Una capacitación de dos años y medio sobre autonomía económica, equidad de género y empresarismo marcó el comienzo de Sabor y Delicias. Esta empresa social, ubicada en el barrio San Javier (comuna 13 de Medellín), crece, en la actualidad, de la mano de la panadería, los dulces, los refrigerios y los almuerzos que produce.
Una amplia oferta
Alimentos con un sabor casero son la especialidad del Fogón de Mamá Sara: menús ejecutivos, asados, desayunos y refrigerios se ofrecen en este restaurante ubicado en el centro de Medellín. Además, la atención de eventos es parte del portafolio de servicios.
La panadería y la dulcería que produce Sabor y Delicias es la materia prima de refrigerios y almuerzos para atender eventos en toda la ciudad. Sus productos conservan el sabor tradicional de las abuelas antioqueñas y son despachados desde el barrio San Javier para toda Medellín.
Pero desde su constitución, en febrero de 2010, las cosas no han sido fáciles. Cuenta su representante legal -y una de sus fundadoras- Martha Elena Ocampo Gallo que, a la hora de los emprendimientos sociales, no todos conocen el sacrificio que esto implica.
“Comenzamos varias mujeres con la empresa, ya que todas teníamos una unidad productiva independiente en nuestro barrio: producíamos frituras, panadería, dulcería, entre otras cosas. A la fecha quedamos 12 socias. Es que en estas empresas, para algunas, es muy difícil entender que las ganancias pueden demorar y que el trabajo no deja de ser duro”.
Sin embargo, Martha Elena resalta el aprendizaje que toda esta experiencia ha significado: pasar de tener una pequeña venta en su barrio a un negocio en movimiento, lo que consolidó su independencia económica y le permitió trabajar por su comunidad.
Esta opinión también la comparte por Amparo Sánchez Franco, representante legal del Fogón de Mamá Sara. Para ella, además de la dura competencia que existe para su restaurante, ubicado en la comuna 10 -en el centro de la capital de Antioquia-, la espera para recoger frutos ha significado un reto para su emprendimiento.
Sin embargo, su tesón y las ganas de aprender de su negocio la han mantenido en esta carrera que, a veces, se ha tornado cuesta arriba, una carrera que comenzó en marzo de 2010 y que le ha cambiado la vida a ella y a otras cinco mujeres de Medellín.
“Cuando inicié no tenía ni idea de cómo se hacía este oficio, a pesar de que contaba con mi unidad productiva en el barrio desde hacía tiempo. Pero gracias a mi emprendimiento ahora conozco de normas, de estrategias comerciales y de empresarismo, además de que el negocio me ha permitido conocer gente muy valiosa”.
Es de esta forma como la independencia económica, la autonomía, el enfoque de género y la responsabilidad con su comunidad son conceptos que estas mujeres han aprendido y desarrollado en sus emprendimientos sociales, iniciativas que la Universidad EAFIT ha apoyado desde hace seis años.
Una apuesta de largo aliento
“La iniciativa de empresas sociales es un proyecto de la Universidad que, en el momento, tiene 13 empresas funcionando en Medellín, y una más en Caucasia –municipio del Bajo Cauca antioqueño-", explica Mario Enrique Vargas Sáenz, director de EAFIT Social.
Emprendimientos sociales
Mario Vargas Sáenz, director de EAFIT Social, detalla el proceso para la postulación ante la Universidad de iniciativas de empredimiento social con el objetivo de recibir asesoría:
“El acercamiento se puede dar a través de dos vías: los emprendedores se pueden poner en contacto con nosotros y si la idea supera un proceso de caracterización podemos comenzar a encausar el proyecto”.
La segunda vía se da con las convocatorias abiertas que publica EAFIT, ya que el proyecto de apoyo a empresas sociales constantemente está buscando patrocinio de entidades estatales y de organizaciones multilaterales y no gubernamentales.
“De esta forma, los emprendedores interesados se pueden postular a concursos abiertos y recibir asesoría y acompañamiento”, asevera el directivo.
EAFIT Social, junto con la Escuela de Administración, es el brazo eafitense encargado de capacitar, asesorar y direccionar a estos emprendimientos sociales, instituciones sin ánimo de lucro creadas en las mismas comunidades que atienden necesidades específicas de sus poblaciones vulnerables en temas de niñez y alimentación, entre otras.
De esta forma, la producción de alimentos, el turismo rural y la atención a la primera infancia son las líneas de actividades en las que se mueven las empresas asesoradas por EAFIT. En Medellín, comunas como la 6, la 9, la 10 y la 13, así como el corregimiento de Santa Elena, se han visto beneficiadas de manera directa por este proyecto.
El proceso para la Universidad comenzó en 2009 y en este recorrido la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia, así como algunas fundaciones, han sido parte activa de este proceso que ha logrado identificar buenas ideas para asesorarlas y potenciarlas.
Además, como explica el director de EAFIT Social, el contacto de la Universidad con estas empresas ha sido permanente, lo que ha permitido generar una sinergia constante.
“El nivel de madurez que tiene en este momento el proyecto ha permitido que las 14 empresas sociales conformen la corporación Cornaun para, de esta forma, consolidar un portafolio más amplio y fuerte a través de la economía a escala. Allí también pueden combinar los servicios que cada empresa ofrece por separado”.
Así, los servicios que antes se ofrecían, por ejemplo, para atender con refrigerios a una población de 75 niños, ahora pueden ser ofrecidos para atender eventos con 500 personas.
El paso a seguir
Como señala el director de EAFIT Social, las empresas sociales son el resultado de la cohesión entre los miembros de las comunidades antioqueñas en la búsqueda de alcanzar tres objetivos: autonomía y enfoque de género, generación de ingresos y responsabilidad con sus sociedades.
Y en esta filosofía de cohesión y sinergia, desde 2014 el proyecto alcanzó un nuevo escalón de madurez con la creación de sociedades de segundo nivel.
“Se trata de hombres y mujeres profesionales, quienes asociados puedan ayudar a las 14 empresas sociales que tenemos en funcionamiento con sus conocimientos en temas legales, económicos o de gerencia”, asegura el directivo.
El objetivo es integrar una cadena de valor, en la que los emprendimientos sociales puedan obtener la aseoría especializada que necesitan de manera permanente, y que en la actualidad no se encuentra en el mercado.
Esto garantizará mejores características para el sostenimiento de estos emprendimientos sociales que, sin duda, transforman territorios al aportarles competitividad a hombres y mujeres con economías en crecimiento.