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León Cardona: un compositor de largo aliento - Edición 204

Mateo Orrego López
morrego7@eafit.edu.co

Leonel Cardona García es uno de los compositores más importantes para la música colombiana. Su amplia obra, que va desde bambucos hasta joropos, es reconocida tanto nacional como internacionalmente.  

El maestro León Cardona es un hombre de 90 años, calvo, su rostro muestra las arrugas de su edad, tiene un bozo de canas y en sus dos orejas lo acompañan siempre los audífonos que le ayudan a escuchar claramente tanto la gente que le habla como la música que le gusta. 

Vive en Medellín, en una casa grande y bien iluminada; su estudio está ubicado en la última habitación de la casa, es como una pequeña sala donde hay una mesa repleta de libros y partituras sin ningún orden aparente, al lado un equipo de sonido, un pequeño sofá rojo y el escritorio en el que el maestro se sienta a componer. 

En este espacio León Cardona, junto a su hija Gloria Beatriz, recibe siempre,  amablemente, a todas aquellas personas que lo buscan: músicos, reporteros, amigos; y cuenta con alegría las historias de las que se va acordando mientras conversa. 

Maestro, ¿está trabajando en algo actualmente? 

“Hombre vea, llevo 80 páginas de un score para cinco saxofones. Es una fantasía sobre unos 16 o 18 temas míos, de los conocidos. Me lo encargaron y me gustó la idea de tener juntas todas esas melodías; lo titulé ‘Fantasía Inolvidable’”. Responde levantando un montón de partituras escritas a mano. 

León Cardona cuenta que a su edad, conserva una rutina de trabajo que, según él, es lo que le permite tener su mente todavía lúcida. Se despierta todos los días más o menos a las siete y media, se ducha, se afeita, desayuna y queda listo para sentarse a componer a las ocho. Trabaja hasta las doce del mediodía, descansa una hora y almuerza siempre a la una. Dice que no le puede faltar la siesta después del almuerzo y cuando se despierta, a veces, sale a caminar acompañado de su hija. Al regresar, a eso de las cuatro de la tarde, se vuelve a sentar a componer. Trata de trabajar ocho horas diarias, “sería lo ideal” dice, a veces lo logra, otras no. 

“Yo ya escribo sin auxilio de ningún instrumento, yo veo las notas y oigo como suena eso; inclusive así me da pa’ trasnocharme a veces. Cuando tengo algún problema, un pasaje que no me gusta, entonces empiezo por la noche a ver las partituras y a ver cómo las puedo cambiar, cómo hago otra alternativa y no duermo”. Dice que ese ritmo de trabajo es lo que le ha permitido mantenerse bien, eso y la visita mensual que tiene que hacerle a los especialistas que se encargan de su salud: el neurólogo, el cardiólogo y el endocrinólogo. “Ellos son los que me tienen así de bien” dice mientras se ríe.

Y es que el historial médico del maestro León muestra que todavía le queda mucho por hacer, pues ha sufrido cuatro infartos y de todos se ha recuperado casi ileso. “El cuarto infarto me dio hace veinte años estando en cuidados intensivos en la clínica cardiovascular, todavía convaleciente del tercero, entonces me tuvieron que hacer una operación a corazón abierto que duró 7 horas. Eso me afectó, me dejó con esta tembladera por falta de oxígeno en el cerebro.” Fue precisamente esa tembladera, como él la llama, la que lo obligó a dejar de tocar la guitarra, el instrumento que había tocado toda la vida. Pero ni siquiera eso pudo alejarlo de su pasión por componer. 

Maestro, ¿qué opina de la música colombiana que se hace hoy? 

Para contestar esta pregunta, León primero dice, con orgullo y con una sonrisa, que él se atribuye la culpa de que la juventud se interesara por la música colombiana por los años 60, porque antes los jóvenes no querían saber nada de eso, y complementa:

“Hoy en día hay maravillas de trabajos, como también hay porquerías, por qué, pues porque hay mucha gente joven que cree que innovar es hacer algo bien raro aunque no tenga ninguna belleza, ningún interés técnico musical. Hay gente que hace eso, pero son muy escasos, la mayoría hace trabajos magníficos y yo me atribuyo parte de la culpa, eso es para mí muy importante”.

Ha sido justo esa labor de hacer interesar a la juventud por la música la que ha hecho que en la ciudad de Medellín, en los últimos meses, se hayan realizado una serie de homenajes a la vida musical del maestro León Cardona.

Maestro, ¿cómo se sintió con todos los homenajes que le han hecho últimamente? 

“Fueron como de 20 homenajes, yo ya estaba muy cansado, pero fueron maravillosos todos. Recuerdo mucho uno de ellos, que fue en la universidad de Antioquia con la banda sinfónica y vinieron banditas de varios pueblos a reforzar la banda y eso sonó divino. Tocaron los arreglos míos que publicó la universidad de Antioquia, doce temas tocaron y estuvo muy bonito.”

Maestro y usted ¿qué consejo le daría a los jóvenes que se interesan por la música hoy?

“Que todos los días aprendan algo y que todo por bueno que sea puede ser mejor y entre paréntesis, todo por malo que sea puede ser peor.”

León Cardona ha compuesto y arreglado entre 180 y 200 obras a lo largo de su vida como compositor, desde bambucos y pasillos pasando por joropos hasta foxtrots. Sus obras han sido interpretadas por ensambles como Recoveco, Gurrufío, Guafa Trío o el grupo Seresta; y no solo en Colombia, sino también en otros países del mundo.