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El Eafitense / Edición 111 Pese a desafíos culturales Colombia avanza en educación virtual

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Pese a desafíos culturales, Colombia avanza en educación virtual

​​​Las cifras muestran que esta tendencia de la educación ha venido creciendo en los últimos años en el país, debido, entre otros aspectos, a la mayor cobertura en los servicios de Internet y a la implementación de nuevas tecnologías. Vale preguntarse si las universidades están preparadas para afrontar estas demandas.​​


​Foto: Róbinson Henao​​​
​Juliana Henao Gutiérrez
Colaboradora

Cerca de 65.000 alumnos se educaban virtualmente en Colombia en 2015, casi seis veces más que en 2010, cuando 12.000 alumnos adelantaban sus
estudios bajo esta modalidad. Las cifras, registradas por el Ministerio de Educación Nacional (MEN), dan cuenta del crecimiento que ha venido experimentando la educación virtual en el país.

Atrás parecen haber quedado esos días en los que la distancia y el tiempo se convertían en un obstáculo inminente para poder acceder a la educación de calidad. La implementación de nuevas y mejores tecnologías, acompañadas de una mayor cobertura en el servicio de Internet, han posibilitado que la formación digital se convierta en una tendencia cada vez más relevante.

Pese a los avances en la materia, cabe preguntarse si las universidades en Colombia están preparadas para suplir la creciente demanda de este tipo de educación. Para Gustavo Adolfo Villegas López, coordinador de EAFIT Virtual, “no solo las universidades colombianas se están preparando continuamente para suplir esta necesidad, sino que también se evidencia el compromiso de los  ministerios de Educación, y de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) a través de la implementación de la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje”.​

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​El mayor reto que enfrenta tiene que ver con derribar la barrera de muchas personas, quienes piensan que este tipo de formación carece de calidad.​

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Esto, asegura el investigador, ha permitido ampliar el acceso a la educación superior, incursionando en territorios a los que era impensable llegar, como es el caso de Meta, Guaviare, Caquetá, Magdalena, Córdoba, Sucre, Bolívar, Risaralda y Huila, entre otros.

¿Pero por qué cada vez más las personas le apuestan a la educación virtual? Según una encuesta realizada en 2014 (en Cifras reveladoras de la educación superior), los estudiantes de educación superior en Colombia buscan una mayor flexibilidad en sus horarios y un creciente uso de las tecnologías disponibles. Más del 50 por ciento de los encuestados aseguró preferir la participación en programas no presenciales.

Esta tendencia de cambio se ha marcado, especialmente, en los últimos cinco años, pues antes, dice Gustavo Adolfo Villegas, eran pocos los que pensaban que esta modalidad era viable, a diferencia del mundo actual, donde es muy demandada por personas de todas las edades, estratos socioeconómicos y ámbitos profesionales.

Marcela Embus Mesa, coordinadora del Programa Virtual Innovación para todos, liderado por Ruta N, opina que la educación virtual está creciendo de una forma acelerada en las instituciones de educación superior en Colombia, lo que exige poner en funcionamiento componentes de alta complejidad como pedagogía, tecnología, recursos de aprendizaje, sistemas de evaluación, procesos de certificación, y habilitación de competencias estudiantiles y docentes.

Los desafíos de la educación virtual

El auge que ha tomado la educación virtual durante los últimos años plantea múltiples desafíos relacionados con temas didácticos, pedagógicos, tecnológicos y organizacionales. Sin embargo, el mayor reto que enfrenta tiene que ver con derribar la barrera de muchas personas, quienes piensan que este tipo de formación carece de calidad.

Así lo asegura Patricia Martínez Barrios, exviceministra de Educación Superior, en el estudio La educación superior a distancia y virtual en Colombia: nuevas realidades (2013): “La educación virtual no es ´otra´ educación y, mucho menos, una educación  pobre, de menor calidad, intensidad o contenidos que la presencial. Ese es un prejuicio que erróneamente se ha creado”, puntualiza.

En este sentido, Patricia Martínez sostiene que para que el auge de la formación virtual continúe expandiéndose es fundamental superar la falsa creencia de que se trata de una educación pobre para personas de bajos recursos, por el hecho de ser promocionada como una alternativa viable para personas con poco tiempo, que tienen restricciones de movilidad o de recursos económicos.

Para desmitificar este paradigma, enfatiza la exviceministra de Educación Superior, “se requiere trabajar con directivos, tutores, pensadores, desarrolladores, diseñadores y pedagogos virtuales, todos comprometidos, entre otros aspectos, con garantizar que las condiciones de operación de los programas a distancia y virtuales, más allá de las tecnologías y plataformas que se usen, cuenten con las condiciones básicas de calidad”.

Otro de los retos importantes que enfrenta la educación virtual, según Adriana María Vega, coordinadora académica de la maestría en Comunicación Digital y de la especialización en Comunicación y Periodismo Digital de la Universidad Pontifica Bolivariana, de Medellín, está relacionado con derribar la creencia de que con la formación digital se pierden importantes espacios de socialización que contribuyen al desarrollo de los individuos: “Es importante tener muy presente que la buena educación virtual sí te permite socializar, pero de una manera distinta, pues al armar una comunidad virtual de aprendizaje estás compartiendo, socializando con el otro, elaborando un trabajo colaborativo e impartiendo respeto hacia los demás”, asegura.

Además, de acuerdo con la académica, a través de este tipo de formación, se desarrollan muchas competencias en el ámbito interpretativo y argumentativo que se ven potenciadas, por ejemplo, por espacios virtuales como los foros deliberativos. Así, los estudiantes virtuales se convierten en alumnos que desarrollan la capacidad de sustentar ideas, de interpretar lo que leen, de argumentar y de discutir con respeto y tolerancia.​

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En Colombia, la mayor parte de las personas asociadas a la educación virtual tienen más de 25 años, lo que invita a reflexionar respecto a si se trata de una opción apta, especialmente, para los adultos.​

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Por su parte, la coordinadora de Innovación para todos, Marcela Embus, considera que a pesar de sus múltiples beneficios, la educación virtual aún cuenta con algunas barreras, como las altas tasas de deserción o bajos niveles de terminación con éxito por parte de los usuarios, el desconocimiento en el uso de las tecnologías de la información y el acceso limitado a Internet: “En la medida en que se reduzcan estos retos que enfrentan  las diferentes instituciones de educación, se logrará que cada vez más los estudiantes opten por la alternativa de la educación digital”, afirma.​

Educación virtual, ¿un tema de adultos?

En Colombia, la mayor parte de las personas asociadas a la educación virtual tienen más de 25 años, lo que invita a reflexionar respecto a si se trata de una opción apta, especialmente, para los adultos.

Adriana María Vega opina que cuando las personas son muy jóvenes necesitan espacios de socialización presencial. Sin embargo, cuando superan los 25 años y están estudiando un posgrado, por ejemplo, ya no se estudia buscando este tipo de espacios: “En ciertas edades de la vida, como cuando se cursa un pregrado, se requiere mucho más del contacto físico y de la socialización en un salón de clases. En cambio, las personas de posgrado tienen poco tiempo para estudiar, no tienen posibilidades de perder tiempo en desplazamientos y ya cuentan con espacios de socialización presencial en su trabajo, por lo que estos no se convierten en una prioridad al momento de estudiar”, explica la docente.

En este sentido, dice la coordinadora, vale considerar que el alumno digital debe ser una persona con una gran autonomía y organización, aptitudes que están mucho más desarrolladas cuando se alcanza cierto grado de madurez.

El futuro de las universidades

Para muchos, la gran relevancia que ha venido tomando la educación virtual en Colombia supone posibles cambios respecto a la estructura y dinámicas con las que operan los campus académicos.

Un proyecto de investigación, liderado por la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), muestra una panorámica de cómo será la educación superior más allá de 2020 y los retos que enfrentarán las universidades en el mundo. Dentro de las principales características distintivas están:

Aprendizaje ubicuo: 

se imponen nuevas formas de aprendizaje deslocalizadas que tienen lugar desde diferentes espacios como las redes sociales, los blogs o las aplicaciones.

El fin de la exclusividad de la universidad: 

universidades, administraciones y empresas deberán desarrollar un sistema compartido de evaluación y acreditación de competencias profesionales.

Formación a la medida sin calendarios y con tutores 24 horas al día: 

formaciones específicas que resuelvan necesidades concretas y de forma inmediata. Se necesitará flexibilidad y agilidad para una oferta que no esté sujeta a calendarios, y que cuente con tutores durante las 24 horas al día.

Internacionalización y especialización:

producto de una creciente internacionalización de la educación, serán necesarios convenios con instituciones locales y del extranjero que ofrezcan titulaciones conjuntas e intercambios.

Más allá de las asignaturas: 

la universidad tendrá que ofrecer un nuevo abanico de servicios como las microacreditaciones y la evaluación en línea (e-assessment), y la formación a lo largo de la vida (personalizada, discontinua y a diferentes ritmos).

Modelos menos rígidos: 

la rigidez de las plataformas educativas actuales será sustituida por aplicaciones LMX (Learning Method Experience), en las que se implementarán metodologías de aprendizaje y se adaptará la experiencia de uso a los requisitos de cada institución.

Algunas de estas características ya son una realidad en la actualidad e influyen al tomar una decisión sobre cómo y en dónde estudiar. No es un secreto, entonces, que cada vez se hace más evidente el cambio de mentalidad en las personas respecto a la modalidad virtual como alternativa para formarse.

Pese al cambio de chip, el reto que tiene el país para posicionar la educación virtual sigue estando relacionado con la necesidad de superar una barrera cultural, para lo que se requiere que los sectores académicos se convenzan de los beneficios que trae consigo la formación digital y que las instituciones se enfoquen en asumir juiciosamente funciones como el acompañamiento estudiantil, la organización de planes de estudio, la calidad de las asignaturas dictadas, entre otros, que estén a la misma altura o, incluso, a un nivel superior que las de los programas académicos presenciales.​

Cifras de virtualidad

• En Colombia hay 288 universidades públicas y privadas, y solo 50 de estas ofrecen programas ciento por ciento virtuales.

• Latinoamérica cuenta con un millón y medio de estudiantes virtuales, que representa el 8,5 por ciento de estudiantes de toda la matrícula de educación superior en la región.

• Según el Observatorio de Empleabilidad del Ministerio de Educación Nacional, las opciones para encontrar trabajo de las personas con educación virtual se ubican entre el 88 y el 90 por ciento.​


Última modificación: 06/04/2017 18:03