Omitir los comandos de cinta
Saltar al contenido principal
Inicio de sesión
Universidad EAFIT
Carrera 49 # 7 sur -50 Medellín Antioquia Colombia
Carrera 12 # 96-23, oficina 304 Bogotá Cundinamarca Colombia
(57)(4) 2619500 contacto@eafit.edu.co

El Eafitense / Edición 111 Las soluciones están en el aire

Las soluciones están en el aire

​El aire del Valle de Aburrá está contaminado, muy contaminado. Crisis ambientales por cuenta de esta situación pueden seguirse presentando si las autoridades y los ciudadanos no asumen una actitud distinta frente al transporte. Cada vez más las personas en esta región sufren ​de enfermedades respiratorias que hoy matan más que la misma violencia de años atrás.​


​Foto: Róbinson Henao​​​

Felipe Sosa Vargas
Colaborador

Los ojos enrojecidos por una razón desconocida o una tos que no desapareceobliga a visitar al médico son, cada vez más, situaciones comunes para los habitantes del Valle de Aburrá. Ese tipo de molestias físicas son relacionadas, en su mayoría, con la calidad del aire de este territorio donde, infortunadamente, se vivió ya una crisis por la contaminación de ese elemento vital. Además, como dicen los especialistas del tema, con los hábitos actuales se vivirán no otra sino varias crisis de la calidad del aire, pero, ¿cuáles soluciones se avizoran? ¿Está la ciudad preparada para enfrentar, ​​menguar y ojalá evitar esas crisis?

Para muchos ciudadanos el principal problema social es la violencia, percepción que aumenta por la constante exposición en medios informativos y porque es tema recurrente en conversaciones. Sin embargo, al comparar algunas cifras, ese concepto queda en veremos. Las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses muestran que, en 2015, hubo 495 homicidios en Medellín, lo que equivale a 1,3 cada día.

Por otra parte, con mediciones del mismo año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ubicó a Medellín como la primera ciudad de Colombia y la novena de Latinoamérica con el aire más contaminado. Adicional a esta clasificación, que ninguna ciudad quiere encabezar, se agrega que los centros de salud  de la capital antioqueña reportaron 608.080 casos de enfermedades respiratorias agudas, esto equivale a que diariamente hay 1.665
consultas por esta patología y provocó casi ​3.000 muertes en el año, es decir, unas 8 diarias, 6,7 más que la violencia de cada día.

​​​

​La Organización Mundial de la Salud (OMS) ubicó a Medellín como la primera ciudad de Colombia y la novena de Latinoamérica con el aire más contaminado.​

​​​

Carlos Cadena Gaitán, profesor del Departamento de Ingeniería de Procesos de EAFIT y doctor en Movilidad Sostenible de la Universidad de Maastricht en Holanda, es enfático y directo en decir que “es doloroso, injusto y poco entendible haber padecido en marzo de 2016 la crisis de la calidad del aire”. Agrega que, peor aún, fue que sucediera después de que 40 años atrás ya había referencias y compilación de datos con respecto a ese problema. “Las decisiones y los cambios no son para 2018 o 2020, son para ya, no dan espera. Hace más de 35 años ya se sabía esto y ha habido pocas soluciones”, dice este docente y activista ciudadano con La Ciudad Verde, un movimiento de sinergia ciudadana que promueve urbes y regiones más sostenibles.

Las causas

José Fernando Duque Trujillo, docente de geología estructural, tectónica y petrología del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad, explica que la calidad del aire difiere de un lugar a otro por varios motivos. En el caso de Medellín es el tema topográfico el que más afecta. El Valle de Aburrá es alargado en sentido norte-sur con montañas altas en el occidente y en el oriente. El valle, en la parte más baja, tiene alrededor de 1.500 metros sobre el nivel del mar, y en partes como el corregimiento de Santa Elena, en el oriente, la altitud es hasta de 2.500 metros promedio, y en el occidente tiene alturas hasta de 3.200 metros. La diferencia entre la parte más baja y la más alta en promedio sobrepasa los 1.000 metros. 

“Este es un valle interandino, metido entre la cordillera. Por la noche se enfría porque no hay calor, las masas de aire y de humedad bajan y se estacionan en las partes bajas”, explica el profesor Duque Trujillo y agrega que a eso de las ocho de la mañana sale el Sol, empieza a calentar esas masas de aire y estas ascienden. Al ascender más de 1.000 metros con respecto al valle sobrepasan la barrera topográfica. Los vientos a esa altura pueden dispersar ese material que salió desde el valle y que está compuesto por humedad, nubes cargadas y contaminantes, producto de la combustión de todos los vehículos y de la industria, principalmente.

​​​

​Este PM y los otros contaminantes son inhalados por los humanos, llega a los pulmones y al sistema respiratorio y puede generar enfermedades como el asma, bronquitis, arritmia cardiaca, ataques del corazón e, incluso, muerte prematura. En Colombia se permite hasta 50 microgramos de PM por metro cúbico, la OMS aconseja un promedio de 10 y un extremo de 25, pero Medellín sufrió un día, el 9 de marzo de 2016, de 129.​

​​​
Todo esto junto, y en forma de nubes, es removido por los vientos. Así se limpia el aire cada día, pero, en los últimos años, esto no ha podido suceder de esa manera. La contaminación se ha represado y ha provocado que su calidad sea deficiente.

Dice el profesor Duque que los días anteriores a la contingencia de marzo, en transición a temporada de lluvia, cayó mucha agua en la mañana, el aire no se calentó, los elementos contaminantes no se evaporaron, no ascendieron y no fueron removidos por los vientos más altos. Por el contrario, se quedaron encerrados. “Es como poner una tapa a una olla que contiene un líquido que se está evaporando, ese vapor se va concentrando y,
en este caso, son partículas de material en el aire”. Esto obligó a decisiones gubernamentales para tratar de mitigar sus efectos, entre estas un sábado sin carro, restricción al tránsito de volquetas y de vehículos oficiales, y se aconsejó que no se realizaran actividades físicas al aire libre.

calidad-aire.jpg

ICA

El Índice de Calidad del Aire (ICA) se define como la interpretación de los niveles de las concentraciones registradas en el Valle de Aburrá. Mide los tiempos de exposición y las concentraciones registradas por la Red de Monitoreo del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Así es posible determinar la cantidad de contaminante como monóxido de carbono, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, ozono troposférico y material particulado (PM) de 10 micrómetros y 2.5 micrómetros.

Este PM y los otros contaminantes son inhalados por los humanos, llega a los pulmones y al sistema respiratorio y puede generar enfermedades como el asma, bronquitis, arritmia cardiaca, ataques del corazón e, incluso, muerte prematura. En Colombia se permite hasta 50 microgramos de PM por metro cúbico, la OMS aconseja un promedio de 10 y un extremo de 25, pero Medellín sufrió un día, el 9 de marzo de 2016, de 129.

Estos datos generan más alerta cuando se suman a los dados por el Banco Mundial (BM) en el segundo semestre de 2016: el aire contaminado mató en 2013 (último año de registro) a 2,9 millones de personas en el mundo, y la cifra ascendió a 5,5 millones al sumarle la contaminación de los hogares por el uso de combustibles sólidos, común aún en muchos lugares del mundo.​​

​​​

​“Las empresas contaminan y aportan otra serie de contaminantes, pero el PM fijo proviene de fuentes móviles. Hay buses y volquetas que son verdaderas chimeneas. Un motor que no cumpla con la norma ambiental más estricta no debería transitar”.​

​​​

Propuestas de experto

Enfatiza el profesor Cadena en que el problema con esas fuentes móviles es, más que la generación, la incapacidad para condensar tanta contaminación por las características del Valle de Aburrá. Cadena, después de analizar este problema, propone tres acciones para mitigar el efecto de la contaminación en este territorio:

1. Impactar las fuentes móviles. “Las empresas contaminan y aportan otra serie de contaminantes, pero el PM fijo proviene de fuentes móviles. Hay buses y volquetas que son verdaderas chimeneas. Un motor que no cumpla  con la norma ambiental más estricta no debería transitar”. Dice que en 2007 varias instituciones firmaron el Pacto por la Calidad del Aire, hubo muchos compromisos, pero pocas acciones. Otro se firmó en 2010, pero “hemos aumentado exponencialmente las motos y, de igual manera, los vertimientos”. Esas emisiones nocivas en el Valle de Aburrá provienen
principalmente de fuentes móviles, es decir, de vehículos y motocicletas. Los cálculos oficiales hablan de más de 220 mil carros particulares, cerca
de 200 mil motocicletas, 6 mil buses y 30 mil taxis transitando por el Valle de Aburrá.

2. “Tener el protocolo actualizado y bastante sofisticado para activar en el momento en que se presente una contingencia ambiental”. Explica Cadena que si se vuelve a presentar una crisis casi nadie sabría qué hacer. En 2016 la Subdirección Ambiental del Área Metropolitana del Valle de Aburrá elaboró un protocolo que, confían las institucionepúblicas y privadas, marque el camino para enfrentar crisis como las de marzo de 2016.

3. “No sirve de nada actuar en plena crisis, lo ideal es que no se vuelva a presentar”. Para evitar la crisis se requiere una transformación total del sistema de movilidad, hay muchas otras variables pero la más fuerte es la movilidad. “La ciudad debe cambiar la manera de movilizarse, que haya más transporte colectivo limpio y articulado, un gran énfasis en el transporte no motorizado, más caminatas, bicicletas, patines…”. “Esto es fundamental en cualquier lugar del mundo. Gran base de la movilidad en la ciudad es producto de cómo planeo el espacio”. Una distancia promedio en bicicleta es de 7 u 8 kilómetros; en Medellín, por ser en ladera, el radio es más conservador, de 2,5 kilómetros”. Agrega que se debe aportar a que la gente se transporte de manera limpia y no se vea obligada a usar su propio vehículo, sino un solo tiquete para llegar a cualquier lugar de la ciudad. 

Futuro que preocupa

El Área Metropolitana del Valle de Aburrá es la autoridad en materia ambiental en su jurisdicción. La responsabilidad del protocolo para actuar ante otra emergencia por la calidad del aire ha sido elaborada durante 2016 y sus avances fueron socializados en algunos municipios aburraenses. Eugenio Prieto Soto, director de la entidad, ha reconocido que el material particulado de Medellín sobrepasa tres o cuatro veces el límite permitido por la OMS y está por encima de la norma colombiana. Por esto, la preocupación para conocer cómo actuar ante este problema.

Ese protocolo, que ha contado con la asesoría y apoyo de la Universidad Pontificia Bolivariana, contemplará no solo cómo responder ante una crisis ambiental, sino un nuevo pacto por la calidad del aire, proyectos de construcción sostenible, plan de movilidad empresarial y mejoramiento de la integración del transporte público y de carga, entre otros puntos.

Pero el panorama, a decir de muchos conocedores, es desalentador. El profesor Duque asegura, para desconsuelo de muchos, que comparte que el problema permanecerá: la topografía no va a cambiar, la dinámica climática tampoco y, por eso, cuando llueve todo el día el aire no se calienta ni se limpia, la población crece cada día, hay más carros, motos y más industria que liberan PM. “Vamos a tener contingencias ambientales más seguidas si no tomamos medidas”, sentencia.

Por ahora seguirán los ojos enrojecidos y las toses incómodas. Los expertos esperan que las soluciones, o al menos las mitigaciones, entren en acción, se aporte a la salud del territorio y de las especies vivas que en este habitan.

Decálogo Universitario SOS por el aire

El martes 15 de noviembre de 2016 las universidades de Medellín presentaron a la opinión pública, en la Plazoleta de San Ignacio (centro de la ciudad), el Decálogo Universitario SOS por el aire. Se trata de 10 recomendaciones para mitigar la contaminación en la región. Estos son los puntos planteados.

1. Caminar debe ser la primera opción para movilizarse.
2. Las distancias medianas deben recorrerse en vehículos no motorizados, pues ellos no contaminan.
3. Para distancias largas se debe preferir el transporte público o buscar compartir el vehículo privado, hábitos de uso que hacen la vida más eficiente, saludable y colaborativa.
4. Atender en forma rigurosa el estado técnico-mecánico de los vehículos, ya que el deterioro incrementa la contaminación y decrementa la salud.
5. Contemplar la posibilidad de realizar trabajo en casa, suprimiendo algunos viajes que puedan ser reemplazados por reuniones virtuales o teleconferencias.
6. Planificar los horarios sociales y laborales de tal manera que se evite el tiempo pico de la movilidad en masa.
7. Estimular una cultura de respeto a las normas que ordenan las relaciones propias de una movilidad que incremente el bienestar de la ciudadanía.
8. Tanto los vehículos, camiones, buses, automóviles, motos, bicicletas, como los peatones, tienen derecho a coexistir en la calle, derecho que trasciende al disfrute si la cortesía hace presencia.
9. Integrantes importantes de la sociedad como niños, ancianos, mujeres gestantes y personas discapacitadas deben ser acogidas por todo el sistema de movilidad con paciencia y respeto; las autoridades tienen la obligación de velar por ello.
10. Aumentar los espacios verdes en la ciudad, pues son sinónimo de aire sano y bienestar ciudadano, además son elementos determinantes del sistema de movilidad en términos físicos, ambientales, sociales y culturales.​​​
Última modificación: 06/04/2017 18:05