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El Eafitense / Edición 110 Textos académicos: de la oralidad del conocimiento a la escritura - El Eafitense

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Textos académicos: de la oralidad del conocimiento a la escritura

Las universidades desean que sus libros académicos sean adquiridos para cumplir con una de sus misiones en la sociedad: generar y transmitir el conocimiento. En la actualidad las editoriales universitarias hacen esfuerzos conjuntos para darle visibilidad al saber que se gesta y nace en los recintos de aprendizaje.​

Fotos: Róbinson Henao​
​Liliana Torres Martínez
Colaboradora

La experiencia de ingresar a los lugares donde las editoriales universitarias tienen publicados sus títulos en formato físico puede ser una aventura tan placentera o compleja como la expectativa y la percepción que el buscador de libros se lo permita. En las estanterías reposan cientos de libros con títulos diversos, enfocados en las áreas de conocimiento que las editoriales universitarias han decidido publicar. 

Ya con el solo hecho de tomarse el tiempo en el ritmo acelerado de vida, ojear y oler los libros, observar el título de la carátula y leerse un prólogo para adquirir ese texto escrito por un docente de una universidad resulta ser una experiencia satisfactoria para aquellos que trabajan, tras bambalinas, cuidando cada detalle para que ese producto vea la luz ante un lector. Sin embargo, y aunque resulta ser una labor colosal, los libros y publicaciones digitales académicas también tienen sus críticas. Pablo Arango, profesor de filosofía de la Universidad de Caldas, publicó en la revista El Malpensante, en su edición número 97, un análisis sobre la cantidad y calidad de textos universitarios sin lectores. Allí argumentaba que “los autores no escriben para ser leídos, sino para engrosar su currículo y aumentar su sueldo”.​

Así, ¿cuál es la importancia del libro universitario y del libro académico? ¡Es toda! “Cuando se mira un fondo editorial de una universidad estás mirando como arqueólogo cómo ha crecido el conocimiento en esa universidad. Este Fondo (el de EAFIT) va a cumplir 20 años en 2017, de manera que en esos 20 años los libros nos mostrarán cómo hemos evolucionado”, afirma Claudia Ivonne Giraldo.​

Frente a esta opinión, Claudia Ivonne Giraldo Gómez, jefa encargada del Fondo Editorial Universidad EAFIT, afirma que “en cierta medida había algo de verdad en relación con los textos académicos en general, pues hace unos años Colciencias daba puntaje por los libros publicados y se llegó a una degeneración de esa actividad académica, en el sentido en que muchos profesores publicaban cualquier cosa”. 

Desde su experiencia, Claudia Ivonne recuerda que llegó a ver cómo a algunos docentes les daban puntos por libros de poemas no muy elaborados, pero también fue testigo de una producción intelectual fascinante de libros académicos donde los profesores e investigadores cuidaban con esmero el estado del arte porque su reputación estaba en juego. 

“Eso imperó en el país hasta cierta época, no recuerdo bien la fecha (más o menos fue hasta 2005). Pero nada menos cierto, no es inútil ni vano que se publiquen textos académicos, es un trabajo muy meritorio (…) muchas investigaciones se dan a conocer, crecen y sirven de material de trabajo a otros investigadores y otros estudiantes”. 

Y agrega: “Cuando cambia todo este proceso a los papers o documentos que se publican en revistas digitales indexadas, los profesores y los docentes prefieren publicar esos documentos allí porque, obviamente, eso da mayor puntaje y a un profesor le interesa eso. Eso no está mal que le interese y ese es su trabajo. Es una manera de verse ante una comunidad”, comenta Claudia Ivonne. 

El panorama ha cambiado desde entonces. Colciencias, que marca la pauta de publicaciones científicas en Colombia, actualizó en 2015 su Modelo de medición de grupos de investigación en su plataforma de información ScienTI. En el aparte donde se habla de la Estrategia de validación de libros resultado de investigación y capítulos de libros de investigación son exigentes y definen unos parámetros rigurosos para que las universidades se guíen y establezcan procesos para la publicación de dicho producto académico. Como está consignado en el Modelo de medición de grupos de investigación, para renovar y definir este aspecto con más claridad, Colciencias contó con la participación de asesores de las mismas universidades para que el proceso fuese más participativo y generara aportes valiosos. 

Motivar para escribir y publicar 

Entre las fuentes consultadas hay una coincidencia, y es que el papel de las editoriales universitarias es protagónico para ofrecer a la sociedad textos de alta calidad. Tanto los voceros de fondos editoriales de larga trayectoria como los que apenas están consolidándose indican que la situación del libro universitario ha cambiado desde la conciencia de quienes lideran este proceso. Describen, en resumen, que los aspectos clave para generar libros de valor intelectual están en sus procesos internos: desde la motivación para publicar títulos, la casuística con la que se reciben las obras, el proceso de evaluación por pares y la mirada experta de los editores, hasta la elaboración de una carátula y unas páginas internas que conquisten el ojo del lector.​

Dejar todo en los journals es silenciar otras posibilidades que tendrían un costo en tiempo que no convendría para ningún académico: Juan Felipe Córdoba.​

​ La mirada del profesor Mauricio Vélez Upegui, de la Escuela de Humanidades de EAFIT, complementa el tema desde otro punto de vista. Él afirma que no hay que desistir de la publicación de textos académicos porque este tipo de críticas, que ayudan a ver más allá la situación del libro universitario, hacen parte de la evolución de la escritura académica: “Alguien podría decir ‘¡es que el país está enloquecido cumpliendo indicadores de producción y entonces cualquier cosa se publica!’, pero yo no siento que en un país de tal pobreza intelectual, de tal pobreza de lectura, de tantas pobrezas… este ejercicio haya que pararlo. Siempre habrá otro que sepa juzgar si ese producto que lanzas al mundo tiene o no valor”.

Y sigue: “La academia colombiana no tiene aún mucha tradición en eso, entonces en lugar de torpedear estas iniciativas yo creo que lo que hay que hacer es impulsarlas razonablemente. Yo no digo impulsarlas de una manera loca (…) Uno no sabe, finalmente, en ese destino de la publicación quién va a encontrar algo que le depone una pregunta, o lo motive a entrar a un tema en el que nunca se había metido, o le resulte familiar y se dio cuenta de que no está solo trabajando una problemática o una temática determinada”. 

El profesor Vélez también destaca que lo importante es que el acto sea honesto, que sea producto de una reflexión y que cuando se haga haya un cuidado en la escritura: “Que se note que haya indicios de artesanado de oficio, de suerte que haya una especie de unidad entre la forma y el contenido”. 

Jorge Franco Giraldo, de la Editorial Universidad de Antioquia, considera que los académicos “al escribir no solamente consolidan o terminan de elaborar mejor su pensamiento porque la escritura es una forma de elaboración de pensamiento, no solo una expresión mecánica. Al escribir, las personas elaboran muchas ideas que no tendrían si no escribieran”.

A su vez, Franco Giraldo asevera que volver objetivo lo que piensan puede ser leído por otros, puede transferirse de la cultura oral propia de la universidad e ir a otros públicos en el medio papel o en el medio digital. “Hace que la escritura esté tanto en el corazón de la producción de conocimiento universitario como en el centro de lo que puede ser la divulgación del pensamiento y del conocimiento para los públicos a los que se debe la universidad”. 

Motivar a un docente para que vuelva tangible su experiencia y conocimiento en un libro es uno de los esfuerzos que las editoriales universitarias realizan para cumplir con la misión de producir y transmitir el conocimiento. “Cada vez que alguna persona en esta uni versidad se propone a hacer su libro está dejando la huella de su actividad en la vida. Yo les insisto mucho a los docentes de EAFIT en que publicar un libro no es por ganar puntos. Un profesor sin libro es como si no hubiera pasado por este mundo. Bueno, dejó la huella en sus alumnos, eso está muy bien, esa es nuestra misión como profesores, pero uno tiene que publicar”, indica Claudia Ivonne. 

Así, ¿cuál es la importancia del libro universitario y del libro académico? ¡Es toda! “Cuando se mira un fondo editorial de una universidad estás mirando como arqueólogo cómo ha crecido el conocimiento en esa universidad. Este Fondo (el de EAFIT) va a cumplir 20 años en 2017, de manera que en esos 20 años los libros nos mostrarán cómo hemos evolucionado”, afirma la representante del Fondo Editorial Universidad EAFIT. 

La unión hace la fuerza​

Para darle visibilidad a la producción de las editoriales universitarias, en 2015 se gestó la idea de hacer el primer Salón Iberoamericano del Libro Universitario en desarrollo de la Fiesta del Libro y la Cultura. De esta iniciativa,que fue liderada por el Comité Bicentenario constituido por 10 universidades antioqueñas, participaron 80 fondos universitarios académicos tanto de Colombia como de España, México, Costa Rica, Puerto Rico, Panamá, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil. 

El salón, que fue visitado por cientos de personas, exhibió 3.600 títulos, con cifras satisfactorias de ventas que no son más que el resultado de que hay gusto y esperanza porque el libro universitario se consolide y llegue a más personas. 

Existe también la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia (Aseuc) que, además de reunir fondos editoriales, participa y muestra el esfuerzo que se realiza en el país por gestar proyectos editoriales de calidad. 

En cuanto a la importancia de publicar de manera digital y física, Juan Felipe Córdoba, presidente de esta asociación, afirma:  “Lo primero que hay que entender es que los journals son una posibilidad de publicación, es una forma de hacer visible una parte del conocimiento, pero no es la única, hay otras opciones. Dejar todo en los journals es silenciar otras posibilidades que tendrían un costo en tiempo que no convendría para ningún académico. Los libros también facilitan divulgar el saber y llegar a otro tipo depoblación. Entonces la invitación es a que un académico de una universidad no solamente colombiana, sino de cualquier parte del mundo, entienda que para divulgar ciencia hay diferentes canales y los debe usar”.

En 2015 esta entidad, con el fin de proyectar lo que se está realizando en Colombia desde la producción académica, hizo presencia en la Convención Internacional de Editoriales Universitarias en la Feria Internacional del libro celebrada en Frankfurt (Alemania).
El presidente de la entidad expuso en esta reunión las acciones que se desarrollan en Colombia, con las 60 editoriales universitarias afiliadas, para que se reconozcan y valoren todos los productos propios del quehacer académico.​​

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Última modificación: 27/02/2017 12:11