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El Eafitense / Edición 111 La Sala de Aprendizaje Activo toda una experiencia

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La Sala de Aprendizaje Activo toda una experiencia

​​​​En el primer piso del bloque 32, correspondiente a la Biblioteca Luis Echavarría Villegas, se inauguró en septiembre de 2016 este nuevo espacio, de 900 metros cuadrados, conformado por salas abiertas y cerradas para beneficio de todo el estudiantado eafitense. El lugar se pensó en común acuerdo con los alumnos.

Bibiana Andrea Moná Giraldo
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT

Todos los martes por la tarde, entre las 3:00 p.m. y las 5:00 p.m., aparece en el sistema de reservas de espacios, de la Sala Activa de la Biblioteca Luis Echavarría Villegas, el nombre de Manuela Correa Puerta, estudiante de cuarto semestre de Comunicación Social de EAFIT. Ella no falta a su cita de estudio individual o en grupo con sus amigas del pregrado, en la que deciden juntarse para adelantar un trabajo o, bien, dedicarse cada una, en ese mismo espacio, a adelantar lo que  requieren para sus materias.

Ellas son usuarias de las ocho salas de estudio en grupo que hacen parte de este nuevo espacio de la Universidad, que se inauguró en septiembre de 2016 y que fue pensado para el estudio individual o colectivo de alumnos, profesores, investigadores, empleados, egresados y visitantes.

Pero más allá del estudio en grupo o en solitario, este lugar es la materialización de un sueño, de un anhelo de los estudiantes y de los usuarios de la Biblioteca Luis Echavarría Villegas que fueron consultados en las fases previas a la remodelación de esta zona, que se ubica en el ala occidental del primer piso del bloque 32 y que antes estaba ocupada por otras áreas administrativas de la Institución.

“Esta obra responde, no solo a los deseos de quienes visitan frecuentemente la Biblioteca, sino al Plan Educativo Institucional (PDI), que prevé que los estudiantes tengan un tiempo dedicado a su autoeducación”, afirma Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT.

Contiguo al Centro de Artes se encuentra una confortable zona que invita a crear, a debatir, a pensar, a estudiar, a investigar y a compartir conocimiento, pues todo está pensado para que estas actividades sean posibles. Para esto, la Sala de Aprendizaje Activo cuenta con 8 salas de estudio en grupo, 5 cerradas y 3 abiertas; 10 espacios con sofá con capacidad para 30 personas y 3 más donde se pueden ubicar 12 usuarios; 4 mesas rectangulares para grupos de 8 individuos; 8 mesas redondas; 27 sillas para el estudio individual, zona de café y mucho más.

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​La Sala de Aprendizaje Activo cuenta con 8 salas de estudio en grupo, 5 cerradas y 3 abiertas; 10 espacios con sofá con capacidad para 30 personas y 3 más donde se pueden ubicar 12 usuarios.​

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“Son 900 metros cuadrados en los que existe la posibilidad de albergar a cerca de 200 personas, que pueden acceder a este para intercambiar ideas, profundizar en el conocimiento, hacer talleres, abrir debates. Es un lugar para apropiarse de la vida universitaria”, comenta Héctor Abad Faciolince, director de la Biblioteca.

Y su invitación no se hizo esperar, pues, una vez inaugurado este espacio, el primer piso, a mano izquierda, siempre está lleno de visitantes. Según Patricia Ospina Ospina, jefa de esta dependencia, solo entre septiembre y octubre la ocupación fue de 959 reservas para los ocho cubículos de trabajo grupal, sin contar con quienes acudieron a las otras zonas de aprendizaje.

“Este lugar está en armonía con la concepción pedagógica que tenemos hoy en la Universidad y con el concepto que venimos desarrollando de ofrecer una experiencia universitaria, en donde, si bien en el aula se genera conocimiento, es en el campus donde se da el autoaprendizaje y la construcción de saber colectivo a través del trabajo en grupo”, apunta el Rector.​

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Fotos: Róbinson Henao

Muchos referentes, un modelo propio

Cuando se trata de pensar en un nuevo espacio, en la acomodación, en los propósitos para los que está concebido, en el diseño, en las necesidades que este va a suplir y en el acceso al mismo es importante mirar hacia afuera para buscar referentes que sirvan de inspiración. Así lo hizo EAFIT en las etapas iniciales del diseño de este primer piso de la Biblioteca, luego de un proceso de indagación de intereses y necesidades con estudiantes, usuarios y empleados de esta dependencia que conocen a los visitantes.

“Fue ahí cuando comenzamos a revisar, en el ámbito local, nacional e internacional áreas similares en otras instituciones para entender cuál es la tendencia, qué están haciendo  las otras universidades y así adaptar buenas prácticas que aplicaran en EAFIT”, asegura la jefa de la Biblioteca.​

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​Para Claudia Zea Restrepo, directora de Proyecto 50 y docente del Departamento de Ingeniería de Sistemas, esta nueva sala es una oportunidad para transformar las experiencias de aprendizaje de los estudiantes, pues, en sus palabras, allí confluyen tres elementos: la tecnología, la pedagogía, y los ambientes y los espacios de aprendizaje.

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Planteles extranjeros como North Carolina State University, en Estados Unidos; y referentes nacionales como la Universidad del Bosque y la Pontificia Universidad Javeriana, de Bogotá, que justamente adelanta su proyecto de convertir la biblioteca en un centro de recursos para el aprendizaje y la investigación, fueron los espejos iniciales con los que la Institución complementó su propuesta.

Y lo que se encontraron fueron muchas similitudes, en términos de lo que se concebía en EAFIT. Formas diversas, combinación de colores, libros en el sitio, tecnología de vanguardia, mobiliario multifuncional y adecuado para realizar diferentes actividades, conectividad, puntos de café, en fin, todo lo
que garantice el bienestar y la permanencia del usuario en la Biblioteca.

“Hay momentos cuando el usuario quiere estar solo y hay otros cuando debe estar en grupo para debatir, construir y crear, razón por la cual, si bien hay necesidades propias de un lugar como estos, también hay motivaciones e intereses en el día a día. Por ejemplo, para los estudiantes es muy importante la portabilidad de los recursos tecnológicos, la flexibilidad en la acomodación de sillas y mesas, los espacios lúdicos que los puedan ayudar a potenciar la creatividad, entre otros”, señala Patricia Ospina.

Y si de materializar las ideas se trata, para Esteban Gómez Ramírez, gerente de diseño de Perceptual, empresa que se encargó del diseño de este primer piso del bloque 32, una parte fundamental del proceso fue la selección de colores, materiales, iluminación y acabados de los diferentes espacios que hoy son una realidad.

“Tratamos de generar una atmósfera y una experiencia que facilitara las diferentes situaciones de uso que queríamos promover en las distintas zonas, por ejemplo, si hablábamos de trabajo individual y de tener mayor concentración, teníamos que garantizar cierto aislamiento acústico, y proveer colores e iluminación tranquila que facilitara esta situación; y si se trata de un lugar de interacción, la oportunidad era para ofrecer colores más vivos, que generaran euforia, ganas de aprendizaje y que motivaran la interacción entre las personas”, explica el arquitecto.

Conocimiento autónomo

El templo del saber, como le llaman muchos, o el corazón de la Universidad, como lo conocen los eafitenses, es el lugar propicio para el descubrimiento, el encuentro, el acercamiento al conocimiento infinito, el aprendizaje autónomo, pero también para la interacción con los demás, el trabajo colaborativo y la generación de nuevas ideas.

La Biblioteca es un lugar que en la Universidad ha crecido de manera exponencial, pues en sus estadísticas cuenta con más de 500.000 usuarios al año, con cerca de 3500 de ellos en cursos de formación. Y esto gracias, no solo a la diversidad de recursos académicos, investigativos y de repositorio documental y patrimonial que están a disposición de la comunidad y los visitantes, sino a que, con la creación de la Sala de Aprendizaje Activo, existen mayores posibilidades de contemplación de la lectura y análisis de diversos temas, en un ambiente cómodo y propicio para estas actividades.

Para Claudia Zea Restrepo, directora de Proyecto 50 y docente del Departamento de Ingeniería de Sistemas, esta nueva sala es una oportunidad para transformar las experiencias de aprendizaje de los estudiantes, pues, en sus palabras, allí confluyen tres elementos: la tecnología, la pedagogía, y los ambientes y los espacios de aprendizaje.

Y no se equivoca, pues así lo soñaron los directivos de EAFIT, lo pensaron quienes habitan y prestan servicios al público en este lugar y lo solicitaron los alumnos en las Asambleas de Carrera, como Simón Pérez Londoño, estudiante de Ciencias Políticas y representante estudiantil ante el Consejo
Académico de la Universidad.

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​Es así como este nuevo territorio, recolonizado por sus antiguos ‘dueños’, llena de color el corazón del campus y concentra los más altos propósitos de la Universidad de inspirar, crear y transformar.​

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​Él siente una sensación de gratitud, que comparte con sus compañeros, al ser tenidos en cuenta en la construcción de esta idea, en la que intercambiaron sus sueños con el grupo gestor, los arquitectos del espacio y las directivas de la Universidad. “Podíamos opinar sobre el diseño y selección de mobiliarios y de los diferentes lugares que harían parte de esta zona. Hoy, es un orgullo ver este lugar como una realidad”, dice.

Así también lo aprecia Manuela Correa, quien asegura que el hecho de que el lugar se encuentre siempre lleno de personas es un indicativo de que esa era la respuesta que necesitaba el estudiantado y, como ella misma lo dice, este tipo de espacios siguen siendo muy apetecidos.

“Antes, cuando yo estudiaba en los otros niveles de la Biblioteca, era mucho menor la concentración, tenía que releer, y ahora ya tengo silencio total, que me permite estar concentrada y, a la vez, cerca del acervo académico y documental de la Institución. Es un lugar muy innovador”, puntualiza.

Y estas vivencias las pudieron apreciar, de hecho, los asistentes a la edición número 51 de la Asamblea del Consejo Latinoamericano de Escuelas de Administración (Cladea), que se realizó en Medellín, entre el 2 y 4 de octubre de 2016, y en la que EAFIT fue anfitriona.

Allí, la Biblioteca Luis Echavarría Villegas fue el epicentro de las actividades de la XIII Reunión de Centros de Información, entre el 3 y el 5 de octubre, titulada La innovación en las bibliotecas y a la que fueron invitados funcionarios de las 230 instituciones miembros de Cladea, y otras bibliotecas del país y de Latinoamérica.

“El objetivo de este encuentro era tener un espacio para intercambiar experiencias en los desafíos y nuevas tendencias de las bibliotecas, y propiciar acciones que transformen sus centros de comunicación”, comenta Patricia Ospina y añade que, en un recorrido que se hizo por la Sala de Aprendizaje Activo, los asistentes quedaron asombrados y complacidos con la iniciativa eafitense.

Este recorrido demostró que EAFIT está alineada con las nuevas tendencias de las bibliotecas, que ahora están repensando su esencia en términos de los servicios que ofrecen, los espacios, los recursos, la tecnología, las habilidades del personal y, por supuesto, entender que se trata del bienestar de la gente, y de un asunto de responsabilidad social y de inclusión.

Es así como este nuevo territorio, recolonizado por sus antiguos ‘dueños’, llena de color el corazón del campus y concentra los más altos propósitos de la Universidad de inspirar, crear y transformar. Y, como lo dice el Rector de EAFIT, allí de lo que se trata es de vivir una experiencia que conecte de la mejor manera con el conocimiento, de que los alumnos sean los propios autores de su aprendizaje y de contar con las condiciones necesarias para dirigir de una manera consciente la enseñanza, de acuerdo con las necesidades y ritmos personales de cada ser humano.​

Última modificación: 02/05/2017 20:21