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Economía solidaria

Juliana Londoño Noreña

Nunca había sido tan beneficioso conocer el vecindario. Gracias a Bancuadra se otorgan créditos grupales con una tasa minúscula de 0,91% basándose en la confianza entre vecinos, sin estudios crediticios ni consultas en data crédito, mejor aún, sin las extorsiones ni amenazas típicas del paga diario que gobiernan la ciudad de Medellín.

Pero, ¿cómo funciona Bancuadra y qué tiene que ver el vecino?

Es quincena y Rocío teme. Un hombre motorizado la visita en su lugar de trabajo para recoger su tarjeta débito. El hombre va al cajero más cercano, retira todo el pago y le deja treinta mil pesos para que sobreviva. Pero Rocío no denuncia, ya está acostumbrada, es el “gota a gota” cobrando el dinero que le presta rápido.

Manrique Central, jueves, 10:00 a.m., Viviana recibe en su casa a Yulieth, a Carolina y a Flor, “las Chicas de la 43”, nombre que figura en el préstamo de $1’500.000 que adquirieron con Bancuadra del cual se enteraron por el volante que acompañó una cuenta de servicios.

Bancuadra, “el banco más cercano”, es un proyecto líder de la Alcaldía de Medellín. Fue creado en el 2016 al comienzo de la administración de Federico Gutiérrez cuando se identificó la necesidad de combatir la ilegalidad del “paga diario”. La ciudad participó en el “Major’s Challenge” versión Latinoamérica, un reto auspiciado por Bloomberg Philantrophies (organización que financia y apoya planes de ciudad), el cual consiste en premiar a ciudades con el capital necesario para llevar a cabo su propuesta de proyecto creativo con impacto social. Medellín quedó entre las cinco finalistas llevándose un millón de dólares para desarrollar su iniciativa.

Además del crédito, el proyecto incluye acompañamiento y formación. Tatiana, asesora de Bancuadra y responsable del “las chicas de la 43”, las estuvo visitando durante un mes para explicarles el funcionamiento del crédito antes de empezar. Ahora están en la primera de las doce nuevas reuniones para llevar el control del préstamo y educarse en manejo financiero tratando temas como: endeudamiento, importancia del trabajo grupal, roles de control, entre otros. A cada una se le hizo un préstamo de $300.000 pesos, semanalmente pagan una cuota de $30.000 pesos de los cuales $12.000 van al fondo común que sirve para la compra de materiales como carpetas y marcadores, para pagar gastos de transporte del grupo y para financiar una integración mensual de diversión. Asimismo, promoviendo el pago grupal, deben realizar un ahorro del 10% de la cuota, ya que si alguna incumple con su respectiva parte, se hace uso de la reserva colectiva para solventar moras de forma que no se atrasen y puedan continuar en el proyecto. De igual manera, por pertenecer a Bancuadra, se les brinda la posibilidad de afiliarse a un seguro exequial y estar protegidas en caso de fallecimiento del titular.

Esta nueva modalidad de préstamos solidarios requiere por lo menos cinco personas mayores de edad que residan en la ciudad o en sus cinco corregimientos. El crédito se da por tres meses y puede ser mínimo de 50.000 pesos y máximo de 2,5 SMMLV por persona. Pasados los 90 días, si hubo un pago adecuado y desean continuar, el monto prestado puede aumentar gradualmente. Deben asistir semanalmente a reuniones de una hora y media donde se llenan actas, se recogen cuotas y se da el tema de capacitación correspondiente. Además, tienen tareas como elaborar de un plan de inversión.

Es todo un programa financiero que desde hace tres años ha conformado 1773 redes y ha otorgado 11.023 créditos, informa Verónica Montoya, actual Directora del Banco de los Pobres, programa de la Alcaldía de Medellín al que pertenece el proyecto.

Como explica Liliana Galeano, coordinadora del proyecto: “El paga diario puede ser tanto una señora ya pensionada o prestamistas que pertenecen a bandas criminales. Una persona que utiliza Bancuadra está comenzando a entender cuál es la opción más viable a largo plazo, para tener criterio y reconocer las consecuencias negativas de la financiación ilegal, como lo son intereses superiores a la tasa de usura, presión y métodos de cobro violentos”. Para la Alcaldía, la educación es la esencia para tomar decisiones financieras que mejoren su calidad de vida.

Ese desconocimiento expresado se evidencia en las personas que todavía prefieren al Pagadiario porque “es plata en mano” a pesar de tener que pagar tasas de hasta del 20% semanal. Para evitar esto, el proyecto tiene un gran reto y es desvirtuar este sistema. Es decir, educar al ciudadano para que comprenda que esa modalidad de préstamo le está haciendo un mal a sus finanzas y a su seguridad y que la Alcaldía de Medellín cuenta con diferentes opciones para cubrir sus necesidades de financiación. Opciones privilegiadas que apoyan la creación de unidades productivas, como negocios de confecciones y el pago de gastos comunes, como mensualidades de educación, la cuenta de servicios, entre otras cuestiones.

Con el préstamo Viviana comprará nueva mercancía para su negocio, Yulieth materia prima para bisutería y Carolina y Flor telas para confecciones. Como dice Viviana “lo que más valoro es el acompañamiento al crédito”, aunque resalta que faltan muchas personas por conocer el proyecto.

Puede que la información aún no haya llegado a todos los hogares de Medellín o que a las personas que no pertenezcan al perfil de usuarios de estratos uno, dos y tres no les interese. Sin embargo, este proyecto posee algo especial, habla de innovación social, de economía solidaria donde una comunidad con una misma necesidad se reparte un mismo recurso. Alejandro de Bedout, ex director del Banco de los Pobres y actual secretario de la Juventud, resalta que la innovación no es solo tecnológica “no es solo Rappi y Apple”, existe emprendimiento comunitario inspirado en otros países.

Y así como el concurso de “Mayor’s Challenge” invita a las ciudades a crear proyectos de innovación social, ideas como Bancuadra invitan a sus ciudadanos a reflexionar, especialmente a los jóvenes que están buscando en qué incursionar. Para ellos la Secretaría de la Juventud, única en el país, tiene espacios especiales esperando una respuesta de las aproximadamente 600.000 personas entre 14-28 años que habitan en la ciudad y sus alrededores. Uno de ellos es Sello Joven que promete otorgar cinco millones de pesos y la formación necesaria a proyectos juveniles en Medellín. Este último y Bancuadra son ejemplo de las alternativas de apoyo que muchas veces, por desconocimiento, no son aprovechadas y pueden significar un cambio de circunstancias de vida, como que Rocío ya no tema y que las “Chicas de la 43” crezcan sus negocios.