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El Eafitense / Edición 111 Innovación e incertidumbre dos nobeles de Economía y su visión del mundo

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Innovación e incertidumbre: dos nobeles de Economía y su visión del mundo

​​​​​La coyuntura económica global, cuyo nivel de incertidumbre aumentó por cuenta del Brexit, la creciente ola migratoria desde Oriente Medio y las elecciones en los Estados Unidos son temas que analizan dos ganadores del premio Nobel de Economía: Finn Kydland y Edmund Phelps, quienes estuvieron recientemente en EAFIT como ponentes del encuentro Lacea Lames 2016.


​Foto: Róbinson Henao​​​

​Daniel Rojas Arboleda
Colaborador

Conocer los hilos que unen y dinamizan los ciclos económicos de los mercados y seguir muy de cerca el comportamiento del sector financiero ha permitido al noruego Finn Erling Kydland hacerse a un nombre como académico en el mundo entero.

Nacido en 1943, en medio de la ocupación alemana y entre los últimos fogonazos de la guerra, su camino por las aulas se alarga desde el día en que llevó la contabilidad de la granja de un amigo hasta el momento en que la Real Academia de las Ciencias de Suecia le otorgó el premio Nobel de Economía en 2004, por sus aportes a la macroeconomía dinámica.

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​“De los Estados Unidos aprendimos que la inmigración tiende a hacer más próspera a una nación de manera integral y en el largo plazo, especialmente al tener en cuenta factores demográficos como que la fuerza de trabajo en ese país es cada vez más vieja y difícil de sostener con el presupuesto gubernamental”: Finn Kydland.​

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Hijo de una nación que resistió con fuerza la invasión durante un lustro, y de una sociedad que comprendió muy pronto el valor del ahorro y la estabilidad financiera para las futuras generaciones, este académico ha seguido de cerca el comportamiento del sector bancario en diversos países para encontrar siempre debilidades y fortalezas en relación con el de su propia nación.

“En mi país, el contraste entre partidos de izquierda y derecha es muy pequeño. Hemos tenido períodos de cuatro años cuando el Partido Laborista Noruego está en el poder y también cuando el gobierno es de centroderecha, y apenas hemos notado la diferencia. Eso indica que los noruegos parecen estar todos de acuerdo en lo que deben hacer respecto a asuntos sociales. Creo que, de Noruega, y tal vez del resto de países de la península escandinava, se puede aprender mucho si se observa la manera en la que funcionan sus gobiernos”.

Como ejemplo habla del fondo petrolero estatal —renombrado recientemente como Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega— en el que todos ahorran para las futuras generaciones, y cuya regla de oro es que el gasto no debe superar el cuatro por ciento anual. Y esa, según él, es una norma que nunca se ha roto, a pesar de la presión política de algunos sectores por ampliar dicho porcentaje.

Si se le pregunta sobre las nuevas víctimas de la guerra, las que huyen de los conflictos de Oriente Medio y buscan cobijo en Europa, afirma que la inmigración puede ser buena desde el punto de vista demográfico y económico, y no debería generar tanta resistencia.

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“De los Estados Unidos aprendimos que la inmigración tiende a hacer más próspera a una nación de manera integral y en el largo plazo, especialmente al tener en cuenta factores demográficos como que la fuerza de trabajo en ese país es cada vez más vieja y difícil de sostener con el presupuesto gubernamental, pues la demanda sobre el mismo aumenta —señala, y agrega—: Sin embargo, algunos estudios han demostrado el éxito de este proceso si el país selecciona a quienes admite. Canadá es un modelo en este punto, al recibir grupos de inmigrantes con miras a mejorar el país”.

No obstante, el analista reconoce la opinión de muchas personas a quienes no gusta la idea de seleccionar y admitir a ciertos grupos humanos sobre otros, y advierte sobre la dificultad de tomar decisiones políticas en dicho frente.


Por buen camino

Para Finn Kydland, quien estuvo recientemente en EAFIT encabezando la lista de expertos en economía y econometría que presentaron sus tesis e investigaciones en la reunión anual de la Asociación de Economía de América Latina y el Caribe (Lacea) y el Encuentro Latinoamericano de la Sociedad de Econometría (Lames), los recientes comicios electorales en los Estados Unidos afectaron notablemente los mercados financieros mundiales, debi do a que el presidente electo, Donald Trump, ha enviado señales negativas respecto al intercambio comercial entre naciones.

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​Yo me encontraba en Reino Unido cuando el debate sobre el Brexit estaba en su punto álgido —recuerda Phelps—. Creo que hay motivaciones muy complejas detrás del mismo. Algunos creen que es la única manera de prevenir una ola de inmigración que agobiará a las comunidades y a la economía.​

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“Poner barreras al comercio internacional es tener una visión muy corta, y es también ponerle freno a la prosperidad a largo plazo —aclara—. Supongo que las señales han sido preocupantes para los europeos, por ejemplo, pero también lo es, en general, la cantidad de incertidumbre generada por la elección de Trump. La incertidumbre es dañina por sí misma e impide promover decisiones económicas privadas. Supongo que la caída en los mercados del mundo se debió a la poca claridad sobre lo que ocurrirá a la política económica en los próximos cuatro años o más”.

Frente a este panorama económico, considera que Colombia, y en especial Medellín, tiene puestos los ojos en el objetivo adecuado, al fortalecer factores clave para el crecimiento económico, como lo son la innovación y el emprendimiento. Sin embargo, llama la atención sobre la forma en la que se está llevando a cabo el proceso.

“Trabajar en esos frentes es esencial. Es exactamente a lo que una nación debe apuntar, pero es importante hacerlo mediante la promoción de iniciativas privadas —explica el analista—. No creo que los gobiernos sepan siempre cuáles son los proyectos más útiles. Por supuesto, las iniciativas relacionadas con infraestructura y otros temas fundamentales para el crecimiento económico pueden ser beneficiosas para las compañías, y es importante que el Gobierno las asuma, pero no al punto de decidir las actividades innovadoras claves a fortalecer en determinado momento”.

No obstante, el reenfoque en los esfuerzos de la capital paisa se da, en su opinión, en un momento crucial para la economía colombiana, teniendo en cuenta el frenazo del mercado chino y el hecho de que este ya no depende tanto de las materias primas de los países de América Latina. Un escenario en el  que Kydland considera poco probable que el gigante asiático asuma una posición de mercado dominante en el ámbito.

“La única razón por la que China se ha estado proyectando para superar a los Estados Unidos en términos de actividad económica es porque tienen mucha gente —resalta el economista—. Si miramos su ingreso per cápita, es la tercera parte del estadounidense, así que sigue siendo muy bajo para toda una población. China podría hacerlo mejor. He analizado su sistema financiero, que es un desastre: la mayor parte de su sector bancario favorece a las compañías estatales y, como consecuencia, no necesita ser tan productivo como lo sería en un escenario de competencia”.

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​Al igual que Kydland, el estadounidense Edmund Strother Phelps, ganador del premio Nobel de Economía 2006, no cree que el mundo debe dejarse llevar por el fenómeno chino, un país que, en su concepto, no aporta más del 20 por ciento del producto interno bruto mundial.​

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Desde su punto de vista, al contrario que en Colombia y otras economías funcionales, los emprendedores dueños de nuevas ideas para iniciar compañías, o de pequeñas y medianas empresas, encuentran más dificultades para acceder a préstamos y financiar sus actividades. Asegura que China pudo haber crecido sustancialmente más rápido con la misma cantidad de recursos usados hasta ahora y que, a menos que se abra a más competencia en el sector financiero, llegará a un punto en el que no podrá crecer a la velocidad de las últimas dos décadas.

Emprendimiento e innovación

Al igual que Kydland, el estadounidense Edmund Strother Phelps, ganador del premio Nobel de Economía 2006, no cree que el mundo debe dejarse llevar por el fenómeno chino, un país que, en su concepto, no aporta más del 20 por ciento del producto interno bruto mundial. El analista, cuyos intereses académicos giran alrededor de la macroeconomía, manifiesta que existe una tendencia a confundir a China con Asia, un continente cuyo PIB dobla al del alguna vez denominado dragón dormido.​

En su concepto, no solo China sino el mundo entero pasa por un momento interesante del que las recientes elecciones en los Estados Unidos y la salida del Reino Unido de la Unión Europea son síntomas que deben tenerse muy en cuenta.

“Yo me encontraba en Reino Unido cuando el debate sobre el Brexit estaba en su punto álgido —recuerda Phelps—. Creo que hay motivaciones muy complejas detrás del mismo. Algunos creen que es la única manera de prevenir una ola de inmigración que agobiará a las comunidades y a la economía. Otros piensan que Europa se está autodestruyendo y el Reino Unido debe salir pronto de esa estructura. Un tercer grupo piensa que Europa ​es muy burocrática, restrictiva e intervencionista para una economía que exige revivir la innovación y el emprendimiento".

Como estudioso del libre mercado, cuya visión ha plasmado en libros como Mash Flourishing: How Grassroots Innovation Created Jobs, Challenge, and Change, sigue con interés la manera en la que muchos ingleses proponen el libre intercambio comercial como una manera de reactivar el mercado: sin acuerdos con países específicos o, por el contrario, con tratados firmados entre Reino Unido y todos los países del mundo.

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​“Si todo lo que quieren hacer es producir materia prima y ponerla en el mercado, no solo no se enriquecerán, sino que tendrán una vida económica muy aburrida y tediosa. Creo que es grandioso estimular iniciativas que apunten a innovar, crear nuevas cosas y descubrir. ¿Cómo puede alguien estar en contra de eso?”: Edmund Phelps.

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En medio de la transición económica y social inglesa, percibe la ola de inmigración desde Oriente Medio como una oportunidad de usar una fuerza de trabajo creciente para dinamizar las economías europeas, sobre todo en puestos de trabajo que no suelen ser ocupados por ciudadanos de los países del Viejo Continente.

"Existen beneficios clásicos de la inmigración, así como del comercio —explica Phelps—, el problema es que las economías no son entidades clásicas que intercambian y usan recursos para producir bienes de consumo o exportación. Las economías involucran mucho más, pues son lugares en donde las personas se pueden involucrar en exploraciones; resolver problemas, y soñar con cosas nuevas para desarrollar e intentar en los mercados. Pero para tener una economía así debes ser innovador y, por esto, soy cauteloso sobre permitir una gran migración hacia Europa".

Uno de sus mayores argumentos en este sentido es que en tiempos en los que se debería animar a los europeos a asumir riesgos e intentar crear cosas nuevas, una parte significativa de la población no quiere tener nada que ver con esa cultura y pretende dejar dicha tarea en manos de quienes llegan a los países. Por esto, el analista considera que los efectos de la inmigración masiva están siendo sobrevalorados, tanto al referirse a sus ventajas como al hablar de sus inconvenientes.

Por esto, el Nobel de Economía 2006, quien estuvo también en EAFIT durante el reciente encuentro Lacea Lames, considera un acierto el enfoque de Medellín al apostar por el fortalecimiento de la innovación y el emprendimiento.

"Si todo lo que quieren hacer es producir materia prima y ponerla en el mercado, no solo no se enriquecerán, sino que tendrán una vida económica muy aburrida y tediosa. Creo que es grandioso estimular iniciativas que apunten a innovar, crear nuevas cosas y descubrir. ¿Cómo puede alguien estar en contra de eso?".

Comicios y economía

Al hablar del impacto de las elecciones de los Estados Unidos en la economía global, Edmund Phelps, premio Nobel de Economía 2006, afirmó que se trató de "un asunto que sacudió un poco las cosas, porque era poco esperado. 

El ganador, Donald Trump, no tiene realmente un programa coherente, así que no tenemos una idea clara de la dirección que él querrá dar a la economía. Y tampoco sabemos mucho sobre las actitudes de los nuevos ocupantes en el Senado ni en la Cámara de Representantes, pues el presidente no gobierna el país. 

La mayoría de las cosas que hace el mandatario tienen que ser legisladas por el Congreso, y allí solo hay una estrecha mayoría republicana en el Senado, aunque existe gran mayoría en la Cámara de Representantes, así que hay mucha incertidumbre sobre lo que pasará".​

Última modificación: 01/03/2017 14:30