los niveles mínimos (locales), es claro que los ODM han quedado en deuda. Ahora se habla de los ODS, a lograrse en 2030. Pero sin reforma a las estructuras es posible que se vuelva a enredar el camino.

Agenda Post 2015: Los trade-offs a favor de la vida en el planeta, la sociedad y el crecimiento económico.

En desarrollo de la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (Rio +20), entre el 20 y el 22 de junio de 2012, Paula Caballero, la entonces directora de Asuntos Económicos, Sociales y Ambientales de la Cancillería de Colombia, fue la vocera, al proponer un grupo de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) tanto para países desarrollados, como para aquellos en esta vía, que estuvieran inspirados y alineados con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que se había de prescribir en 2015.

Esta propuesta fue secundada por Guatemala e, inmediatamente, logró un eco político de aceptación por parte de los gobiernos participantes en la conferencia. Pese a las críticas por parte de la sociedad civil y gobiernos debido a las altas expectativas puestas en una nueva y ambiciosa visión global (El mundo que queremos), pero sin acciones específicas ni un cronograma concreto, Rio + 20 representó un cambio real y significativo en el contexto de la gobernanza medio ambiental global en cuanto a reformas en las instituciones internacionales (ejemplo: el liderazgo del​ Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente -Unep- en la agenda medio ambiental), la voluntad política hacia la formulación e implementación de objetivos de desarrollo sostenible y la participación como principio y práctica.

En los ODS y la agenda Post 2015, a diferencia de los ODM, los protagonistas serán los gobiernos, los mercados y las empresas multinacionales de las naciones emergentes y las economías de los países (mal) llamados del sur. Además de esto, un énfasis importante deberá hacerse en temas de medio ambiente, salud, gobernanza global, empoderamiento de las mujeres, y crecimiento económico incluyente.

Medio Ambiente

El profesor David Griggs, de la Universidad de Monash y su grupo de científicos expertos en sostenibilidad, en un artículo publicado en la revista Nature en 2013, hacen un fuerte llamado a la acción, considerando que la población humana se estima alcance a nueve mil millones en 2050 y, por tanto, la definición actual de desarrollo sostenible debe ser revisada y debe incluir un énfasis en las condiciones necesarias para garantizar la estabilidad de los sistemas de la Tierra.

El profesor David Griggs, de la Universidad de Monash y su grupo de científicos expertos en sostenibilidad, en un artículo publicado en la revista Nature en 2013, hacen un fuerte llamado a la acción, considerando que la población humana se estima alcance a nueve mil millones en 2050 y, por tanto, la definición actual de desarrollo sostenible debe ser revisada y debe incluir un énfasis en las condiciones necesarias para garantizar la estabilidad de los sistemas de la Tierra.

Salud​

La Agenda Post 2015 integra las dimensiones ambientales, sociales y económicas, y ofrece los lineamentos para que la humanidad prospere en el largo plazo. Una de las críticas más visibles a los Objetivos de Desarrollo del Milenio fue el hecho de no incorporar aspectos de gobernanza, ni de responsabilidad y rendición de cuentas (accountability), ya que como lo encuentran Fukkuda & McNeill, en 2015, el enfoque dado a los ODM ha sido en la medición cuantitativa de una serie de indicadores en el ámbito nacional, pero aspectos como el desbalance de los poderes en el sistema económico global ha limitado las posibilidades para los países pobres de promover la prosperidad y el bienestar de sus ciudadanos.​

En los ODS y la agenda Post 2015, a diferencia de los ODM, los protagonistas serán los gobiernos, los mercados y las empresas multinacionales de las naciones emergentes y las economías de los países (mal) llamados del sur.​

​​ ​Esto no solo en aspectos económicos. También es reflejado en las desigualdades en los resultados de salud, lo que es asociado, así mismo, a las asimetrías en las estructuras de poder, que han determinado aspectos como el acceso a medicina, a servicios de salud, la contaminación ambiental o los patrones de avance científico, entre otros, los que necesitan no solo medidas técnicas sino también soluciones políticas globales.

Gobernanza

En los ODS se encuentra explícita la búsqueda de avanzar en gobernanza (inclusión, transparencia, acceso a información, libertad de asociación y participación). Las Naciones Unidas conceptualiza la gobernanza como un sistema consistente con los derechos humanos, normas y estándares que opera en los ámbitos múltiples (global-internacional, Estado-Nación y subnacional-local).​

El avance hacia una gobernanza global debería incluir para los estados modernos, como plantean Joshi y sus colaboradores, aspectos de provisión de seguridad, la construcción de capacidad y la profundización de los temas de inclusión. Los costos de una gobernanza inefectiva en término de desarrollo humano, degradación ambiental, pérdida de vidas y recursos financieros son enormes. Según fuentes del equipo investigador de Joshi en la Universidad de Denver, la causa de 140.000 muertes infantiles y la pérdida de un trillón de dólares son atribuidos a la corrupción y la escasa gobernanza.

Desarrollo económico​

De acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad), la recuperación de la actual demanda mundial (a los niveles anteriores a la crisis financiera), no será pronta, a no ser que se concrete la búsqueda de unas políticas comerciales, financieras e industriales que logren una transformación estructural y una actualización tecnológica necesaria para apoyar los niveles de productividad.

Para la Unctad, proliferación de acuerdos comerciales regionales y de acuerdos internacionales de inversión, en lugar de las provisiones dadas por los acuerdos multilaterales, han hecho que algunos países en vía de desarrollo flexibilicen sus políticas, con la finalidad de atraer inversión extranjera directa y participar en cadenas globales de valor. Sin embargo, esta flexibilización, que puede traer beneficios comerciales y de empleo a corto plazo, en el largo plazo puede llevarlos al riesgo de pérdidas de soberanía y, sobre todo, a estar atrapados en enclaves de producción de commodities, o en nichos de bajo valor agregado. De acuerdo con la Unctad, hay cuatro elementos que se requieren para estimular el crecimiento económico y poder conseguir las metas formuladas en la agenda Post 2015:​​

El primero es que dados los efectos que tienen las estrategias de crecimiento económico basadas en exportaciones (hacia países desarrollados) para las naciones en vía de desarrollo, es necesario que se estimule el consumo para aumentar la demanda. Esto supone la implementación de medidas redistributivas, creación de empleos y aumento de salarios.​

El segundo elemento es aumentar la importancia de las políticas industriales, enfatizando en estimular el crecimiento de la productividad mediante el fomento a la innovación y la creación de empleos decentes.

Un tercer punto es la transformación de las economías dependientes de commodities, mediante la conversión de las regalías de los recursos naturales en industrialización, lo que requerirá de altos niveles de inversión, en los que haya una correspondencia entre acumulación de capital y comercio.​

El cuarto ítem es que la estrategia de industrialización de los países en vía de desarrollo debe ir más allá de la integración de cadenas de producción global, ya que el desarrollo industrial sostenible implica participación en redes de producción internacional que conlleven a profundizar los vínculos intersectoriales de las empresas, y con esto promover el avance social y económico.​

Debido a los trade-offs, que implica el marco de los ODS, para lograrse su cumplimiento universal en el año 2030, es necesaria la sinergia de las unificación de las voluntades políticas internacionales entre los actores claves en el desarrollo global (gobiernos nacional​es, sector privado, academia y grupos de la sociedad civil), las implementaciones locales y decisiones individuales, ya que han de requerir cambios en la esfera económica al buscar cambios, no solo en la estructura actual de los sistemas económicos y financieros, sino en los mecanismos nacionales y domésticos para la financiación del desarrollo.​

Debido a los trade-offs, que implica el marco de los ODS, para lograrse su cumplimiento universal en el año 2030, es necesaria la sinergia de la unificación de las voluntades políticas internacionales entre los actores claves en el desarrollo global (gobiernos nacionales, sector privado, academia y grupos de la sociedad civil).​​​ 

Así mismo, se mantiene la importancia de desarrollar patrones de producción y consumo que sean interconectados y sostenibles. De la misma manera, es importante reforzar el apalancamiento y liderazgo alcanzado en las últimas décadas por los países con economías emergentes y robustecer los mecanismos establecidos para promover las agendas comerciales y de desarrollo surgidas en el sur y para el sur.


Última modificación: 27/02/2017 23:55